Cada vez más enrejados: ¿Evoluciona nuestra sociedad?


Las personas que desarrollan su vida honrada y pacíficamente se encierran por miedo, los delincuentes se desplazan por el ámbito público con libertad y poder.


Los procesos evolutivos son siempre hacia adelante, para mejorar, para superar limitaciones. Sin embargo, en la sociedad actual se observan indicadores de estancamiento e incluso de retroceso. Un ejemplo de ello se advierte en las viviendas de diferentes sectores. Quienes pueden, protegen a las mismas con alarmas pero no sólo con ellas sino también con rejas.

Lo significativo es que a las rejas ya no las colocan sólo en las ventanas sino también en las puertas de acceso, con cerrojos, candados y llave.

Asimismo, dichas rejas en las puertas no sólo se encuentran en casas de familias de clase media y alta sino también en sectores de bajos recursos. Es así que las viviendas se han constituido en verdaderas “cárceles domésticas”.

También he notado que en el pasado se podía realizar deporte en horario nocturno, en espacio comunitario, de libre acceso y también muy temprano por la mañana antes de que saliera el sol. En la actualidad, no es recomendable por la exposición a riesgos que eso implica.

Es decir, que las personas que desarrollan su vida honrada y pacíficamente se encierran por miedo, en tanto que los delincuentes se desplazan por el ámbito público con mayor libertad y poder.

Habitualmente observo que las personas que están disfrutando de espacios comunitarios, tales como una plaza por ejemplo, comienzan a irse del lugar cuando baja el sol y se encienden las luces de la calle o del sitio en que se encuentran. Consultadas al respecto, respondieron que se van por temor.

¿En qué estamos fallando como sociedad? En la pérdida de valores no sólo a nivel gubernamental sino también educativo individual, es decir, en la educación que brindamos a nuestros hijos.

Es fundamental transmitir valores y nada mejor que enseñarlos con hechos concretos. Los valores son cualidades, virtudes de las personas que nos permiten convivir pacífica y solidariamente en comunidad.

Los niños los incorporan -principalmente- si los ven en el comportamiento de los padres. Por ejemplo, si al comprar notamos que nos están dando dinero de más, devolver el monto que no corresponde recibir. Si al caminar por la vía pública con nuestros hijos vemos que a una persona se le cae algo y no se da cuenta, poder llamarla y entregarle lo que es de su propiedad.

Asimismo, la mayoría de las personas suele atribuir comportamientos delictivos a individuos con determinadas características, lo cual es un error. Quien delinque no siempre viste mal, es pobre, tiene tatuajes u otras particularidades que el común de la gente le asigna. Tampoco siempre son hombres.

Somos seres sociales porque necesitamos de los demás para subsistir. Por ello, es fundamental comenzar a construir una sociedad basada en valores; caso contrario, el mundo ya no será un lugar apto para la vida pacífica y en comunidad.

* Especialista en trabajo social forense.


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