40 años de Soda Stereo: el origen y los secretos detrás del legendario primer disco de la banda

El 27 de agosto de 1984, la banda editó su primer disco homónimo. Atravesada por sus influencias, que iban de The Cure y The Police al ska de The Specials y la new wave de Men At Work, la banda se abría camino con un álbum bailable y cargado de humor.

El 17 de agosto de1983, Soda Stereo firmó un contrato para grabar su primer disco con la compañía CBS, pero, entre las firmas de Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti y la concreción de aquel primer disco, pasó exactamente un año. Durante todo ese tiempo, la banda dio forma a un repertorio y una reputación en la escena porteña de bares y salas que luego trasladó al estudio de grabación. ¿Por qué demoraron tanto? Ya lo veremos.


Surgida del encuentro áulico de Zeta Bosio y Gustavo Cerati en la carrera de publicidad de la Universidad del Salvador, por un lado, y de la irrupción telefónica de Charly Alberti en casa de los Cerati: intentando captar la atención de Laura, logró que lo atendiera su hermano Gustavo.
Con los Police y los Cure por medio, el trío se reunió en casa del baterista, cuyo padre era Tito Alberti, también baterista, pero de latin jazz, y dio forma a una de las bandas más innovadoras de la escena del rock argentino de mediados de los 80, influenciada por bandas como Men At Work, The Specials y Madness.


Aquel 17 de agosto del 83, Horacio Martínez, el ejecutivo de CBS, al firmar el contrato, le pidió a la banda que tocara todo lo que pudiera para darse a conocer lo suficiente y vender mejor el disco debut. Pero el tiempo fue pasando, la banda tocó casi todos los fines de semana, y la grabación se hizo esperar lo suficiente como para que un planteo de la banda al tipo de la CBS terminara con el tipo de la CBS yéndose enojado y enfriando aún más la relación con la compañía.

En eso, apareció Carlos Rodríguez Ares, un productor que estaba armando su propia compañía, quien se encargó de reflotar aquel contrato con la CBS. Para mediados de 1984, Soda Stereo era una de las bandas más populares de la escena, Así, entraron al estudio a grabar su tan esperado disco debut, el homónimo “Soda Stereo».


Aquel famoso contrato exigía que el disco se grabara en los estudios de 16 canales de la CBS, lo cual implicaba trabajar con cinco técnicos diferentes, lo cual suponía que el sonido no iba a ser el mejor. Rodríguez Ares propuso a Federico Moura como productor, ya que los Virus habían grabado allí su primer disco y su líder conocía el estudio. La mano de Moura se nota desde el primer tema, “¿Por qué no puedo ser del jet set?”, una canción que bien pudo ser de Virus.


La banda había llegado al estudio con el repertorio bien curtido de tantos vivos por lo que el trabajo de Federico Moura fue, en sus palabras, bastante sencillo. “Todos los temas tenían los arreglos bien resueltos y pensados, desde el sonido de los instrumentos hasta los detalles de voces”, cuenta el líder de los Virus, en “Sosa Stereo”, la biografía de la banda escrita por Marcelo Fernández Bitar. Su trabajo, contaba Charly Alberti en el libro, se limitó a proponer sutilezas del sonido detalles de algún arreglo. Fue, según Gustavo Cerati, “una asesoría más allá de lo sonoro”.


Para Zeta Bosio, el trabajo de Federico Moura le quitó agresividad al sonido de la banda. Federico era más purista y fino, los discos de Virus sonaban prolijos. Nosotros teníamos un lado oscuro que todavía no se terminaba de definir, pero que estaba en los shows en vivo”.


Soda Stereo es un disco luminoso, que enfatizó el lado ska de la banda, sobre todo en temas como “Te hacen falta vitaminas” -un tema que, bien escuchado hace evidente que Sumo y Soda estaban hecho de lo mismo- “Dietético” y “Tele-K”. “Sobredosis de tevé” fue el hit y “Trátame suavemente”, el único tema no compuesto por la banda, sino por Daniel Melero, se metió en el disco en un momento de bajón creativo de temas románticos. “Un misil en mi placard” no terminaba de cerrarle a Moura porque creía que era muy evidente su parecido al estilo de Men At Work.


El disco mostró la capacidad de Gustavo Cerati para crear una estética pop imbatible. Fue, en sus palabras, “una muestra de todas las imágenes pop que teníamos en la cabeza”. Editado el 27 de agosto de 1984, fue el comienzo de un viaje que paulatinamente oscurecería su estética sonora y visual.


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