Arte y parte

Así como en el ciudadano republicano se dan juntos el más ardiente idealismo con una excepcional agudeza de pensamiento y la disposición para la profunda investigación abstracta y crítica de los asuntos, con la frescura de la creación artística; del mismo modo, como persona, se combinan en él o ella la severidad de los principios morales con la viva sensibilidad por la belleza, en las cosas y el trato; la nobleza y la elevación del alma con la ternura del sentimiento; la pasión con el dominio de sí mismo; el entusiasmo con la calma filosófica; la gravedad con la mansedumbre; la magnanimidad con la benevolencia y la dignidad con la dulzura y la originalidad.

El cultivo de la belleza moral y rectitud de vida en el ciudadano republicano reclama, por sobre todas las cosas, que este carácter se trasunte verdaderamente en su obrar, que lleva, cargando su cruz, él mismo, a una perfección, una justicia y una armonía ejemplar.

En esta, y en todas las épocas, sea cultivada y celebrada la ciudadanía republicana. Sea cultivada en la plaza o al descampado, con un empeño, con una bravura y con un esmero que convoque y comprometa todo nuestro ser, para caminar en las sendas de la justicia y de la buena onda, para crear con belleza y solidaridad, sin dejarse contaminar por el desprecio y sin adormecerse en el comodismo.

Militante de la huestes de la paz, el amor y de la luz.

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481

Roca


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