Cinco años por intento de violación a un nene

VIEDMA (AV).- Por el delito de “abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa” un hombre de 68 años fue condenado a cinco años de prisión. No obstante fue absuelto de los cargos de “promoción de la corrupción de menores agravado por amenazas”. Se trata de un canillita de apellido Dorrego, muy conocido en esta capital por sus años de actividad en este rubro. En el fallo los jueces Francisco Cerdera, Jorge Bustamante y Juan Bernardi ponderaron los testimonios del menor víctima, de 14, y de otros niños, considerando sus relatos coherentes. “Si bien existen algunas imprecisiones no se les puede exigir a menores, especialmente al que sufrió un hecho traumático (…) que haga una descripción inmutable. Además de la vergüenza que le produjo la situación intentó proteger a sus seres más cercanos (…) que eran las personas a las que presuntamente su victimario amenazó con agredir si contaba lo sucedido. Si bien el chico les minimizó lo sucedido ‘les advirtió que tuvieran cuidado porque era un viejo degenerado’”, reveló el fallo. Los jueces también tuvieron en cuenta el informe de la psicóloga que trata al niño y el testimonio de sus padres, que confirmaron su retraimiento marcado, aumento de peso, irritabilidad y aislamiento luego del hecho sufrido. Este abuso ocurrió a principios de 2012 en la casa que ocupaba el canillita en el radio céntrico viedmense, cuando invitó al nene a jugar en la computadora de su dormitorio. Cuando el niño se encontraba allí el imputado fue al baño y regresó desnudo, para luego, contra la voluntad del chico y haciendo uso de la fuerza, lo sometió sexualmente sin llegar al acceso carnal. Finalmente lo obligó a tomar 10 pesos y lo amenazó para que no contara lo sucedido. Desde el momento de la denuncia el imputado se encuentra alojado en el Penal Nº1 donde deberá permanecer. Ayer concurrió a la lectura de la sentencia. También lo hicieron los padres de la víctima, a quienes el presidente del Tribunal, Juan Bernardi, les entregó una copia de la sentencia para evitarles la dolorosa situación de ingresar a la sala y encontrarse con el condenado.