Compromiso quebrado

El proyecto de colocar césped sintético se esfumó con el cambio del poder provincial

La política volvió a jugarle una mala pasada al deporte en Río Negro. En Chichinales y en dos asociaciones barriales de Bariloche ya se resignaron a que los camiones que debían transportar los rollos con el césped sintético nunca llegarán. El gobierno provincial saliente se había comprometido a pagar, antes de las elecciones que terminaría perdiendo, la compra e instalación de cinco alfombras, pero sólo fueron agraciados Deportivo Roca y Cipolletti, las entidades históricas y con mayor convocatoria. Las autoridades que se despedían procuraron gambetear el escándalo que hubiese significado romper el compromiso con estos dos clubes. El Maiolino y La Visera se inauguraron sin bombos ni platillos, pero las otras tres canchas pasaron al olvido. Salvo para los perjudicados. Lo preocupante del caso es que en el club Chichinales y en la Asociación de Fútbol Libre de Bariloche (Adeful) ya habían concluido con el movimiento de suelo en los campos y sólo esperaban la instalación del césped sintético. Es decir, no sólo se quedaron sin la alfombra, además perdieron el piso que tenían y ahora los dirigente sufren cada vez que ven en la cancha esa capa dura de calcáreo. “A nosotros se nos vino todo abajo de un momento a otro. Los funcionarios salientes dejaron de atendernos el teléfono, y los entrantes dicen que no saben nada al respecto, que el dinero no está, que no encuentran el expediente. Para colmo, el torneo de la Confluencia comienza en unas semanas (ver página 36) y tenemos la cancha inutilizada”, se resignó Germán Gelber, presidente de Chichinales. ¿Qué van a hacer en ese club? De entrada se pensó en no jugar el Apertura liguista, pero en la votación ganó continuar en la competencia. “No podemos dejar tantos muchachos sin jugar. El año pasado teníamos 160 en el club, y este año dejaremos sin jugar a 50, porque el tema de la cancha nos produjo un déficit”, explicó Gelber. Siempre se supo que a Chichinales la carpeta de césped sintético llegaba porque el ex secretario de la Gobernación, Francisco ‘Ringo’ González, había hecho las gestiones porque es oriundo de allí y como una movida para apuntalar la candidatura a la intendencia de esa ciudad de su hermano Nelson, que finalmente perdió por 18 votos ante Alberto Pacenti, candidato del Frente para la Victoria y hasta hoy vicepresidente del club. Los dirigentes se habían hecho ilusiones de que con la cancha instalada generarían nuevos recursos para mantener todas las divisiones en competencia. Nada salió como se había planeado. Perdieron 25 mil pesos por el alquiler de la cancha ajena durante buena parte del torneo pasado, tienen el campo inutilizado y para dejarlo “más o menos en condiciones” necesitan desembolsar unos 10 mil pesos para colocar unos 10 centrímetros de tierra sobre el calcárea. Para tener dimensión de lo que ese dinero significa allí: en este club que tiene dos años participando en la Confluencia sólo pagan su cuota social 50 personas y el ingreso mensual no supera los 3 mil pesos. “Nos dejaron contra la espada y la pared. Nosotros somos los que pagamos los platos rotos. Ahora vamos a jugar en una cancha de tierra, pero el año próximo, por reglamento de la liga, tenemos que tener nuestra cancha de césped. No sé como haremos para cumplirlo”, lamentó Gelber. En Adeful la situación es similar y el pensamiento es el mismo, aunque las necesidades son otras. Esta asociación barilochense conformada por 36 clubes barriales tiene ingresos superiores a los de Chichinales. Es más, gastó alrededor de 200 mil pesos en las obras para la instalación del alambrado olímpico en la cancha -una de las 4 que existen en las 11 hectáreas del predio- que ahora parece una pista de karting. “Nosotros creímos en el proyecto y parece que nos mintieron. Hicimos una importante inversión y tenemos una cancha parada. Para colmo, tenemos que salir a alquilar un campo y eso nos sale dinero”, se quejó el presidente de Adeful, Nelson Racini. Los funcionarios entrantes ni siquiera piensan en este compromiso quebrado por la gestión anterior. La secretaría de Deportes funciona con un presupuesto de 12 millones de pesos y la mitad se va en sueldos, otros 3 millones en los próximos Juegos Epade y en la Araucanía. La situación es realmente difícil porque además la cartera de deportes de Nación que comanda Claudio Moressi inhibió a la provincia para recibir fondos de la administración central. Es que hay varias rendiciones de fondos ‘observadas’, jamás de enviaron las boletas por la participación en una edición pasada de la Araucanía y -la gota que colmó la paciencia de Morresi- nunca se hizo la pista de atletismo en Bariloche, para la que el gobierno K había girado un millón de pesos. “Hoy estamos en plena auditoría y esos fondos para las canchas no están ni van a estar. Esa es la realidad”, confirmó Javier Correa, hoy titular de Deporte Federado de la actual gestión provincial. (S.B)

Cipolletti padeció atrasos, pero finalmente consiguió su césped sintético.

zonal

Así está la cancha de Chichinales en la actualidad. Sin arcos y con una capa de calcáreo.


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