Cuando el divorcio se pone divertido

Ana Acosta, de gira por la zona, llega hoy a Neuquén. Habló sobre este unipersonal y sobre ella misma.

NEUQUEN (AN).- Las puertas del ascensor se abren en la planta baja y de la cápsula metálica sale ella. Estatura baja, pero de una presencia gigante, arrolladoramente serena. Vestida de impecable negro, con un sombrero bordeándole el rostro Ana Acosta, habló con “Río Negro” de “M i brillante divorcio”, el unipersonal que presentará hoy en el Casino Magic de Neuquén, mañana en Rincón de los Sauces y el martes, en Cutral Co.

–¿Desde dónde está planteada la crisis por el divorcio en esta obra?

–Angela es el prototipo de la mujer que ha vivido toda su vida en dependencia absoluta de su marido y su hija. Muchas veces me preguntaron si creía que ese tipo de mujeres existe hoy en día. Claro que sí, no tiene nada que ver que la mujer salga y trabaje afuera para ser no una absoluta dependiente de su marido. A los cuarenta años se queda ahí, en la casa grande, sin su marido, porque la deja por una chica más joven y sin su hija porque decide irse a vivir con su novio. De ahí en más, surge lo que no sabe hacer esta mujer. Están sus dos amigotes, Ricky y Silvia, que tratan de que no caiga en un pozo depresivo y la enfrentan a diferentes situaciones que no tienen nada que ver con ella.

–¿Cuál fue el proceso interno para construir los dieciocho personajes de esta obra?

–Siempre trabajo de a un personaje. En vez de encarar la obra cronológicamente, voy encarando los personajes. Cómo va a ser Ricky, Silvia, la hija de Angela, cómo va a ser la mamá de Angela. Yo soy de conversatorio y aprendí a crear el personaje de afuera hacia adentro. La autora contribuye mucho en ese proceso, porque pone en boca de Angela, una costumbre obsesiva de describir a los personajes. En base a eso se empieza a generar un tipo.

–Es común que a los actores se les pregunte que tanto tienen de ellos mismos los personajes que interpretan…

–Yo me pego bastante a los personajes, defiendo tanto al personaje que termino poseída por ellos. Después de 27 años de estar con una misma persona, siento que por momentos me pasaría lo de Angela. No sé si es consciente o no, pero hay ciertos resortes y cualidades de los personajes que tienen que ver conmigo. Y no me preocupa si se me pegotean.

–Además de comedias, hiciste mucho drama también. ¿En qué género te sentías más cómoda?

–Me gusta que la gente se ría aunque en realidad el personaje esté viviendo una tragedia, un drama.

–Vivir en ese límite, ¿tiene algo que ver con tu manera de vivir, reír aún en el drama?

–Puede ser, cuando hay algo que me bajonea trato de aprender, de que me sirva algo. Frente al golpe dijo “por algo mejor será”. Esa es mi frase de cabecera. –El actor, ¿nace o se hace? -Si hablo por mi experiencia, yo tengo que decir que el actor se hace, pero hay casos en que se nace. Si bien cuando era chica siempre estaba sobre los escenarios; en mi caso yo me hice actriz en un conservatorio.

 


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