El legado de Jorge Calvo, el científico que abrió las ventanas al pasado

Era docente e investigador en Neuquén. Falleció en enero pasado a los 61 años. Sus colegas en paleontología, como Rodolfo Coria, destacan su tenacidad y su dedicación para llevar adelante estudios, armar un parque en Lago Barreales, y hacer divulgación

El investigador en paleontología Jorge Calvo no solo se ocupó de estudiar dinosaurios sino de visibilizar y profundizar en las “ventanas al pasado”, que son sitios en los que hay restos fósiles de diferentes especies de fauna y flora de todo un ecosistema.

Calvo falleció el 10 de enero pasado a los 61 años, y dejó un enorme legado al realizar hallazgos, investigaciones, docencia y divulgación científica en Patagonia Norte durante más de tres décadas. Sus publicaciones son valoradas en el mundo de la paleontología a nivel internacional.

La pasión y el trabajo de Calvo hizo que muchos otros profesionales se asentaran en la zona de Patagonia Norte, donde estaba todo por hacerse en materia paleontológica.

Este profesional, que era cordobés de origen, se desempeñó en la Universidad Nacional del Comahue, desde 1987 cuando se radicó en la provincia. A partir de ese momento, su labor en la región fue incesante.

Fue docente e investigador, y director del Proyecto Dino, que se encuentra situado en la costa norte del lago Los Barreales, en Neuquén. Allí hay un yacimiento paleontológico que está considerado una “ventana al pasado” de hace 90 millones de años.

Laboratorio. Con restos de una tortuga de 80 millones de años.

“Jorge deja una impronta imborrable en la memoria de todos nosotros”, dijo a RIO NEGRO su colega Rodolfo Coria, a cargo de la dirección emérita en el Museo Carmen Funes de la localidad de Plaza Huincul, y describió rápidamente su figura.

“Su espíritu tenaz y empecinado lo impulsó a llevar adelante el Centro Paleontológico Los Barreales”, sostuvo Coria. Ese espacio enclavado en inmediaciones del espejo de agua fue “una idea innovadora que contribuyó a difundir de manera masiva muchos aspectos de las investigaciones paleontológicas locales”, resaltó Coria.

El parque Geopaleontológico Proyecto Dino es el espacio natural donde se puede observar el ecosistema terrestre del período Cretácico Superior. Cuenta con más de 1.100 piezas fósiles de vertebrados y 300 restos de vegetales. En enero pasado, por su importancia internacional, el parque recibió la visita de representantes de dos productoras audiovisuales, el Canal de Francia Bonne Pioche y la NHK Japonesa porque consideraron que se trata de un lugar sorprendente.

Los descubrimientos paleontológicos, el posterior proceso de análisis y estudio científico de los dinosaurios hicieron que Calvo fuera un referente indiscutido en la materia de la paleontología.

Uno de los hallazgos de fósiles en los que encontró a Calvo y a Coria como autores de su estudio fue el Anabisetia Saldiviai. Era un ejemplar de pequeña talla (dos metros de largo y 60 centímetros de alto) y ahora se encuentra alojado en el museo huinculense. Se estima que habitó la zona hace 95 millones de años.

Su presencia fue identificada por un vecino, Roberto Saldivia (hoy de 90 años), quien era jubilado de YPF y que lo observó en el puesto que tenía en inmediaciones a Plaza Huincul. Tras el aviso del vecino, Calvo y Coria hicieron una expedición al lugar, una campaña para el rescate y un estudio posterior.

Otro de los hallazgos en los que Calvo puso su tiempo, conocimiento y predisposición fue el Giganotosaurus Carolinii. Fue en 1993 cuando el mundo científico se vio sorprendido con este descubrimiento –hecho por el vecino Rubén Carolini- y que luego los paleontólogos Calvo, Coria y Leonardo Salgado se encargaron de desenterrarlo y analizarlo.

En este caso, fue en inmediaciones a Villa El Chocón, donde se lo ubicó. La investigación que demandó su estudio arrojó como resultado que se trataba del cráneo de un carnívoro que habitó estas tierras hace unos 100 millones de años.

Otro de los descubrimientos, que se produjo en 1989 fue bautizado con el nombre de Calvo y el del reconocido médico Gregorio Álvarez. Se llama Alvarezsaurus calvoi. Se trató de un terópodo pequeño: menos de un metro de largo y no más de 70 centímetros de alto que fue hallado en las bardas de Neuquén.

Parque en Lago Barreales. Es el Proyecto Dino, de la Universidad del Comahue, que se encuentra en Neuquén.

Las publicaciones científicas lo ubicaron a Calvo como referente en dinosaurios y se contabilizan alrededor de 240 trabajos entre libros, capítulos, congresos y cobertura de jornadas.

Su vida profesional estuvo repartida entre las tareas de excavación en el campo, las horas de estudio y análisis de fósiles, y la elaboración y redacción de papers. Sin embargo, no toda su labor fue circunscrita al campo académico y científico porque también se dedicó a la divulgación sobre los dinosaurios.

Buscaba que se pudiera captar el interés sobre la vida en esta zona hace millones de años y que se conservara el patrimonio paleontológico. Todo lo anterior fue respaldado por una sólida formación académica: Calvo fue magíster en Ciencias Geológicas en la Universidad de Illinois, Estados Unidos; y doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Federal de Río de Janeiro, en Brasil.

Su muerte dejó pendiente la descripción de un titanosaurio articulado de Rincón de los Sauces y que es, a la sazón, el primer dinosaurio coleccionado en esa zona. “Quedan pendientes algunas investigaciones que pensamos juntos, las cuales aun en su ausencia, finalizamos con su coautoría, como simple homenaje de quienes lo conocimos en persona”, subrayó Coria.

La tarea de investigación y divulgación que llevó adelante Calvo a lo largo de los 34 años de labor no pasarán inadvertidos para los futuros profesionales ni para la comunidad en general.


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