Bariloche: Una travesía en kayak por el lago Gutierrez
Vala la pena detenerse en el lago Gutiérrez. Y si es para recorrerlo en kayak y disfrutar así de la capital nacional del turismo aventura, mucho mejor.
A REMARLA
El lago Gutiérrez es el mejor lugar para vivir una experiencia en el agua ya sea en familia o en pareja. Nos subimos a los kayaks y conocimos una cara diferente de Bariloche.
Es uno de los rincones más lindos de Bariloche. Se llega atravesando un camino de tierra de pocos kilómetros que culmina en el interior del Parque Nacional Nahuel Huapi, logrando una desconexión inmediata con la ciudad. Su silencio y el sonido de las aguas del lago Gutiérrez funcionan como un placebo natural para las mentes más inquietas.
Cruzamos la entrada del Camping lago Gutiérrez, nos quitamos el calzado y sentimos la textura de la arena bajo nuestros pies. La costa nos regala una postal diferente a la que estamos acostumbrados: montañas con picos nevados, agua transparente, naturaleza virgen. Las proas de cuatro kayaks ansiosos le hacen cosquillas al lago para que nos subamos y comencemos a remar.
Los guías de Cuadrante Sur nos invitan a que nos animemos a conocer un Bariloche diferente sobre el agua: es inaudito visitar la Capital Nacional del Turismo Aventura y no vivir una experiencia de este tipo. Nos dan los chalecos salvavidas, los cubre cockpit (el faldón o pollera que se engancha en el kayak y que permite que no se llene de agua) y los remos. Compartimos la charla de seguridad y a los pocos minutos ya estamos flotando en estado zen.
Mientras vamos avanzando hacia la costa sur del lago a paso lento, la mejor velocidad para ver cada uno de los detalles, observamos la espalda del cerro Otto y las agujas del Catedral. A la izquierda, la mágica Ruta 40 nos saluda desde la tierra y espiamos de lejos el cuadrado vacío que le da nombre al cerro Ventana. Pasamos por la «piedra de la gaviota» donde siempre hay una divisando el horizonte. Bosques de coihues, troncos caídos y vivos y familias de pequeños macá plateados (el ave típica de la zona) nos acompañan mientras nadan por las aguas de su gran pileta natural.
Los guías nos conducen hacia lo que ellos llaman «El Paredón», un pequeño acantilado donde frenamos los kayaks y descansamos unos minutos. Logramos escuchar el silencio, acariciamos el lago y continuamos el paseo. Llegamos a una playa a la que sólo se accede desde el agua, estacionamos y bajamos.
El lugar sigue siendo único y distinto al anterior. La exuberante vegetación rodea la bahía y la vista enamora. Los guías sacan de los compartimentos del kayak unas mesitas, un mantel, tazas y de un minuto al otro nos encontramos charlando, compartiendo té y mate y las medialunas más sabrosas de todo Bariloche. La remada fue tan tranquila que no nos sentimos cansados y deseamos volver al agua para seguir sintiendo su movimiento.
Después de un buen recreo, regresamos al punto de partida. El Gutiérrez nos sigue sorprendiendo y a pesar de volver por el mismo camino, seguimos encontrando diferencias, nuevos detalles, más verde. Intentamos remar cada vez más lento para que la salida no se termine. Nos gustaría quedarnos más horas flotando en el agua para poder mantener estas sensaciones.
Pisamos tierra y nos despedimos de los guías que a pesar de haber compartido sólo dos horas con nosotros, ya los sentimos como amigos. La combinación paisaje-compañía fue perfecta. Los kayaks reposan en la orilla y nosotros regresamos a la ciudad en otra sintonía y al mismo ritmo del lago, un lago tan especial como las experiencias que se viven en él.
Cuadrante Sur realiza travesías en kayak por la Patagonia con base en Bariloche. Más datos: cuadrantesur.com
Jimena Sánchez
lavidadeviaje@gmail.com
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