Con una cámara trampa, siguen los movimientos de un huillín

Los biólogos definen a esta especie en peligro de extinción como "huidiza". Por eso, solo se pueden detectar con cámaras pequeñas camufladas entre la vegetación.

Las imágenes de una cámara trampa oculta en la costa del río Limay, a pocos metros de la estancia Fortín Chacabuco, mostró la presencia de un huillín.

En la zona del Nahuel Huapi, vive la única población estable de huillines de agua dulce de todo el país. “Es una especie de alta fragilidad en peligro de extinción”, coinciden los expertos.

La bióloga Carla Pozzi, coordinadora del proyecto de conservación del huillín en el parque Nahuel Huapi, contó que este tipo de cámaras pequeñas (“del tamaño de una lata de gaseosa”) se colocan en lugares camuflados con vegetación -como las ramas de un árbol- donde se hayan encontrado rastros de la especie.

“En este caso, la cámara se dejó desde febrero hasta junio (las pilas duran 6 meses). Funciona con un sensor de movimiento y de temperatura que saca video y foto”, detalló.

En los años 80, el biólogo Claudio Chehebar se abocó a estudiar la especie en la región y recorrió la distribución histórica desde el norte de Neuquén hasta Tierra del Fuego. Hacia 1984, concluyó que el parque Nahuel Huapi y Tierra del Fuego eran los únicos lugares que registran la presencia de huillines.

“En la zona intermedia no se lo volvió a ver. El problema es que se los cazó para usarlos en tapados de nutria que, en ese momento, estaban de moda. Hay 13 especies de nutria en el mundo: todas fueron afectadas por la actividad peletera y están en peligro de extinción”, puntualizó Pozzi.

Contó que el parque puso en marcha “un sistema de monitoreo en lugares claves de distribución de la especie. Estamos trabajando en río Limay, en la cuenca del Manso donde se encontró uno y en algunas lagunas. Esto nos va dando algunas pistas de cómo está la población actualmente”.

La colocación de la trampa fue en febrero. Foto: gentileza

La detección de un huillín en la costa del Limay ocurrió en el mes de junio. Los especialistas recalcaron que ese dato permite ahondar en el “seguimiento anual de la especie y saber en qué momentos del año utiliza qué cuerpos de agua”. Sirve también al parque nacional para gestionar las actividades de uso público.

En esta oportunidad, los guardaparques Lucio Azua, Ariel Montti y Martin Morales, junto al personal de la estancia Fortín Chacabuco, participaron del proyecto.

Se estima que hay muy pocos ejemplares de la especie. Pozzi advirtió que el huillín es huidizo: “Esto es común en especies que hemos cazado, como el huemul también. Creo que hay algo de transmisión de información genética”.

Según la bióloga, “nos huelen y no se acercan. Por eso, la cámara es una herramienta buenísima para estudiar sin intervenir en el ambiente. Es un método indirecto de observación. Saber si es un ejemplar o un grupo”.

Advirtió que de esta forma, también se puede mejorar la calidad de esos “descansaderos” y asegurarle a la especie que “baje en lugares donde no hay problemas”.

La cámara trampa graba durante seis meses. Foto: gentileza

Estiman que un huillín que mide alrededor de 1.20 metro puede tener hasta 10 descansaderos al lado del agua. “Los elige cuando conquista ese territorio. Tienen refugio y alimentos cerca de esos lugares. Por eso, es importante no alterar la cobertura vegetal cuando uno concurre a esos lugares”, expresó Pozzi.

La bióloga recomendó no tirar basura en estos espacios, no llevar perros ya que marcan territorio y cuidar el agua (no lavar los platos, por ejemplo, ni volcar detergente).


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