Clonan plantas autóctonas para reforestar paisajes

Una solución regional, que viene en frasco chico, asoma como parte de un proyecto destinado a atender desafíos ambientales globales. Es que en poco tiempo, a través de la producción in vitro se podrán recuperar plantaciones de especies autóctonas que se perdieron con el desmonte, incendios de campos y degradación por actividades hidrocarburíferas, como mineras.

El rescate genético implica reproducir en un laboratorio brotes de alpataco, chañares, jarillas, caldenes, y sauces colorado o “criollo”. Este último se encuentra en riesgo de extinción y la técnica aparece como una esperanza de no perderlo.

Los ensayos tienen lugar en un centro de investigación y desarrollo montado en el Vivero Provincial de esta capital mediante un convenio firmado entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magyp), y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), y con aportes del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (Cofecyt).

Allí, su actividad principal es la micropropagación aislando en pequeños tubos órganos, tejidos o células vegetales y posterior aclimatación en el vivero de las variedades.

Junto a la idea de restaurar y conservar el ambiente, se piensa en desarrollar un mercado provincial, utilizar los retoños como especies ornamentales en espacios públicos, prestar servicios de transferencia tecnológica al sector productivo y generar redes de colaboración a través de la interacción con las universidades nacionales.

Nuevas plantas y sanas

El cultivo de tejidos vegetales, se hace mediante una técnica de reproducción en condiciones asépticas en la que a partir de un pequeño segmento es posible regenerar miles o millones de plantas genéticamente iguales a la planta madre, al estimular el tejido por medio de variables físicas y químicas controladas en un medio de cultivo.

La técnica resulta de gran utilidad en la obtención de plantas libres de patógenos, en la producción de plantas en peligro de extinción, en estudios de ingeniería genética, y en la generación de genotipos superiores.

Este proceso tiene una serie de ventajas con respecto a la propagación tradicional de plantas. Entre ellas explican que favorece el número reducido de material de partida para la producción masiva de plantas.

Además, es positivo por las necesidades de espacio reducidas, la ausencia de plagas, la posibilidad de producir las plantas en cualquier época del año. Otros beneficios son la obtención de plantas libres de enfermedades, las producciones homogéneas y la posibilidad de mejora genética.

“Estamos trabajando con brotes y semillas, ya tenemos 200 brotes (de distintas especies) que todavía están en el laboratorio, pero esperamos hacer un buen stock para luego trasladarlas al vivero a las condiciones de ambiente”, explicó a “Río Negro”, la responsable del laboratorio de reproducción, María Nelén Cedrés Gazzo.

El proceso

El centro de experimentación cuenta con un sector de preparación de medios de cultivo, realización de explantes, extracción de las semillas del fruto y lavado y se hace un mantenimiento del material vegetal de partida, todo con garantías sanitarias adecuadas.

También funcionan sectores de esterilización y almacenamiento de reactivos, de siembra y subcultivo in vitro, de crecimiento e incubación y aclimatación, se detalló.

En cuanto a la conversación de las especies en esa fase, la profesional indica que los brotes “demandan ocho horas de oscuridad y 16 de luz” mientras crecen, y admite que es necesario contar con los cuidados de asepsia necesarios para evitar que se pierdan por la presencia de hongos, bacterias o alguna suciedad que la contamine.

futuras plantas se desarrollan. Se espera hacer la primera distribución y plantación en el término de un año.

200