Ambiente petrolero y de los otros

Francisco Sánchez *


Una política ambiental con mayúscula y consensuada entre ambas jurisdicciones, que genere el menor impacto posible de cada actividad, debiera ser el norte.


Vaca Muerta está siendo escenario de estériles altercados entre funcionarios del gobierno nacional y el de Neuquén. Hemos asistido en las últimas semanas a un triste cruce mediático entre “responsables” del cuidado de nuestro ambiente, que ha derivado en un pedido de informes desde el Congreso de la Nación.

Juan Cabandié, ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, sorprendió con sus declaraciones: “Las petroleras actúan con total impunidad en Vaca Muerta; existen alarmantes niveles de contaminación, de napas freáticas, el ambiente y el aire. Es inconcebible lo que está pasando y esperemos que tomen cartas en el asunto”. Con la temeridad propia del desconocimiento, la irresponsabilidad o la lejanía en la toma de decisiones.

Por otra parte, resulta por demás contradictorio que el mismo Poder Ejecutivo Nacional, que promueve y beneficia una industria como la petrogasífera mediante la reciente sanción del decreto que fija un precio sostén al crudo o Barril Criollo, a su vez ataca a las empresas hidrocarburíferas por un funcionario del riñón del mismo gobierno.

Sus denuncias dispararon una suerte de fuego cruzado entre facciones separadas por la grieta del ecosistema. El primero en responder a la liviandad de las afirmaciones de Cabandié luego de su primera visita a los yacimientos, fue el Secretario de Desarrollo Territorial y Ambiente neuquino, Jorge Lara: “No creo que sepa qué es Vaca Muerta”. Lo acusó de no estar informado y haber hecho un planteo “mediático”.

Entredichos que nacen de las manifestaciones, sin respaldo técnico, pruebas o detalles, que más que del ministro nacional de esa cartera -que hubiera detallado el alcance de la auditoría a la que hace referencia y mostrado el informe respectivo-, parecieran provenir de un activista de Greenpeace por un lado y la respuesta del abogado de las petroleras por la otra parte. De hecho, esta ONG salió a respaldar al ministro mientras que las empresas mantuvieron su clásico y cómplice silencio ante tan severas acusaciones.

La información mencionada debiera estar a disposición de quien quiera consultarla, en base a lo establecido en la Ley Nacional Nº 25831 de “Régimen de libre acceso a la información pública ambiental”, pero no hubo denuncias ni actuaciones administrativas por parte de Cabandié. El fiscal de Delitos Ambientales de Neuquén, Maximiliano Breide Obeid, sostuvo que no existió ninguna presentación judicial tras sus declaraciones.

Prontamente tomó cartas en el asunto la tríada de las legisladoras nacionales neuquinas de la familia Sapag: Alma Sapag (MPN) cruzó al ministro recordándole que el control ambiental es de jurisdicción provincial; del otro lado de la fisura ambiental la senadora Silvia Sapag (Frente de Todos) felicitó efusivamente al ministro Cabandié por su proceder, y la senadora Lucila Crexell Sapag (Juntos por el Cambio) señaló que es muy liviano hacer denuncias sin rigurosidad.

Asombra la ligereza de las declaraciones del ministro cuando menciona que las empresas actúan con total impunidad en Vaca Muerta, ya que tanto el gobierno provincial como el nacional son los encargados de controlar y velar por un ambiente sano para sus ciudadanos de acuerdo al artículo 41 de nuestra Constitución. Esto podría implicar una falsedad o generalización inadecuada en dichas afirmaciones, o una inacción e incumplimiento de la labor de las autoridades en sus funciones de contralor y poder de policía, o lo que es más grave, sugerir una complicidad en el actuar de los funcionarios. Una aclaración sobre este punto resultará esclarecedora.

En general los argentinos actuamos frente al impacto ambiental como Nimbys, siglas inglesas que significan “Not In My Back Yard” (no en mi patio trasero). Es decir, la oposición de los ciudadanos sólo cuando un problema les afecta directamente. Es por ello que probablemente el tema no haya tenido mayor repercusión a nivel nacional.

¿Será este el debate que nos debemos? No nos merecemos este ambiente enrarecido y viciado por este tipo de posturas lacradas. No pareciera ser la agenda, ni el estilo ni la forma, ni pareciera ser el dilema que pretendemos resolver en pos de la preservación de nuestro entorno.

Una gestión implementada como fruto de una política ambiental con mayúscula y consensuada entre ambas jurisdicciones, que genere el menor impacto posible de cada actividad, debiera ser el norte. Con la colaboración que nos provee la ciencia, la tecnología, la eficiencia y los avances que se van logrando en disminuir la huella, así como la trasparencia y la publicidad en los procesos, la comunicación de los controles son herramientas que disponemos para lograr una mejora continua en el cuidado del hábitat.

Cabandié dice actuar inspirado en la encíclica Laudato si´ del papa Francisco, carta magna ética y ecológica a nivel universal. Ojalá retome esa dirección. El reciente pasado 5 de junio celebramos el Día internacional del Ambiente. Mientras tanto, en Vaca Muerta con estas confrontaciones de barricada, no hay mucho que festejar.

* Diputado nacional de Neuquén por Juntos por el Cambio


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