Cortázar, el escritor más querido de América
El argentino Julio Cortázar, que hoy cumpliría 98 años, fue considerado por la autora mexicana Elena Poniatowska como el escritor más querido de América, mientras que en las redes sociales se multiplican los homenajes y mensajes al autor de “Rayuela”.
Nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914 y es uno de los escritores más importantes de la narrativa hispanoamericana que aún suscita admiración en todo el mundo. A los 9 años, ya había escrito una novela. “No tengo ni la menor idea de lo que era, aunque supongo que algo muy lacrimoso, muy romántico, una historia en la que todo el mundo moría al final”, contó en una entrevista.
“Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo”, escribió su amigo, Gabriel García Márquez, en el pequeño texto “El argentino que se hizo querer de todos”.
Su genio literario derivó en la diversidad de géneros narrativos revelada en su vasta obra que marca giros fantásticos, angustia existencial, radicalismo experimental y el juego metaliterario, asumiendo la modernidad literaria en una propuesta surrealista.
Cortázar fue dueño de refinamiento literario que sumado a compromiso con las causas sociales lo convirtieron en una de las figuras más deslumbrantes por su riqueza y un gran exponente de las tendencias hispanoamericanas.
Entre los 40 y 50, publica el cuento “Casa tomada” en “Los anales de Buenos Aires”, el poema dramático “Los reyes” y ese verano escribe su su primera novela “Divertimento”. En 1951 sale “Bestiario” y le siguen “Final del juego”, “Las armas secretas”, que incluye el relato “El perseguidor”, y la novela “Los premios”. Durante ese tiempo también traduce a Gide, Chesterton, Daniel Defoe y Henry Bremond, pero fueron míticas sus traducciones de la prosa de Edgar Allan Poe y de “Memorias de Adriano”, de Yourcenar.
En 1962 ve la luz “Historias de cronopios y famas” y en 1963 se edita “Rayuela”, que marcó un hito en la narrativa contemporánea. “A mí se me ocurrió intentar un libro en el que el lector, en lugar de leer el libro consecutivamente, tuviera varias opciones. Cuando lo terminé pensé que había escrito un libro de un hombre de mi edad para lectores de mi edad, y la gran maravilla cuando se publicó en Argentina y en toda la América Latina, es que encontró sus lectores en los jóvenes”, recordó.
Luego vendrían “Todos los fuegos el fuego” (1966) y asume –con su artículo “Para llegar a Lezama Lima”- su compromiso con la izquierda latinoamericana y su lucha de liberación. Le siguieron “La vuelta al día en ochenta mundos”, “62, modelo para armar”, “Buenos Aires, Buenos Aires”, “Último round” y la selección de cuentos en “Relatos”.
En la década del 70 publica “Pameos y meopas”, “Prosa del observatorio” y su obra más política, “El libro de Manuel” (1973). Salen “Octaedro”, “Fantomás contra los vampiros multinacionales”, “Silvalandia”, “Un tal Lucas”, “Estrictamente no profesional. Humanario” y “Apocalipsis en Solentiname” .
En 1981, el gobierno de Miterrand le otorga la nacionalidad francesa, un año después publica “Deshoras” y muere su esposa, Carol Dunlop, coautora de “Los autonautas de la cosmopista”, que aparecerá al año siguiente al igual que “Nicaragua tan violentamente dulce”.
En 1984 recibe la Orden de la Independencia Cultural Ruben Darío nicaragüense y el 12 de febrero, a las 69 años, muere de leucemia y es enterrado junto a su última mujer en el cementerio parisino de Montparnasse.
Fuente: Télam
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