Crecen las pintadas que arruinan los paisajes naturales de Neuquén

Los lugares más bellos están “manchados” por los que escriben sus nombres y mensajes. El Estado, renuente a multar. Indignación en las redes.

La imagen golpea a los viajeros que llegan a los lugares más bellos de Neuquén. Se ve en Los Bolillos del norte provincial, donde emergen las piedras con formas de ensueño y alguien les estampó la sigla del Movimiento Popular Neuquino; la costa del lago Lácar; el salto del Agrio o la base del volcán Lanín. Da igual para los vándalos de la pintura. No distinguen nada. Quieren eternizar su nombre y mensajes en las paredes. El Estado parece no tener aún una línea clara para los controles y sanciones.

Neuquén alberga bosques y reservas que son visitados todo el año. La cordillera atrae con sus colores y encantos en cada estación. El verano tiene una particularidad: se pueden recorrer largos senderos con temperaturas ideales y vistas alucinantes.

A finalizar su paseo , la mayoría de los turistas pretende conservar el recuerdo de los lugares descubiertos. Allí comienza la ronda de selfies para capturar el momento, ya que pese a que son escenarios inolvidables, la memoria es algo que puede transformarse en escurridiza.

Sin embargo, a casi nadie se le ocurriría dejar una marca personal que muestre a los que allí estuvieron. Son pocos, pero sellan sus firmas en los paisajes, sobre alguna roca y con pintura, para que resista el paso del tiempo.

En Caviahue, el Salto del Agrio recibió la mancha.

A fines de enero, Verónica García, guía turística y vecina de Caviahue , descubrió un pintada sobre el muro del mirador del Salto del Agrio, ubicado en el Parque Provincial Copahue. “Era nueva. En diciembre estuve allí y no la vi”, contó. Registró el daño y lo subió a las redes para compartir su indignación y buscar a la “familia de ocultos artistas”.

A fines de enero vi una pintada nueva en el muro del Salto del Agrio. De inmediato subí la foto en las redes y estalló la indignación».

Verónica García, guía turística de Caviahue.

A los pocos minutos “el posteo” se viralizó y fue compartido por más de 800 usuarios que, al igual que Verónica, exigían que volvieran a limpiar. García enfatizó que, como no se aplican multas económicas, por lo menos así “reciben el repudio de la gente”.

Hace dos años, una familia escribió su apellido en una piedra en la base del Lanín: “Flía Pérez Beneteau 31-3-18”. Fue tal el escándalo que se generó, que primero salieron a pedir disculpas y luego volvieron al lugar y lo limpiaron.

Se desconoce si Parques les aplicó finalmente una multa que va de 3.000 a 5.000 pesos.

La pintada que dejaron en la base del Lanín. Tuvieron que volver a limpiarla y pidieron disculpas.

¿Y las sanciones?

¿No hay sanciones para estos hechos? Desde Parque Nacional Lanín dijeron que las multas se evalúan de acuerdo al caso y a la actitud de los autores.

Relataron que en abril del 2018 una familia dejó su firma en una roca sobre la base del volcán Lanín. Luego de que se difundiera la pintada en las redes, los escritores de la leyenda volvieron a limpiarla y pidieron disculpas.

Desde Parques Nacionales enfatizaron que las sanciones no se aplican para recaudar, sino para educar y generar conciencia en los turistas y vecinos.

Por eso se distribuyen carteles con advertencias a lo largo de la Ruta 40 de los Siete Lagos y el lago Tromen.

Remarcaron que el Parque Nacional Lanín “es el tercero más grande de Argentina” y uno de los pocos que abarca varias localidades e insistieron en que hay que apuntar a la concientización para que la gente comprenda “la importancia de preservar los ambientes naturales”.

La ministra de Turismo de Neuquén, Marisa Focarazzo, manifestó su preocupación por los hechos de vandalismo y adelantó que la idea es “generar un plan de acción para concientizar a los visitantes del daño que ocasionan al patrimonio natural y cultural”.

En coincidencia con las autoridades del Parque Nacional, sostuvo que hay que aplicar una sanción educativa “como por ejemplo, ser integrante ad honorem de tareas de remediación con áreas protegidas municipales, provinciales o nacionales, según sea el caso”.

Focarazzo consideró “esencial” que las futuras generaciones “puedan disfrutar de la naturaleza con aguas prístinas, vegetación nativa, ecosistemas en equilibrios sin contaminación visual”, de forma intacta, así como se perciben hoy.

Verónica García no quiere que su denuncia en las redes se desvanezca, pues la pintada sobre el Salto del Agrio aún continúa allí.

Resaltó que los propios vecinos deben persistir en la búsqueda de los autores y controlar que estos hechos no ocurran más. Enfatizó que el Parque Provincial Copahue es demasiado grande y que sólo hay dos guardaparques para vigilar las más de 28.000 hectáreas.

Agregó que, aunque no sean tantos los casos de este tipo, sí hay varios antecedentes de pintadas con leyendas políticas.

“Es una señal del tipo de vínculo que la gente tiene con el atractivo turístico”, subrayó García. Y luego remató: “Es una forma de apropiación”.

Al borde de las rutas. Nada detiene a los que ensucian. Foto: Patricio Rodríguez

OPINIÓN: ¿Y la decisión oficial consecuente?*

*Mario Rojas

Cuando un gobierno utiliza todas las herramientas que tiene a los efectos de llegar a un fin, lo logra. Las decisiones en torno a eliminar la costumbre de pintar el paisaje para dejar marcas origina el rechazo y la expresión de tomar medidas, pero nunca se llega a nada y los únicos que buscan algún resarcimiento son los vecinos que utilizan la herramienta de las redes sociales.

En el verano de 1998 había una empresa de turismo estudiantil de Bariloche que estableció un paseo diario desde la ciudad rionegrina hasta San Martín de los Andes. Los visitantes jóvenes -en épocas que no había internet- se encontraron con naturaleza virgen y creyeron que era hora de intervenirla. Los chicos, que llegaron de Capital Federal, rompieron cabinas en el Chapelco, pintaron piedras en la ruta de los 7 Lagos y utilizaron de basurero a la costanera del Lácar. Hubo una decisión oficial definida. Se hizo una encuesta. El 98% de los vecinos se opuso al turismo estudiantil y la consecuencia fue una ordenanza que puso un precio por el daño de cada chico, en ese entonces, de 30 pesos-dólares (había convertibilidad). Hubo una decisión y una consecuencia.


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