Los restos de Borges

A fines del año pasado, los medios se hicieron eco de las declaraciones de algunos descendientes de Jorge Luis Borges, por las cuales hicieron pública su intención de repatriar los restos de su ilustre antepasado, que, por el momento, descansan en el cementerio de Plainpalais, en Ginebra.

Manifestaron también que, para lograr su cometido, interesarían al gobierno nacional y consultarían con los herederos de María Kodama, viuda del escritor y recientemente fallecida.

Varios se hicieron eco de la sensata reacción de uno lector, que mediante una carta puso la cuestión en su correcta dimensión: los sobrinos de María Kodama no han heredado derecho alguno para disponer de un cadáver.

Borges reposa en Suiza en virtud de disposiciones tomadas legítima y oportunamente por él y por su viuda.

No cabe a terceros cuestionarlas de la manera en que se lo ha hecho y mucho menos ante las autoridades ante las que se ha planteado la cuestión. Las disposiciones de última voluntad de cualquier persona se ventilan ante los jueces de su último domicilio, dice la ley argentina.

Serán las autoridades ginebrinas, por consiguiente, quienes tendrán la palabra final sobre el asunto. Para ello, seguramente, recurrirán a lo que establecen las disposiciones aplicables, sin dejarse llevar por argumentos basados en posibles interpretaciones subjetivas acerca de la que pudo haber sido la voluntad última del difunto.

Juan Javier Negri

javier_negri@negri.com.ar


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