Amigas: de «Al borde» a «Sex and The city», una relación entre pantallas y libros

El estreno en Netflix de la inteligente comedia “Al borde”, producida por la actriz Julie Delpy, sobre cuatro amigas en la crisis de la mediana edad, se suma a un fenómeno siempre vigente, que analizan el psicoanalista Luciano Luterau y la escritora Ángeles Pradelli.

Estrenos de series como “Al borde”, creada y protagonizada por la actriz francesa Julie Delpy, sobre cuatro amigas en la crisis de la mediana edad, o la inminente continuidad de Sex and The City, con las protagonistas ahora en sus 50, dan cuenta de un fenómeno en auge entre las ficciones, ya sean literarias o audiovisuales: el abordaje de los lazos afectivos entre pares, y especialmente entre mujeres, ya no solo como correlato de una sociedad deconstruida sino también, como el paradigma de un vínculo que se hace cada vez más fuerte ante la extinción del núcleo conyugal.

“Fueron felices para siempre”, “Y comieron perdices” o “Sí, acepto” son frases que hace rato quedaron de color sepia en el universo de la ficción pero tampoco indagaremos aquí en los relatos de aquellas amistades de dos, esa hermandad que han trazado desde Thelma y Louise hasta el Principito y el zorro, o en la vida real personajes como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

Son muchísimos los libros que han abordado la amistad entre dos personas pero hoy los creativos de todas las disciplinas parecen haber puesto la mira en desgranar universos colectivos, los grupos, las amistades, en plural, y muy especialmente en grupos de mujeres, aunque en todos los casos se puede hablar de ese vínculo definido como “la familia que cada uno elige”.
Si de amigas se trata, se podría invocar “Sex and the city”, libro primero, serie y películas después, que durante seis años revolucionó la televisión para hablar sobre mujeres pero principalmente sobre sexo. Y zapatos.

“Sex and The City” fue pionera en un fenómeno que ahora regresará para explorar la amistad a los 50 (y sin Samanta, que se enojó)


Su afición a la moda no le impidió tocar temas tabú hasta entonces en la sociedad, en lo que a mujeres y sexualidad respecta. Y probablemente no haya mejor contexto para el regreso –anunciado por HBO para antes que termine el 2021- ya que esta vez -anticipan-, abordará la amistad a los 50.


“Pase lo que pase, siempre nos hemos apoyado y siempre lo haremos”, dice una emocionada Yasmin a su grupo de amigas en los 40, una de las protagonistas de “Al borde” (On the Verge), recién estrenada en Netflix, una creación de Julie Delpy (para muchos, la actriz de la saga “Antes del amanecer”).

Las cuatro amigas de «Al borde»


Una temporada de doce episodios que se adentra en la vida de estas cuatro protagonistas, desde el plano de la comedia, y que hace foco en la sororidad y también en la fortaleza de las mujeres, como se muestra en la presentación de cada episodio: fragmentos de fotografías, pinturas, ilustraciones, de grandes mujeres, anónimas o no, y de todas las latitudes, lo que incluye -aquí el dato de color- una famosa imagen de la argentina Eva Perón.


Para el psicoanalista y escritor Luciano Lutereau no es extraño que haya cada vez más ficciones abocadas a los grupos de amigos o amigas: “La amistad en la sociedad se reflota mucho a nivel cultural en un contexto que es el de la decadencia de la sociedad matrimonial. El matrimonio ya dejó de ser el principal vínculo o la relación social que aseguraba simbólicamente el pasaje a la adultez”, dice.
“No solo cae el paradigma matrimonial sino que también se prolonga la adolescencia. Con la segregación progresiva de la pareja, cobra un relieve mucho mayor la amistad y ahí el desafío es la tensión entre los modelos de la amistad”, anticipa el autor de “El fin de la masculinidad”, sobre la diversidad que se abre en la vida real para las personas y, claro, en la ficción para los escritores.


Para este psicoanalista y doctor en Filosofía, “hay, por un lado, una tensión entre la madurez de la amistad o la prolongación de la amistad juvenil, fuertemente identificatoria, horizontal y transitiva. De hecho, históricamente uno se separaba de su grupo de pares para formar una pareja. Y la tensión con modelos de amistad mucho más maduros, que se preguntan o reflexionan cómo pensar la amistad desde la madurez y ahí yo creo que el feminismo introdujo ideas sumamente interesantes a la hora de pensar lo colectivo”.


Por otra parte, el autor de “Miserias hipermodernas” hace alusión a “la tensión que hay dentro del grupo de varones; la amistad ‘a lo viril’, fuertemente encubridora, fuertemente restrictiva, donde se juega el famoso ‘fuimos todos’, el pacto de silencio”, que hace rato la sociedad ya no mira con buenos ojos, “o una amistad que rompa con ese criterio del círculo de confidencialidad y que se base más bien en la interpelación: el amigo como una autoridad ética”, señala.

La caída de viejos paradigmas, el foco sobre nuevos vínculos y otras relaciones que se colocan en un lugar fundamental comienzan a abrirse paso en la vida real como en la ficción, y se despliega así un inmenso abanico de opciones en las que hurgar: por caso, si bien la novela “La hija única” de la mexicana Guadalupe Nettel hacer foco en la maternidad, no se pueden ignorar los vínculos que relata, las redes de solidaridad femenina y los lazos que se tejen entre amigas mujeres.
¿Se podría pensar que en la actualidad el grupo de amigos es la relación modélica que habría que alcanzar, como lo fue antiguamente el matrimonio?
“Sí, totalmente”, sostiene Lutereau.
“Pero los vínculos de amistad también implican malestar y es preciso no olvidarlo. Porque pensar al amigo como una opción superadora de la pareja es también un modo de negar su diferencia; hoy se le pide a la amistad que nos cure o cuide de los fracasos amorosos. Como si las amistades no fracasaran también”, observa.

Una zona misteriosa


Si de vínculos amistosos entre mujeres se trata habría que considerar como pionera la novela “Amigas mías” de la escritora y profesora en Letras Ángela Pradelli, que ya en 2002 se animó a desmenuzar el universo femenino de cuatro mujeres desde su infancia hasta la adultez, lejos de una literatura que por ese entonces estaba de moda; la chik lit (literatura para chicas), estaba dirigida a mujeres jóvenes, solteras, trabajadoras, independientes y en escenarios urbanos, coletazos del suceso que fue “El diario de Bridget Jones”.
“Siempre hay mucha riqueza en el campo de la amistad. No es raro que la ficción escriba sobre ella”, dice Pradelli mientras agrega que “hay que tener en cuenta que la amistad es un vínculo muy primario en nuestras vidas, un vínculo que empezamos a experimentar en la infancia”.


Según la autora de “Turdera” y “El sol detrás del limonero”, la amistad “es uno de los vínculos sagrados. Suelen ser intensas en muchos sentidos. Pero, qué nos lleva a amar a algunas personas, cómo hacemos para conservar algunas de esas relaciones durante mucho tiempo. No siempre podemos explicarnos ese vínculo, hay una zona de misterio en la que se disuelven las explicaciones y las lógicas”.


Tal vez, tan solo el intento de explicar ese vínculo -sabiendo que será imposible lograrlo- y que para algunos es sagrado, mágico o indispensable, es lo que captura cada vez más la atención de los escritores que cada vez más buscan navegar el misterio que sostiene a los grupos de amigos y amigas.
Las diferentes historias de “Amigas mías”, según Pradelli, “nacen en esa fuerza casi inexplicable. Los personajes viven situaciones que sólo ellas, las amigas, pueden comprender en su totalidad”.


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