Bariloche: los que viven de llevar y traer a los turistas

El servicio de transporte de visitantes se presta en la ciudad con 349 minibuses, colectivos y un par de ómnibus de gran porte. Los costos que se disparan son la principal preocupación.

Como ocurre en cualquier destino turístico, el transporte interno es un factor clave en el paquete de servicios al visitante. En Bariloche alcanzó un amplio desarrollo, pero también sufre por estos días los efectos de la crisis general y a los prestadores les cuesta cada vez más mantenerse en pie.


La actividad de transporte turístico para “receptivos” y excursiones le sirve de sustento a un millar de familias, según calculó Hernán Jaraj, titular de la firma Quilaró y actual tesorero de Aetap, la cámara que agrupa a los prestadores.


Una de las señales de alarma, dijo Jaraj, es la pérdida de rentabilidad, y la relacionó con el retraso de las tarifas, que en los últimos dos años estuvieron lejos de equiparar la suba de los costos. “El resultado es que ya no se renuevan las unidades con la frecuencia de antes, la gente espera un año más y otro. Y así el parque de vehículos se envejece”, señaló.


Igual los datos de la secretaría de Transporte de la provincia dan cuenta de que todavía el sector está lejos de una situación límite. En Bariloche hay radicados un total de 349 vehículos de transporte turístico, que tienen una antigüedad promedio de 6,2 años, cuando el máximo permitido es de 15 años.
Jaraj dijo

sin embargo que antes los propietarios se apuraban a renovar y rara vez trabajaban con coches de más de cinco años. Hoy esa realidad “quedó atrás”.
Explicó que con la última suba del dólar los precios de los colectivos cero kilómetro se dispararon y tener una flota nueva o casi nueva demanda inversiones cuantiosas. “Antes de la devaluación un colectivo de 45 asientos de piso bajo que costaba 5 millones se fue de golpe a 8 millones. Y una Sprinter (minibus de 19 asientos) cuesta 3,2 millones”, describió.
Néstor Bruno, responsable de la firma Alun-co, aseguró que “en los últimos tres años hubo un retroceso” en el transporte turístico, con menor demanda y caída de pasajeros. Calculó que la cantidad de micros en servicio “sin dudas es menor”, aunque no dio cifras. Señaló que en el caso de su empresa tienen un ómnibus menos.


Según Bruno, una de las dificultades que enfrentan es “la discontinuidad” del trabajo, con semanas de alta demanda y luego periodos largos en los que “salen pocos viajes”. Explicó que “los hoteles pueden estar casi llenos, como declararon en enero, pero no quiere decir nada. El tema es el gasto. La gente se maneja con el dinero justo y hace menos excursiones. El comentario de la mayoría de los colegas es que la actividad está en descenso”.


Sobre los precios que manejan coincidió en que “están atrasados, pero no es de ahora, es algo que lleva años”. Otro operador admitió también que las competencias más importantes que enfrentan son el transporte urbano -que muchos turistas eligen por ejemplo para hacer Circuito Chico- y los autos de alquiler sin chofer. Porque a los valores actuales si son tres o cuatro personas les resulta más barato que contratar una excursión.


Una característica del transporte turístico, al menos en Bariloche, es la gran cantidad de prestadores cuentapropistas, que en un alto porcentaje de casos cuentan con un solo vehículo. De modo que la figura predominante son las “micropymes”.

Números

6 años
es la antigüedad promedio de las unidades que prestan el servicio en la ciudad. El tope es de 15 años.
$ 8.000.000
puede llegar a costar un colectivo cero kilómetro de 45 asientos y de piso bajo, un 60% más de lo que valía el año pasado.


Jaraj dijo que las habilitaciones son casi 200 y muy pocas son empresas con varios vehículos. Lo que predominan son los microbuses de 19 asientos, que permiten cumplir con cualquier recorrido, incluso cerro Tronador, donde rigen restricciones para micros de mayor porte”.
Calculó que entre propietarios, choferes, mecánicos y administrativos trabajan en el sector más de 1.000 personas.


Para un transportista es indispensable la intermediación de la agencia que vende las excursiones y contrata el vehículo, por lo general a un precio fijo, aunque lo usual es “negociar”. Las variables que influyen son la cantidad de butacas ocupadas (rara vez los micros salen al 100%) y también la necesidad del transportista. “A veces uno lleva cuatro o cinco días sin trabajar y pacta algún descuento, como pasa en cualquier actividad”, dijo Jaraj.


Una ventaja que logró el transporte local desde hace algunos años es la ley que los habilita para prestar servicios en el Corredor de los Lagos, que incluye zonas cordilleranas de Neuquén y Chubut, sin necesidad tramitar permiso nacional, como es la norma para recorridos interprovinciales. Una de las diferencias es que para el Corredor la antigüedad de los micros límite baja de 15 a 10 años.


Entre los nuevos condicionantes está el ingreso de ómnibus de Chile, que llegan con pasajeros de ese origen y se quedan toda la semana para hacer los transportes internos. “No hay mucho para objetar porque mientras traigan pasajeros de su país la legislación lo permite -señaló Jaraj-. Lo que no pueden es entrar en zona urbana con micros de tres ejes, pero el municipio les cobra un permiso especial y los habilita. Aunque a veces faltan controles. La verdad es que a nosotros nos gustaría hacer todo el transporte de chilenos nosotros, pero no hay mucho para decir porque es recíproco. A nosotros no nos prohíben en Chile”.


Según el tesorero de Aetap, esos y otros temas son motivo de evaluación permanente para ajustar las normativas, que en Bariloche “son muy específicas y las toman de ejemplo en otros lugares del país”.
Los ómnibus locales de transporte turístico, cualquiera sea el tamaño, en su gran mayoría son de color blanco, igual que el transporte urbano. Bruno reconoció que puede llevar a confusión, más aun porque los colectivos de Mi Bus no tienen carteles led.
Los únicos que se diferencian, con profusión de logos, son los contratados para el turismo estudiantil.


Según Bruno, el color neutro no es para abaratar costos. Según explicó el empresario, “es porque algunos operadores y agencias lo piden así. Sin identificación, así sirve para cualquier cliente”. Reconoció que las unidades nuevas son muy pocas, a diferencia de lo que ocurría hace algunos años. “Quisiéramos dar un mejor servicio -aceptó-, pero por ahora no se puede”.


En la actualidad, según registros de la secretaría provincial de Transporte, existen en Bariloche 349 vehículos de distinto tipo habilitados para transporte turístico. La antigüedad máxima permitida es de 15 años, pero el promedio de las unidades existentes es hoy de 6,2 años, la gran mayoría se distribuye entre los modelos 2010 y 2017.


El secretario del área, Sergio Ciancaglini, dijo que no hay una señal preocupante en relación con la antigüedad y destacó que los coches “en general están en buen estado”, si no no aprobarían la verificación obligatoria.


De los 349 vehículos habilitados en total, 240 son combis de hasta 24 asientos. Representan el 68,7% del parque.


Los vehículos de entre 25 y 32 asientos son 27, equivalente al 7,7% del total.
Hay 80 vehículos que tienen entre 33 y 50 asientos; son el 22,9%.
Los ómnibus más grandes, los que tienen hasta 58 asientos, son sólo el 0,6% del total: 2 unidades.


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