Cooperativa JJ Gómez: avanzar sin tironeos y mejorar la calidad, las claves del éxito

Felipe Gerbán, presidente de la Cooperativa de Trabajo JJ Gómez, en Roca, comparte "los secretos" no tan secretos para que una cooperativa sea un caso exitoso.

Por Fabricio González, especial para «Río Negro»

El plantel de la Cooperativa de Trabajo JJ Gómez. El proceso fue arduo y difícil, no todos lo soportaron… pero hoy ellos cosechan los frutos del aprendizaje de la negociación, la organización, la tolerancia y el trabajo a destajo.

Lejos de toda retórica, Felipe Gerbán, presidente de la Cooperativa de Trabajo JJ Gómez, en Roca, sostiene que para consolidar una cooperativa es necesario que exista “voluntad y conocimiento” y evitar “las cosas tironeadas”.  También, como lo acreditan las últimas incorporaciones, con brindar un servicio eficiente y ser confiable para los clientes. Hace pocos días se cumplieron 19 años del día que un puñado de 15 ex trabajadores de Fricader, con el sortilegio lógico de ir contra jueces, patrones, abogados y empresarios inescrupulosos, traspasaron los portones y decidieron tomar en sus manos una planta que había sido emblema de la Roca fabril.

Adentro había fierros viejos y un parque de máquinas diezmado por el saqueo. Les quedaba la fuerza de sus brazos y la necesidad de tener un sustento.  La quiebra se decretó el 22 de febrero del 2002.

Felipe Gerbán, presidente de la cooperativa. «De de JJ Gómez sale carne bien trabajada» es el mayor logro de la marca de la organización que él lidera, en Roca.

Gerbán asegura que hoy “estamos en un muy buen momento, con números (cantidad de animales faenados), que se superan mes a mes”, y ese crecimiento en un contexto adverso está vinculado con la obtención del “Tránsito Federal”, otorgado por SENASA, que permite sacar la producción más allá de los límites de Río Negro.

“Ya llegamos a Chubut y Santa Cruz”, confirmó el dirigente, además del envío diario a Neuquén.

A la cooperativa se la puede oír y palpar en el comedor de la planta.  Ahí, a eso de las 10 de la mañana, llegan los trabajadores, que en este caso son socios, a tomar un refrigerio. A esa hora ya llevan 4 horas de labor. Allí, ríen, se hacen bromas, se capacitan, y tienen sus asambleas. Gerbán asegura que para sacar adelante estos procesos “son necesarios buenos gestos de todos”, y tiene la certeza de que “hoy, algunas actividades que son inviables para una empresa, porque no dan los números, sí son viables para una cooperativa”. Ahí entran a jugar factores económicos, como la nula carga de aportes patronales –por ejemplo- que tiene este sistema solidario de administración.

“La administración de aprende”, dice en tono firme el presidente de JJ Gómez, y agrega que “no es difícil como se ve a primera vista”.

Uno de los “secretos” para mantener a la clientela (la cooperativa no vende carne, sino que presta servicio de faena a terceros) fue cuidar el prestigio ganado con los años: de JJ Gómez sale carne bien trabajada.

En los últimos días “cubrimos un puesto más porque sumamos una persona en control de calidad. Si bien los usuarios están muy contentos con la presentación de la media res, este rol es para ver si algo se hizo mal, para después corregir errores”.

Izan la bandera, le cantan a la patria el 25 de mayo, o el 9 de julio. Hay un mástil alto y un parque dominado por un sauce eléctrico gigante. Por una vereda angosta de cemento, van y vienen, de riguroso blanco, los que antes eran obreros, y ahora son socios. Uno, un hombre de unos 70 años,  contó lo difícil que fue pasar los portones y formar la cooperativa. El miedo que tenían “porque uno siempre trabajó apatronado”.  


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