Con Panosetti en el Borges, la línea piensa la ciudad

Por, Oscar Smoljan DirectorMuseo Nacional de Bellas Artes Neuquén

Hace ya varios años que Luis Felipe Noe y Eduardo Stupía plasmaron ese espacio dedicado a jóvenes talentos del dibujo, en particular, y del arte en general, al que denominaron inteligentemente “La línea piensa”, como reconocimiento a esa sucesión infinita de puntos que da sustento a la aventura gráfica de reflejar el todo en un papel.

A través de las distintas muestras presentadas en este ciclo, miles de personas amantes del arte han podido tomar contacto con el trabajo de creadores no siempre reconocidos o justamente difundidos.

Este verano le tocó el turno a Omar Panosetti quien finaliza su muestra en el Centro Cultural Borges titulada “Territorios”, un marcado y sentido homenaje narrativo-expresivo a la ciudad, lo urbano y todo lo que en ella subsiste.

Panosetti es un joven artista plástico nacido en Buenos Aires en 1960 y que desde mediados de los años 90 viene acrecentando premios y galadornes a lo largo y a lo ancho del país. Ha expuesto en el Palais de Glace, el Centro Cultural Recoleta, las galerías Atica y Hoy en el Arte y otras. En el año 2000 obtuvo el Primer Premio de Dibujo del Salón Nacional de Dibujo y Grabado. También realizó trabajos de ilustración para diarios y revistas. Es autor del libro de dibujos MondoPano (Buenos Aires, 2000, Colección Orbital).

En esta muestra de Panosetti, la ciudad es omnipresente y excluyente. Como en un interminable inventario de todos los componentes de lo urbano, aparecen fábricas, barrios proletarios, monoblocks, calles y caminos como escenario de fantásticas historias gráficas en las que no faltan monstruosas criaturas de fábula acechándonos desde las moles de cemento.

Panosetti maneja innegable y eficazmente, todos los recursos del historietista -oficio que le pertenece tanto como el de pintor- y los pone al servicio de una narración de la cual casi nadie que haya vivido y sobrevivido en una gran urbe resulta ajeno.

“Yuyo” Noe intenta aproximarse, de alguna manera, a la esencia de este artista en el prólogo de la muestra, cuando escribe: “Panosetti elabora la imagen de su extrañamiento urbano al mismo tiempo que su identificación ciudadana con el dibujo, o sea con la línea que define conceptos que sólo va conociendo en la medida de su formulación. Pero luego los va adjetivando por medio del color, de tal manera que sus dibujos son posibles de contemplar como pinturas (aún cuando recurra únicamente al blanco y negro, que los utiliza como colores)”.

Resulta fascinante y a la vez inquietante adentrarse en estos “Territorios” de Omar Panosetti, porque, si bien cuentan historias vividas o alucinadas por el artista, también nos narran propias pesadillas, surgidas de las sombras de las grandes junglas de asfalto.


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