¿Caja boba o pantalla de ideas?

Mientras el cine se dedica este año a reciclar viejas ideas, la televisión se ha convertido en el laboratorio de la creación.

TELEVISIÓN

Hubo un tiempo, no tan lejano, en que la tevé era sinónimo de caja boba. Nadie daba más de dos pesos por lo que se veía en su vidriera; los actores “prestigiosos” no se animaban a embarrarse en las aguas sucias de la pantalla chica, y los directores buscaban refugio para sus creaciones más ambiciosas en el amplio y mejor considerado escenario del cine.

Pero desde hace algunos años, la ecuación es completamente distinta. Y este 2015 parece el botón de prueba más potente de que las grandes ideas se cocinan en la pantalla chica, mientras que el cine parece destinado a repetirse o -siguiendo con la metáfora culinaria- a escarbar en el fondo de la olla en busca de las sobras de hace veinte años. No es exageración. Basta ver los mega tanques de Hollywood de este año: “Terminator”(5), “La guerra de las galaxias 7”, “Rápido y furioso 7”, “Jurassic World (la cuarta de su especie); “Misión Imposible”, “Los vengadores”

El cambio comenzó a gestarse allá lejos y hace algún tiempo cuando David Chase se puso detrás de “Los sopranos” y le regaló a la tevé una historia bien hecha, bien actuada, excelentemente filmada y con una banda sonora para el recuerdo. Sentarse frente a la tevé dejó de generar ese placer culposo de estar consumiento chatarra. Ser fan de una serie dejó de ser un pecado inconfensable.

Cuando la caja de sorpresas se abrió, comenzaron las migraciones. Los actores que antes se paseaban sólo por la alfombra roja de Hollywood o de Cannes, decidieron ingresar a los estudios de tevé. Y los directores más prestigiosos, como Martin Scorsese; David Fincher (el director de “El club de la pelea”, “Red Social” y “Millenium” entre otros); Steven Spielberg, Shyamalan, Wes Craven, Gus Van Sant, Andy y Lana Wachowski, empezaron a idear historias de 45 minutos y en varias entregas (ver las 10 imperdibles). El resultado es un placer para los televidentes, que ahora pueden elegir entre algo bueno y algo mejor, sin necesidad de hacer zapping como zombies insomnes.

Se le podrá echar la culpa al tamaño de los televisores, que ahora recrean la ilusión de la gran pantalla en las casas, y también al desembarco de otras plataformas que han cambiado para siempre la manera de ver TV. Netflix tiene hoy 62 millones de suscriptores en todo el mundo que pagan 8 dólares al mes para ver sus contendidos cuando y cómo quieran, y sin avisos. El modelo resulta lo suficientemente atractivo como para que las emisoras convencionales se vuelquen al servicio de streaming de cara al futuro para salvar un negocio que parece encaminarse hacia ese modelo.

Para los actores, la ecuación resultó igual de tentadora. Nadie podrá negarle a Matthew McConaughey que su composición del policía torturado de “True detective” fue un lujo. Kevin Space da clases de actuación en cada una de las emisiones de las tres temporadas de “House of Cards”, y la bella Jessica Lange se ganó a nuevas generaciones con su papel de malvada en las cuatro primeras temporadas de “American Horror Story”. Allí también están Glenn Close, Kathy Bates, Kevin Bacon, Vera Famiga, Viola Davis, Halle Berry, Alec Baldwin y Woody Harrelson, entre otros, para dar muestras de que la tevé ya no es la hermana menor de las artes.

Pero mucho más que los nombres rimbombantes, lo que importan son las historias. Lo que hicieron “Breaking Bad”, “Orange is the New Black”, mucho antes “Lost”, “Mad men” o “Homeland” es ganarse a los televidentes a fuerza de narraciones potentes, creíbles y en muchos casos, brillantes.

Y por casa ¿cómo andamos?

En la Argentina, la tevé compartió la misma suerte que el cine: o fueron los dos denostados, o los dos reverenciados. Aquí, los actores de cine y de tevé intercambian sus lugares sin prejuicios, aunque sea difícil pensar por estos días en un Ricardo Darín grabando una serie diaria. Aunque este año la tevé no tenga una de esas ficciones nacionales que mantienen el rating a pulso (como fue el año pasado “Guapas” o el anterior “Graduados”), sigue habiendo búsquedas interesantes, y el país se sumó a la moda de traer directores de cine a la pantalla chica. Allí está, como muestra, Juan José Campanella, el ganador del Oscar con “El secreto de sus ojos” dirigiendo “Entre caníbales”.

Una cosa es segura: de aquí o de allá, la tevé abre un panorama tentador en materia de series. Y aunque ir al cine sigue siendo un gran programa, quedarse en casa, control remoto en mano, es a veces mucho mejor.


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