Bariloche: cómo responder al crecimiento demográfico con infraestructura de servicios

La ciudad cordillerana casi duplicó su población en las últimas tres décadas y proyecta seguir creciendo y transformándose. Con una geografía desafiante y uno de los ejidos urbanos más grandes del país, la llegada de nuevas obras de gas natural, cloacas y pavimento buscan garantizar el acceso a los servicios públicos esenciales a una comunidad que se expande.

Para el Municipio de San Carlos de Bariloche, ninguna obra es menor. La ciudad ha sido testigo en las últimas décadas una explosión demográfica notable, y ha debido responder con acciones concretas para llevar los servicios esenciales a todos los rincones de la ciudad, cruzando bosques y montañas.

Desde la Municipalidad -que conduce el intendente Gustavo Gennuso, de Juntos Somos Río Negro (JSRN), transitando su segunda gestión-, no ha habido descanso en la gestión de obras de infraestructura de servicios públicos, financiadas y ejecutadas junto a la Provincia y la Nación en un esfuerzo por cubrir nuevas demandas.

Gennuso siempre remarca que Bariloche está viviendo su transición de ser un pueblo de montaña a ser una verdadera ciudad, uno de los centros urbanos más grandes de la región. Si en 1991 el Censo Nacional arrojaba una población de 80.000 habitantes, en 2021 ya se estima que subió a 140.000. De acuerdo a las proyecciones estadísticas con la actual tasa de crecimiento, la ciudad llegaría a los 200.000 habitantes en 2034. Y hay que recordar que, en temporada turística alta, a esa población se suman miles de personas más que hacen uso de su infraestructura de servicios.

En los últimos años, Bariloche debió gestionar la ampliación del Gasoducto Cordillerano para aumentar el abastecimiento de gas natural de cara a los duros inviernos de la cordillera. Tuvo que incrementar la capacidad de su planta depuradora y comenzar la construcción de un nuevo mega colector cloacal para llevar saneamiento a cada vez más barrios. Y también se animó a gestionar la refuncionalización de la tradicional y escénica Av. Bustillo, que día a día recorren miles de turistas pero también miles de barilochenses llevando adelante su vida cotidiana.

El logro del gas natural no ha pasado desapercibido: incluso durante la pandemia continuaron las obras en los barrios del Sur de la ciudad -donde habita la población socioeconómicamente más vulnerable-, que el Municipio consiguió a través del Programa de Mejoramiento de Barrios (Promeba) de la Nación. Desde fines de 2020 a esta parte cada mes la ciudad inaugura nuevos tramos de red, con cientos de familias que acceden por primera vez a calefaccionarse y cocinar con gas natural después de décadas de uso de leña y garrafas.

Bariloche busca otras transformaciones también: en una ciudad con un ejido urbano que se equipara al de la Capital Federal en extensión, la conectividad también es un desafío, y por eso además de la obra de remodelación de la Av. Bustillo -que está en sus etapas preliminares- la Municipalidad ha llevado adelante varias obras de pavimentación con fondos propios en el corazón de la ciudad, donde a veces el turista no llega.

En términos de saneamiento, el nuevo Colector Costanero que está en ejecución actualmente a lo largo de la costa del lago Nahuel Huapi -con fondos de la Nación y coordinación técnica de la Provincia- traerá en un plazo cercano la posibilidad de brindar redes cloacales a decenas de nuevos barrios, algo que era imposible de concebir sin el colector y sin la ampliación de la planta depuradora.

Bariloche comparte también otros desafíos de servicios con el resto de la región patagónica: el suministro de energía eléctrica requiere de inversiones nacionales que aporten nuevas líneas de entrada de energía a una zona cada vez más poblada. En este punto, el gobierno de Gennuso se ha puesto al hombro numerosas gestiones ante entes nacionales para proyectar un segundo anillado que permita hacer frente a las necesidades de la ciudad, e incluso de localidades vecinas.

Y en términos de agua potable, las sequías recientes y la suba de las temperaturas promedio ha mostrado que son varias las ciudades patagónicas que requerirán de obras de gran magnitud para garantizar el acceso a este servicio esencial. En Bariloche durante años varios barrios han utilizado redes de agua que dependen del caudal de ríos y arroyos de montaña y, ante el crecimiento poblacional y los primeros signos del cambio climático, necesitan acceso a otras vías de suministro. La Municipalidad trabaja estrechamente con el Departamento Provincial de Aguas de Río Negro en el diseño de nuevas redes para un gran sector de la ciudad, adelantándose a las obras que se planifican desde la Provincia.

Históricamente, para cualquier ciudad, la gestión de obras de infraestructura tiene una doble dificultad: se requiere de financiamiento externo por la magnitud de las obras, y la planificación demanda tiempo y trabajo técnico que es invisible a la comunidad. Así y todo, en Bariloche se nota ese doble esfuerzo, y se traduce en calidad de vida para cada vez más familias cordilleranas.


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