Aniversario de San Patricio del Chañar: Fruticultura y vinos de calidad

Dos motores de la economía de San Patricio del Chañar que ayudaron a forjar el presente de la localidad. Un lugar que quiere estar en la agenda gastronómica regional durante todo el año.

San Patricio del Chañar crece entre frutales y ahora también entre cigüeñas por la actividad hidrocarburífera. Uno de sus estandartes característicos y que tiene ya destino internacional son los vinos de excelente calidad en sus cinco bodegas más reconocidas, que a la vez son un atractivo turístico. Pero también conforman la radiografía productiva frutales de pepita, carozo y cerezas.

“Chañar hoy es fuerte por su calidad de manzana, con variedades que se han mejorado”, afirmó con firmeza Ariel Diomedi, vicepresidente de la Cámara de Productores de San Patricio del Chañar.

No obstante, señaló que la cantidad de chacras con los rojos y verdes característicos de las frutas de pepita se observan menos.

“El número varía cada año”, indicó y precisó que según los últimos registros hay alrededor de 30 productores de pepita y carozo en la localidad. Informó que hay en total de esas plantaciones 3.600 hectáreas. Aclaró que en esa superficie está incluido también las plantaciones que desarrollan empresas.

Diomedi dijo que en su caso tiene en producción pera y manzana, y carozo (durazno y pelones).

La vitivinicultura se afianzó en la zona y hoy funcionan cinco bodegas de renombre internacional.

“Con la falta de pelones en un lugar donde se fundó el pelón, como es El Chañar, estamos replantando variedades nuevas de pelones”, sostuvo.

Sumó que hay en la localidad productores que empezaron a incorporar frutos secos, como almendros, y que otros se han inclinado a la producción de pasturas.

Indicó que con la presencia cada vez más fuerte de la actividad petrolera “se ha perdido mano de obra y el costo para retener al obrero, por lo petrolero, ha llevado a otros números”.

En ese sentido marcó algo que se visualiza. “El obrero entre trabajar en la chacra y una empresa, elije entrar en una empresa”, marcó.

Ante este escenario dijo que se avanza en ver de qué formas con la cámara y el municipio “regenerar vínculos con los jóvenes”.

“Cada vez hay menos productores. Hay dos situaciones. El renuevo de productores (no hay productores jóvenes) y por una cuestión económica. Esto en carozo o pepita. Hay chacras que se han ido abandonando y empresas que las han comprado”, graficó.

También se piensa en vincular la actividad frutícola con la petrolera. “Se usa la misma ruta, el agua. Si el polo energético es hoy Vaca Muerta creo que estaría bueno trabajarlo junto con una actividad renovable como lo es la fruticultura, la ganadería, las pasturas, vitivinicultura. Hay que trabajar en conjunto para que eso no se lleven todo y que nosotros tengamos también nuestros beneficios”, sostuvo el productor.

Consultado sobre lo que fue la última cosecha, la marcó como compleja. “Fue con pandemia y para nosotros los costos son muy finitos, y hubo que hacer protocolos en chacra. Algunos alquilaron un container o edificaron. Para el raleo hubo que hisopar en Tucumán, lo mismo pasó en la cosecha y ese fue un costo que asumió el productor”, expuso.

Agregó que en el Chañar desde la Picada 8 a la 14 hubo una granizada en enero con 80% de daño. “Eso fue un gran problema económico. También hubo heladas antes”, dijo.

Los vinos en El Chañar son una marca registrada y se abrieron paso en el mercado exterior en Asia, Europa y gran parte de América.

“La proyección que hay es muy importante. La Patagonia cada año va ganando relevancia en cuanto a vino. Los de San Patricio del Chañar van ganando reputación y prestigio. En una industria hipercompetitiva como la del vino argentino, se logró posicionar de una manera muy exitosa en un período de tiempo corto ( 20 años) y hay en el país bodegas de más de 100 años”, marcó Julio Viola, socio de Bodega Malma e integrante de la familia Viola, que fue pionera de la actividad vitivinícola en la localidad.

“San Patricio del Chañar es el polo vitivinícola más importante de la Patagonia. Hay casi 2.000 hectáreas plantadas con un perfil de varietales y de plantación muy similares”.

dijo Julio Viola, director de Bodega Malma, una de las cinco con exportación.

Malma junto a Bodega Del Fin del Mundo, Bodega Familia Schroeder, Secreto Patagónico y Bodega Patritti (ahora en manos de Peñaflor) son los cinco establecimientos cuyos productos tienen destino internacional.

Sobre expectativas a futuro, las marcó como positivas, ya que empresas como Peñaflor, que es el principal exportador, “puso sus ojos este año en la localidad y tiene pensando hacer inversiones importantes”.

Caldos de nivel internacional nacen en San Patricio del Chañar.

Destacó que la localidad tiene condiciones óptimas para el cultivo de la vid, como “la amplitud térmica, el viento que es un aliado espectacular para prevenir enfermedades, la baja humedad relativa ambiente, las pocas precipitaciones, el sol”.

Dijo que son condiciones que brindan concentración de color, aromática y limpieza. “La sanidad tiene una correlación absoluta con la calidad final del producto”, remarcó el empresario.

Viola detalló que la actividad vitivinícola genera en la ciudad entre 500 y 1.000 puestos de trabajo, dependiendo del momento del año.

Describió que la Bodega Malma en vinos blancos tienen variedades Chardonnay y Sauvignon Blanc, y en tintos Pinot Noir, Malbec, Merlot y Cabernet Sauvignon.

Señaló que el establecimiento apunta “mucho a identificarse con el terruño, a hacer vinos con la mínima intervención y dejando que la naturaleza se exprese en su máximo potencial. Eso para nosotros hace vinos honestos, puros y que se identifican con el lugar donde estamos y que nosotros consideramos que es uno de los mejores terruños que hay en Argentina para elaborar vino de alta calidad”.

El Centro de Formación Profesional Agropecuaria N° 2 Puesto Chañar y la EPEA N° 3 son dos instituciones claves desde el punto de vista educativo para el desarrollo productivo de la zona.

En el Puesto 2 actualmente se dictan 10 cursos que reúnen unas 200 personas. Están enfocados en la elaboración de bebidas fermentadas (vino, cerveza, sidras) y lo que es la elaboración de conservas y deshidratado de frutas y verduras.

El otro eje es la formación del agricultor familiar, a través de los dispositivos de huerta orgánica, granja, invernaderos, cultivos alternativos y sistema de riego.

El municipio busca potenciar los pequeños emprendimientos gastronómicos.

Actualmente en las unidades productivas asisten más de 80 emprendedores.

“Desde el puesto de capacitación se está promocionando cultivos alternativos, otras actividades. Ya sea cultivo de hongos comestibles, cultivo de fruta fina, para diversificar la producción. También se trabaja la producción animal que es una alternativa interesante. Entre ellas se destaca, por ejemplo, la cría de aves, ya sea para carne como para huevo”, indicó Ariel Chara, coordinador del CFPA N 2.

Además insistió: “son cuestiones que hay que ir instalándolas de a poco desde la educación y con políticas para la producción para la diversificación”.

“Nosotros tenemos ya casi 30 años de historia. Cuando se empezó, el emergente era la desocupación y ahí se comenzó a formar a productores”.

Ariel Chara, coordinador del puesto de capacitación.

Todas estas iniciativas y capacitaciones sirven para consolidar una matriz productiva diversificada en la localidad, con una oferta abundante de alimentos naturales. Y es a partir de esta oferta que desde el municipio se piensa un circuito gastronómico motorizado por la industria vitivinícola, a la que se pueden agregar todos estos productos alternativos que terminan posicionando a San Patricio del Chañar como un gran proveedor de alimentos para la región.

“Uno ya está acostumbrado a la chacra. Lo palpé toda mi vida de mi viejo, que tuvo su primer chacra en Cervantes. Es parte de nuestra vida, de nuestra cultura. Este año me cayó piedra (granizo) y fue todo a industria. Y más allá de las malas uno le sigue apostando porque es lo que le gusta”, expresó Fernando Redondo, productor de San Patricio del Chañar.

Comentó que hace quince años trabaja en una empresa frutícola y diez que se hizo cargo de una chacra familiar.
El espacio productivo personal contó que es de 12 hectáreas, con frutas de carozo (durazno y melón), manzana y pera.
“Los trabajos se hacen de manera familiar y se contratan obreros cuando es la cosecha y en la poda”, expuso.

Huerta en casa, otro desarrollo muy arraigado en la localidad.

“Hoy vivo económicamente gracias a mi trabajo en la empresa”, confesó y explicó que es porque hay plantaciones de su chacra que todavía no entraron en producción.

La entidad de la cual es empleado se dedica a la venta de agroquímicos y tiene hectáreas con frutales.


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