Así se lo vio a Scioli en el debate

Un candidato tenso que buscó eludiar la vinculación con el kirchnerismo. Reforzó la estrategia del miedo.

#ARGENTINADEBATE

El candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, lució visiblemente tenso y apeló a la estrategia del “miedo” del electorado durante el debate con su rival de Cambiemos, Mauricio Macri, en el que buscó eludir su vinculación con el kirchnerismo y evitó responder sobre distintas posturas oficiales, además de exhibir poco apego a las reglas establecidas.

Como en el boxeo, Scioli fue a buscar la pelea desde el primer minuto con tono enfático y la apelación a las distintas advertencias de las que viene haciendo uso en la campaña respecto de una eventual devaluación de un gobierno de Cambiemos, por lo que contrapuso un “triángulo del regreso al pasado”, con el FMI y los fondos buitre en torno de Macri, a la tríada del “progreso” que representa su postulación, y que componen los “trabajadores, empresarios y el Estado”.

Nicolás Poggi

De saco abrochado y su habitual corbata celeste sobre una camisa blanca, con el pelo algo crecido y abultado sobre las orejas, el postulante oficialista se adelantó a su adversario en el inicio y le tendió la mano, para luego guiñar un ojo al auditorio y saludar con la V de la victoria, ubicado ya a la derecha de su rival.

Durante el intercambio, fue alterando la manera de dirigirse a su adversario, lo mismo que la postura: así como alternaba entre llamarlo “el candidato Macri”, “Macri” a secas o, por momentos, un más cercano “Mauricio”, del mismo modo se debatía entre mirarlo de costado o ponerse de frente a las cámaras para emitir su mensaje.

Aunque se recompuso después de cada descanso, no pudo evitar perder la compostura no sólo cuando debía responder preguntas que, de todas formas, ignoró abiertamente, sino cuando Macri le reprochó su aval a distintas definiciones del kirchnerismo: en esos casos asentía con resignación, más como acto reflejo que como conducta deliberada.

Por lo demás, el desempeño fue una ratificación de su estilo de comunicación: ensayó con nuevos conceptos su intento de desvinculación del kirchnerismo (”el Gobierno termina el 10 de diciembre”, le repetía a Macri), apeló a su habitual rictus de nerviosismo y exhibió, como novedad, poco apego a las reglas, al no respetar el tiempo determinado para responder ni esperar la autorización de los moderadores para iniciar su descargo.

Acaso haya habido un sinceramiento de la estrategia del “miedo” cuando, ante la impugnación de Macri por acusarlo de diagramar una “devaluación” en caso de llegar a la Casa Rosada, no pudo evitar una sonrisa cómplice que fue leída como una ratificación de ese recurso.

En sus distintas exposiciones, buscó empatía con los estudiantes, los trabajadores (a los que llamó “compañeros”), los científicos, la industria y las “familias” de la clase media, además de hablarle de “vos” a la audiencia, e introdujo una novedad: recordó el fallecimiento de su padre, José Osvaldo Scioli, por el “disgusto” de la quiebra de su empresa familiar con motivo de la crisis económica de fines de los 80.

Tras recordar los vetos de Macri en la Ciudad e insistir con su pedido de explicación sobre los sectores que pagarán el costo de una supuesta “devaluación”, aportó su segunda novedad de la noche al sumar el nombre de Sergio Massa, en virtud de la incorporación de una de sus propuestas. También mencionó a Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez Saá para reclamar el voto de sus seguidores.

Por su dependencia a su guión habitual de campaña, tampoco sorprendió que, por ejemplo, en el segmento sobre “Fortalecimiento Democrático”, recordara las posiciones Macri en contra de las estatizaciones de YPF y la Anses, además de prometer, en otra exposición, una nueva “ley de coparticipación” y asegurar que “el pueblo no va a permitir” la pérdida de los derechos conquistados.

Uno de los momentos de mayor tensión fue cuando Macri le preguntó “en qué lo habían convertido”, al atribuirle ser “un panelista de 678”, imputación que Scioli no respondió pero a la que pareció referirse cuando apeló, en otra discusión, a uno de los alegatos célebres de ese programa: “Conmigo no, Mauricio”.

DyN


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