Falleció Amos Oz, una voz firme contra los fanatismos

El escritor israelí tenía los 79 años y murió tras padecer un cáncer. Fue uno de los críticos más férreos a la ocupación de Palestina por parte de Israel. Premiado con el “Princesa de Asturias” a las Letras en 2007, entre otros tantos prestigiosos galardones, fue un activista contra los extremismos religiosos.

Amos Oz, fallecido este viernes de cáncer a los 79 años, fue un aclamado novelista israelí que alzó su voz contra los fanatismos religiosos, una lucha que quedó plasmada en su novela autobiográfica “Una historia de amor y oscuridad”, que se convirtió en un bestseller mundial.

Su hija, Fania Oz-Salzberger, informó en la red Twitter que su padre murió como consecuencia de un cáncer, y expresó su agradecimiento “a quienes lo quisieron”.

Aunque su prosa prolífica ha sido celebrada en todo el mundo, Oz ganó notoriedad también como activista, al ser uno de los críticos más férreos a la ocupación de Israel de territorios palestinos tras la Guerra de los Seis Días, en 1967.

En los últimos años, Oz se pronunció abiertamente contra las políticas del primer ministro Benjamin Netanyahu, rehuyendo a un cargo oficial en el exterior en protesta por lo que consideró un “creciente extremismo” de su gobierno.

Fue percibido como la conciencia de una nación, halago que también le costó críticas constantes por parte de la ultraderecha israelí, sobre todo cuando tuvo iniciativas como aquella de 2011, cuando le envió un manuscrito de sus memorias al político palestino Marwan Barghuthi.

Aunque fue coherente en el principio de que debe ser creado un Estado palestino, Oz también criticó en duros términos a quienes prometen la destrucción de Israel y sobre todo condenó todas las gamas de fanatismo religioso.

Tampoco demostró mucha paciencia con los expertos occidentales, que asumían “que los israelíes y palestinos tienen que conocerse mejor” para resolver el conflicto de Oriente Medio.

“Esto tiene que resolverse mediante un compromiso que va a ser doloroso y no tomando café juntos”, dijo a Paris Review en una entrevista en 1996.

“Ríos de café tomados juntos, borrachos no van a extinguir la tragedia de dos pueblos mirando el mismo pequeño país como el propio y como su único hogar. Es necesario dividirlo. Necesitamos arreglar un compromiso mutuo que sea aceptable”, dijo.

En 1978, Oz cofundó el movimiento Paz Ahora, que fue la primera iniciativa en Israel contra los asentamientos y en 1990 dejó el Partido Laborista para integrar la formación izquierdista Meretz.

Natalie Portman adaptó al cine el libro de Oz “Una historia de amor y oscuridad”, película en la cual debutó como directora.

Del Kibutz a la fama

Nacido en Jerusalén con el nombre de Amos Klausner en 1939, fue el hijo único de una pareja que emigró de Rusia y Polonia en los tiempos previos a la fundación de Israel.

Su niñez austera en Jerusalén, los últimos años del mandato británico en Palestina, la sombra del Holocausto y la continua amenaza de la guerra en una tierra reclamada por dos pueblos fueron los temas centrales de su obra.

Su niñez y la relación con los británicos quedó plasmada en “Una pantera en el sótano” y el suicidio de su madre es el hilo argumental de sus desgarradoras memorias, “Una historia de amor y oscuridad”, que ha vendido más de un millón de ejemplares y fue adaptado al cine por la actriz israelo-estadounidense de Hollywood Natalie Portman.

El fantasma de su madre también toma forma en “Mi querido Mijáil” (1968), una de sus primeras novelas, mientras su visión política del conflicto queda en evidencia en “Fima” (1991).

“¿Qué es autobiográfico y qué es ficción en mis relatos? Todo es autobiográfico: si alguna vez escribiera una historia de amor entre la madre Teresa y Alba Eban, por supuesto sería autobiográfica, aunque no es una confesión”, dijo en una entrevista.

Buscando un respiro de su situación familiar tras la muerte de su madre, el escritor dejó Jerusalén y se fue a vivir a un Kibutz, donde permaneció durante 25 años. Allí decidió cambiar su apellido a Oz, de una raíz más hebrea que simboliza la fuerza y la valentía.

En el kibutz desarrolló el inicio de su literatura, enfocada en la vida cotidiana y las tribulaciones familiares.

“Mi trabajo es la comedia sobre familias infelices, no una tragedia”, dijo.

Oz recibió muchos premios durante su carrera, incluyendo el Premio Nacional de Literatura de Israel en 1998.


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