Con disturbios, la Expo de Milán abrió sus puertas

Miles de personas se manifestaron contra el despilfarro de dinero público y la contratación precaria de trabajadores.

agricultura y alimentación

La Exposición Universal de Milán abrió sus puertas este viernes, inaugurando seis meses de debates y celebraciones en torno a la agricultura y la alimentación, pero el acto se vio empañado por disturbios durante la tarde.

Los primeros visitantes llegaron para descubrir las decenas de pabellones que rivalizaban entre sí en inventiva arquitectónica y en los que aún reinaba cierta atmósfera febril tras meses de obras frenéticas.

La fiesta no fue, sin embargo, del agrado de todos. Así, miles de personas se manifestaron contra el despilfarro de dinero público y la contratación de trabajadores precarios. Además, decenas de estos manifestantes anti-Expo, se enfrentaron a la policía a la que lanzaron piedras. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos.

Las fuerzas de seguridad anunciaron haber detenido a “una decena” de manifestantes, mientras que la agencia italiana Ansa indicó que 11 policías resultaron heridos en los choques.

“Hoy la Expo es una realidad. Aún no es una apuesta ganada, tenemos seis meses para ganarla, pero es un desafío al que podemos enfrentarnos”, había afirmado el jefe de gobierno italiano, Matteo Renzi, tras la inauguración oficial.

“Los próximos meses, el mundo podrá degustar a Italia. Degustar sus especialidades, sus productos típicos, pero sobre todo, el profundo deseo de nuestro país de escribir una página de esperanza”, había declarado en el gran teatro al aire libre de la Expo.

Enturbiadas por varios escándalos de corrupción, las obras de la Expo han acumulado retrasos y los obreros han trabajado durante meses para instalar todos los pabellones a tiempo.

Eso no ha impedido varios fallos de la organización. El pabellón de Bangladesh no pudo, por ejemplo, abrir porque Italia no le había concedido el visado a su personal.

Los belgas estaban, por su parte, furiosos al no poder vender cerveza y patatas fritas, almacenados a solo 500 metros del recinto, porque nadie les había dicho que las entregas no se permitirían en la víspera de la apertura.

Varios representantes de artesanía india mostraban su exasperación a la AFP. Al no haberse tramitado su demanda de acreditación, debían comprar un billete de día para poder llegar al stand por el que habían pagado 200.000 euros.

Pese a todo, los visitantes parecían encantados: “Es una experiencia totalmente nueva. He decidido venir a primera hora porque va a ser especial”, explicó a la AFP Hiran, un srilankés de 34 años residente en el Reino Unido que llegó junto a cinco miembros de su familia.

Unos 140 países participan en el evento, que se extenderá hasta finales de octubre, bajo el lema oficial “Alimentar al planeta, energía para la vida”.

Italia espera recibir en total a unos 20 millones de visitantes con motivo de este evento, considerado símbolo de la recuperación económica del país, que espera recaudar 10.000 millones de euros, de los cuales 5.000 millones para turismo que beneficiarán principalmente a la ciudad de Milán y a la región de Lombardía.

La puesta en marcha de la Expo, sin embargo, ha suscitado numerosas polémicas. Muchos se han indignado ante la fuerte presencia de grandes multinacionales de la industria agroalimentaria entre los patrocinadores, considerada contradictoria con el mensaje humanista de la Expo.

En un mensaje filmado, el papa Francisco abogó por que esta Exposición Universal sea la ocasión de acabar con la “paradoja de la abundancia”, que conduce antes al derroche que a la solidaridad.

Evocando “los rostros de miles de personas que hoy en día pasan hambre”, el papa pidió a cada visitante que “sienta la presencia de esos rostros, una presencia oculta pero que en realidad debería ser la verdadera protagonista”.

En verdad fueron los opositores más violentos quienes adquirieron protagonismo por la tarde al provocar enfrentamientos durante la manifestación del grupo No Expo.

Estos últimos habían reunido a miles de personas en un ambiente de “alegre irritación”, que cambió rápidamente cuando varias decenas de manifestantes, que llevaban pasamontañas y máscaras de gas, empezaron a romper vitrinas, incendiar coches y lanzar petardos, fumígenos y piedras contra la policía.

En la fachada de una oficina bancaria incendiada se leía “nos desplumáis, hoy pagáis”.

AFP


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