Andrea, la entrenadora que agita pasiones en las canchas del Club Noroeste

El miércoles es el aniversario de la ciudad de Roca y nos encuentra transitando el segundo año de pandemia. Por eso, homenajeamos a los roquenses que fueron pilares en esta etapa. Una de ellas es Andrea Rapiman, referente del club deportivo Noroeste.
 

Cae la tarde en La Bombonerita de Noroeste. En el club barrial se mantiene el movimiento habitual de chicos y chicas por las canchas. El viento hizo estragos y generó inconvenientes el jueves pasado y por ese motivo fueron suspendidas todas las actividades en el predio.

El viernes la pelota volvió a rodar por las canchas en Noroeste. El viento hizo de las suyas en la zona norte de la ciudad, algunos focos que iluminan las canchas sufrieron las consecuencias del temporal y las piedras quedaron al descubierto con la arena amontonada en los laterales.

Las prácticas se reanudan bajo estrictos protocolos y con una entidad que está recuperando su fisonomía habitual. Durante un tiempo el club sufrió las consecuencias de la pandemia de coronavirus y tuvo que permanecer cerrado por la cuarentena decretada.

El fútbol mixto es una de las actividades que convoca en las canchas de Noroeste. Foto: Andrés Maripe

Los niños y niñas se alejaron de la pelota y de los entrenadores por un tiempo. El contacto quedó reducido a través de las redes sociales o grupos. A varios les costó retomar la actividad cuando se levantaron las restricciones y los clubes volvieron a cierta normalidad dentro del contexto actual.

El fútbol femenino encontró su espacio en Noroeste y no se detiene sigue creciendo en esta nueva etapa.

El club barrial sufrió las consecuencias de la pandemia y de a poco la situación tiende a mejorar. Las actividades vuelven y el fútbol femenino está en crecimiento. Andrea Rapiman cuenta cómo es practicar la disciplina en el contexto actual.

“Nos organizamos para comenzar a trabajar en octubre con unas pocas nenas. Nos habían autorizado para trabajar con diez y durante 50 minutos. Ellas tenían ganas de volver porque durante la cuarentena el contacto era por el grupo de whatsapp. Les dábamos consignas para hacer, algunas se enganchaban y otras no tanto porque no podían hacerlas por distintos motivos”, contó la referente del fútbol femenino.

En pandemia la entidad sufrió las consecuencias del aislamiento y la vuelta se dio en forma paulatina. “En el club se preocuparon mucho por los protocolos para que se respeten. Algunas nenas volvieron, otras dejaron y las más grandes se fueron a jugar la Liga Confluencia. Hubo casos que dejaron porque no se animaron a volver y a otras les afectó el aislamiento. Les costó salir de sus casas y los padres las traían para que empiecen una actividad y no estar encerradas”, sostuvo.

En la entidad hay interés por el fútbol femenino y se nota en la convocatoria que genera. “Por lo general hacemos encuentros con otros clubes. Somos uno de los pocos clubes que tiene categorías menores. Hicimos con Mainqué y Neuquén. Hacemos encuentros con Deportivo Roca con las jugadoras que no participan en la Confluencia. Ahora vamos a participar de la Liga Municipal con varias categorías”, aseguró.

Datos

50
chicas de 5 a 15 años participan del fútbol femenino en Noroeste, también se suman de 17.
250
niños y niñas de distintas edades se congregan todos los días en el club Noroeste.

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“Más espacios deportivos y plazas en los barrios. Hablo de espacios acondicionados para que las personas puedan practicar una actividad. Hay muchas canchas de fútbol pero no están en buenas condiciones”, expresó Andrea.

“También ampliar lugares donde las personas puedan ir a recrearse y hacer actividades deportivas. Por ejemplo las plazas que están más cerca del centro que tienen aparatos para hacer ejercicios, estaría bueno que también estuvieran en los barrios”, dijo.

Por su actividad profesional sueña con una ciudad que brinde más oportunidades de inclusión.

“Una ciudad más inclusiva es mi deseo. Me refiero al tema de las rampas y veredas. Soy acompañante terapéutica y acompaño a un chico que se moviliza en silla de ruedas y no puede andar por las veredas, le cuesta subirlas porque las rampas están muy altas y las calles rotas en algunos casos. Ningún colectivo urbano tiene un acceso para que las personas con sillas puedan subir. Sería como espacios más acondicionados para todos y no solo para las personas que no tienen ninguna discapacidad visible o física”.


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