Buenos Vecinos: Pozzo Ardizzi, siempre una mano generosa
El empresario prefiere el perfil bajo pero es reconocido en la Comarca por sus acciones solidarias.
En forma muy seguida, la lluvia no moja a todos por igual, y ahí es cuando aparece la mano solidaria, silenciosa y de perfil bajo de un hijo de la Comarca Viedma-Patagones. Se trata del empresario Alberto Pozzo Ardizzi, a quien en el pequeño mundo en ambas orillas lo conocen como «Cholino», el propietario de estaciones de servicio.
Para él, la generosidad no tiene techo. Días atrás fue ovacionado por los alumnos de la Escuela Secundaria de Formación Agraria (Esfa) ubicada en la colonia agrícola del Valle Inferior.
Como la mano del Estado demoró más de la cuenta se desplazó hasta ese establecimiento educativo cargando una silla de ruedas para donar a un adolescente, quien apenas podía caminar con un andador.
Se convirtió en un gesto solidario -para imitar-, y que fue saludado por toda la comunidad educativa sobre todo, en estos momentos de crisis, que atraviesa el país.
«Conociendo a ´Cholino´, una gran persona, apaudo por él», escribió una mamá en el muro de las redes sociales que administra ese establecimiento educativo de Nivel Medio.
En tono humilde admite -casi relativizando su actitud- que en el medio del acto se sumó a la alegría que poseyó al beneficiario y al sensible momento. “El chico -apuntó- tenía una emoción tremenda, y me pregunté con qué poco se resuelve, uno de los tantos dramas que debe tener”.
Un buen día se enteró que una antiquísima carreta familiar -llamada “La Pichona- y donada por su familia al patrimonio municipal corría peligro de vandalismo en un lugar público donde había quedado abandonada. “La Pichona” había sido adquirida por su abuelo César, con un peso de cuatro toneladas y mediante el uso de bueyes, su familía trasladaba trigo hasta Stroeder que era punta de rieles hasta 1922.
Se comunicó con el restaurador Luis Facio, y billetera en mano, aportó los fondos que el Municipio de Patagones no tenía. Luego de ocho meses de trabajo, el rescate patrimonial luce desde 2011 en una plazoleta del acceso Oeste a la ciudad, frente a una de sus estaciones de servicio.
Cuando uno puede, devuelve lo que te dan».
Alberto Pozzo Ardizzi
Desde hace años se reconocen en él, otras prácticas generosas, sobre todo cuando su empresa decide aportes significativos para manifestaciones educativas y deportivas.
Tiene debilidad por las entidades deportivas. Es que de niño disfrutó, desde el básquet, la contención del Club Jorge Newbery de Patagones. Su visión es que en esa institución “me hice” como persona y “viví unos años hermosos de la niñez y la adolescencia, y cuando uno puede, devuelve lo que te dan”. Si bien no lo admite, todas las inversiones en infraestructura que cuenta esa entidad, tienen su sello monetario.
El club le volvió a retribuir. Los 60 de edad lo festejó allí. Fue en una fiesta sorpresa que reunió a 300 personas. Esa noche, de hace 10 años atrás, los organizadores no invitaron a más gente porque se quedaron sin presupuesto.
En la actualidad, su pasión es el golf. Él es su propio “caddie”, incluso hasta para regar las canchas. En forma temprana, quienes caminan por el Cerro de la Caballada, suelen observarlo tirando las mangueras.
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