Análisis: la hora del ajuste

Argentina negocia con el FMI. El camino elegido tendrá un alto costo político para el presidente Macri, cuya decisión marca la dimensión de la crisis nacional.

No pasó un mes desde la visita a Buenos Aires de Christine Lagarde. Se reunió con todos. El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne la invitó a cenar a su casa, encuentro que trascendió porque la cuenta la pagó el Estado. La directora del FMI hizo entonces una encendida defensa del camino gradualista tomado por el gobierno para bajar el déficit. No está claro que esa defensa continúe en pie con un pedido de asistencia del Fondo.

El presidente anunció hoy que el gobierno inició contactos con Lagarde para conseguir una línea de apoyo financiero que permita a la Argentina hacer frente a la corrida contra el peso. La decisión se conoció en momentos en que dólar retomaba su tendencia a la suba, un peso más caro. Y un día después de múltiples, y en algún caso multitudinarias, reuniones de la coalición oficialista sobre la estrategia a seguir en caso de una nueva escalada del dólar. De ninguno de esos encuentros surgió que el gobierno estuviera negociando un acuerdo con el Fondo.

Cambiemos deberá enfrentar mañana en el Congreso una sesión empujada por la oposición para bloquear la suba en la tarifas. La coalición de Macri no imaginaba entrar al recinto con este menú.

Como reconoció el presidente, las condiciones para el financiamiento externo de la Argentina empeoraron. El crédito que necesita para mantener el programa económico se encareció y los organismos multilaterales podrían ser una opción.

Lee también: Argentina negocia con el FMI: “Buscamos financiamiento preventivo”, dijo Dujovne

Aún se desconoce el plan que se negocia con el Fondo, pero es seguro que tendrá condiciones. Las decisiones en el FMI no son privativas de su director gerente. En el último panorama mundial, conocido en abril, el organismo elevó las perspectivas de inflación y bajó las de crecimiento para la Argentina. Además, advirtió sobre la necesidad de acelerar el ritmo del ajuste. “En la Argentina es necesaria una orientación restrictiva de la política monetaria a fin de mantener ancladas las expectativas (…) Habrá que aplicar nuevos recortes al gasto primario para alcanzar los objetivos de déficit primario una reducción gradual de los impuestos altos y distorsivos”, dice ese informe.

En la Argentina, la negociación de un acuerdo con el Fondo -el primero después casi 15 años- implica un alto costo político para el presidente. Que Macri se haya inclinado por esta decisión habla de la dimensión de la crisis.


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