Carlos Herrera muestra su mundo íntimo en la galería Benzacar

Por Oscar Smoljan Director Museo Nacional de Bellas Artes Neuquén

APUNTES DE LA CULTURA

Bajo el título “Trabajo nocturno”, el artista plástico Carlos Herrera expone una serie de obras en la galería Ruth Benzacar de Buenos Aires en una muestra considerada absolutamente intimista y autorreferencial.

En esta exhibición, vuelven los objetos a tener protagonismo al tiempo que comunican ideas, como ocurre en muchas otras obras de este artista. En 2011, Herrera ganó el premio Petrobrás en ArteBA con una controvertida obra: “Autorretrato de mi muerte”, un par de zapatos viejos dentro de una bolsa común de plástico y dentro de cada zapato un calamar que, a medida que transcurría la velada, se iba descomponiendo paulatinamente.

En “Trabajo nocturno”, Herrera vuelve sobre sí mismo y acumula cajas, envases y bolsas, que a su vez contienen objetos especialmente elegidos por el artista, en una elección cargada de su particular sentido simbólico y conceptual en torno a cuatro temas-obsesiones: el tiempo, la muerte, la locura y el sexo.

Como todo creador, Herrera dota a los objetos comunes, como también a sus comunes combinaciones, de un sentido absolutamente trascendente y único, sentido que no poseen estos elementos en su cotidiana función.

Así podemos encontrar en esta muestra escaleras, percheros, zapatillas, prendas varias y hasta lo que podría llegar a ser “basura”, entidades que, dispuestas estratégica y creativamente, proponen diversos mensajes al espectador.

La referencia a la muerte, como al sexo y la locura, se vuelve explícita en algunas instalaciones, como la de una calavera que cuelga de un espejo u otras referencias directas al sexo, todo ello en una sala inmaculadamente blanca y aséptica.

Un artista osado y transgresor que desafía todo el tiempo los límites de cada uno que se acerca a alguna de sus obras. El arte no siempre es un cómodo sofá donde reclinarse a contemplar la “belleza” del mundo. El arte también es el mundo, con lo mejor y lo peor que éste ofrece y Herrera se encarga de traducir esa parte de la vida en sus obras absolutamente singulares e inconformistas.

Nacido en Rosario en 1976, Herrera asistió a talleres de pintura con maestros como Gatti, Domínguez y Traficante. Ha realizado trabajos en diversas plataformas, tales como instalaciones, videos, documentales, fotografía y audio.

Ha expuesto en innumerables ocasiones en Argentina y el mundo desde el año 2000 y ha compartido salones con artistas consagrados como Lucio Fontana, Jorge Macchi o Francés Marc-Olivier Wahler, entre otros.

Alguna vez ha dicho de sí mismo: “me reconozco como artista contemporáneo joven y emergente dentro del campo artístico nacional e internacionalmente inexistente”, y esta muestra en la galería Benzacar así lo confirma.


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