Edith Elba Abelli Carro “Teddy”: reconocida maestra del siglo XX
NEUQUÉN
De enorme trayectoria puesta de manifiesto en los innumerables alumnos que tuvieron el honor de que sea su maestra, Teddy ya es parte de la historia de la educación neuquina. Hace domingos relatamos la historia de su familia materna, descendientes de don Enrique Carro. Teddy nació el 23 de abril de 1932; la entrevistamos en la casa de sus padres. Es hija de don Adolfo Francisco Abelli, quien ejerció por más de 30 años como Juez de Paz en la capital neuquina. Era hijo de inmigrante italiano don Luis Abelli, asentado en la ciudad de Bahía Blanca; allí se casó con Griselda Arroyo; a los 5 años, Adolfo vino con sus padres a vivir a Cipolletti.
Don Luis era carnicero, y murió muy joven; por ello Adolfo debió hacerse cargo de la familia a los 16 años. Relata Teddy que don Mazzoni –recordado vecino de los primeros años de la capitalidad neuquina- lo preparó a su papá para estudiar. Tuvieron negocio de carnicería en calle San Martín y Fotheringham.
Su mamá era doña Ana Elba Carro -hija de don Enrique Carro, emblemático Intendente y comerciante dueño de “La Maragata”-, la que se casó con don Adolfo Abelli el 18 de julio de 1931 en la capilla de los Dolores del Neuquén. Tuvieron cuatro hijos Edith Elba-nuestra entrevistada-; Ethel Elizabeth; Adolfo Enrique “Fito”. Nietos y bisnietos completan la historia familiar. Teddy cursó la escuela primaria en la escuela N° 61 hasta 5to. grado, cuando estaba ubicada en esquina de Láinez y 12 de septiembre, en donde funcionó la Asistencia Pública. Nuestra entrevistada recuerda a su entrañable maestro, don Montiveros. Sexto grado lo realizó en la antigua escuela N° 2.
Teddy siempre quiso ser maestra, pero no había aún secundario en la capital por lo que fue enviada a estudiar a María Auxiliadora de Bahía Blanca; donde también asistió su hermana. El hermano menor, Fito, realizó hasta 5to. Grado en la escuela N° 2 y luego estudió como pupilo en la escuela Domingo Savio de Padre Stefenelli. Luego se recibió de médico en Córdoba.
Su trayectoria como maestra es enorme. Trataremos de sintetizarla: realizó muchas suplencias en la escuela Nº 61. En la escuela N° 22 como maestra titular, allí vivió en el campamento 1. Permutó en 1955 a la escuela 121; luego a la escuela
N° 2, suplencias en el departamento de Aplicación de la escuela San Martín; durante 30 años trabajó doble turno. En la década del ’90 fue directora en la escuela N° 2; fue regente en la escuela San Martín. Estudió Técnica en empresas turísticas, motivo por el cual viajó a varios destinos: Méjico, Perú, España, Italia, Francia, entre otros. Teddy recuerda su juventud cuando iban a bailar a los famosos “asaltos” en casa de familia o al Club Independiente, Club Pacífico y Hotel Confluencia.
En su casa, además, pudimos apreciar los muebles de sus padres-como lo podemos observar en la fotografía-, los cuadros pintados por ella misma y sus poemas y escritos, los que nos lee con fervor.
Esta poesía –una síntesis- la escribió para Eugenia Meyer, empleada de su casa durante 60 años.
“Mema- “Porque tiene presencia y tibieza/cuando tantos afectos se han ido. /-Porque anida en sus ojos el ángel/del hogar que fue cuna del nuestro. /-Porque sabe de nuestras raíces, /de nuestras infancias y de nuestros gozos// conoce todas, todas las tristezas/que en días aciagos nos atormentaron. //-Porque a nuestros muertos lloró con nosotros/-Y escondió su pena para no angustiarnos/cuando el que partiera fuera de los suyos. // -Porque a nuestros niños acunó en sus brazos/antes de que el tiempo los fuera venciendo/-Porque a los abuelos mimó con paciencia/-Porque a nuestros padres sirvió con esmero. // Si ella fue la “nana” que nos acunara! …/Si nos dio su vida! / Si hasta perdió el nombre en la “media lengua” del menor de todos. //Que confianza ciega nos tiene! …dijimos/ ¡Como se merece que bien la cuidemos/ ¿Acaso no somos un poco sus hijos? …/Ella no los tuvo. Quizá por querernos”.
La escribió en 1997, cuando se cumplieron 63 años a partir de que Eugenia comenzara a trabajar en su casa. En este mes de septiembre continuamos con el homenaje a los educadores y a los hijos del Neuquén. Teddy es un emblema: a sus manos se debe la educación de muchos hombres y mujeres que construyen día a día una ciudad mejor.
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