La “campaña permanente”, una dinámica perversa que perjudica la representación

Los partidos políticos latinoamericanos, los argentinos entre ellos,  muestran serias dificultades para cumplir su rol de articular las demandas sociales y canalizar las aspiraciones ciudadanas, asegura la politóloga Yanina Welp, que propone nuevas formas participativas para revitalizar las democracias.


Yanina Welp estudió comunicación y es doctora en ciencias políticas. Estudia sobre participación política en el Centro de Investigación para la Democracia de la Universidad de Zurich (Suiza) y del Centro Latinoamericano de Zúrich. En un reciente artículo publicado en la revista Nueva Sociedad, señala que “sin partidos la democracia no funciona; con estos partidos, tampoco”. Entre las dinámicas negativas menciona a la excesiva personalización, la “dictadura de los sondeos” que mira todo el tiempo “lo que la gente quiere” y niega la función de liderazgo de los partidos, el uso permanente de las emociones para la “polarización afectiva”, el “mito asambleario” de algunos movimientos sociales y la “turbopolítica” que no da tiempo a la reflexión antes de actuar o posicionarse.

Yanina Welp, doctora en Ciencias Políticas.

Pregunta: En el artículo señalás que los partidos están fallando en dos funciones principales: gestión y representación ¿Cómo es esto?

Respuesta: Es un tema ya estudiado por la ciencia política: los partidos se acercan al Estado con la expectativa de garantizar recursos para su propia supervivencia y se van alejando de sus bases sociales. También tiene que ver con cambios que se producen en esas sociedades. Yo lo que agrego es que cómo influyen las dinámicas comunicacionales en este proceso. Los partidos buscan obtener el poder, es legítimo y está bien porque tener un programa y querer aplicarlo implica llegar al gobierno. Pero hay dinámicas comunicacionales que pervierten esta idea: cuando la polarización permanente, el ataque al otro, la no cooperación entre partidos incrementan las chances de llegar al poder. Para ejemplificarlo, una opción como Javier Milei que se plantea como antisistema, estridente, agresiva, sumamente ofensiva en muchos sentidos, llama mucho la atención y se va generando un espacio electoral. Otros partidos siguen este tipo de dinámicas, que están cada vez más presentes, y eso es lo que pervierte esta relación. Los partidos radicalizan su discurso, más en lo verbal que en lo programático para alcanzar el poder. El problema es que cuando el partido A alcanza el poder, el partido B no tiene incentivos para cooperar en busca de soluciones, porque el que lo va a capitalizar es el que está en el poder. El incentivo en este clima es a obstaculizar, a decir que no. Entramos en dinámicas que pervierten la representación con una distancia creciente entre los partidos, sus bases y en la gestión. La dinámica comunicacional imposibilita tomar las mejores decisiones.

En la turbopolítica, los líderes se posicionan cada vez con menos información y más rápido. Esto debilita la calidad de la esfera pública en general , hay cada vez más gritos y menos debates».

Yanina Welp, politóloga

P: Otros de los males que mencionás es la “ turbopolítica”.

R: Es un concepto sobre el cual politólogos italianos ya hablaban hace tiempo, Mario Riorda también en Argentina. En la turbopolítica los partidos se transforman en un competidor más en la esfera comunicacional, ya sea los medios tradicionales o las redes sociales. Si hasta hace décadas eran un enunciador político privilegiado, ahora son un actor más que compite por atraer la atención de las audiencias, no sólo los electores. Por eso se explica esto de la polarización excesiva. Para algunos líderes de ultraderecha, la idea es que hablen de vos, no importa si bien o mal. Otro problema que complica a los partidos y liderazgos es esta presión para posicionarse ante todo. Lo digo como analista política y ciudadana común: no siempre al momento en que pasa algo se debe tener una postura al respecto. A veces se requiere más información, análisis de pros y contras, validar si eso que se dice es verdad. Por ejemplo, con un escándalo de corrupción, si realmente es tal y afecta a las personas que se dice. En esas dinámicas de la turbopolítica los líderes se posicionan cada vez con menos información y más rápido. Esto debilita la calidad de la esfera pública en general , hay cada vez más gritos y menos debates. Y decide el líder: pasó algo hace dos segundos y hay que decir algo, deciden los líderes y no hay tiempo de consultar a las bases o al partido, o analizar con más detenimiento.

P: Una característica que vemos en gobiernos recién asumidos, en Chile o Perú, es que cada vez hay menos paciencia social, no hay “luna de miel”.

R: Creo que las lunas de miel son cada vez más cortas por las dinámicas comunicacionales que mencioné. También un efecto en relación al partido. En Argentina, donde hay dos coaliciones grandes que se llevan buena parte del electorado, quienes hayan votado a Fernández o a Macri, es más probable que sus electores le tengan más paciencia. En los casos chilenos o peruano su electorado fiel es más bajo. Igual son distintos, hay un mundo, porque mientras Gabriel Boric está construyendo con el Frente Amplio una opción partidaria, pueda con el tiempo puede avanzar en esta línea. En cambio en el caso de Castillo, en Perú, es lo opuesto. También influye que en muchas elecciones el voto es más en contra del programa opositor que a favor del propio.

P: ¿Cuál es la influencia de las redes sociales? Muchos las culpan del auge de partidos extremos.

R: En la pérdida de legitimidad y en la emergencia de opciones extremas, diría que las redes son el acelerador de un descontento y un desencanto que ya estaba. Hoy hay menos barreras que con los medios tradicionales: antes publicar en un medio implicaba pasar varias barreras, probablemente un influencer de Twitter no hubiera publicado nunca en un medio convencional. En este sentido las redes permiten articular demandas ya existentes, pero son un factor acelerador más que creador. El surgimiento de partidos extremos también abreva en esta dinámica, pero hay otros factores estructurales que tienen más fuerza. Un reciente libro de Beatriz Acham “Analizar el auge de la Ultraderecha” enfatiza en que vemos sólo los proyectos exitosos de ultraderecha libertaria y nos olvidamos que hay muchos que fracasan, tendemos a pensar que todo el que emerge tiene éxito y no es así. Hay caldos de cultivo en las estructuras políticas que favorece que crezcan o no. Algunos liderazgos, si existen estos caldos de cultivo estructurales como los que tienen varios países de América Latina, tienen en las redes un canal para incrementar su audiencia y su llegada de manera exponencial.

En la pérdida de legitimidad y en la emergencia de opciones extremas, diría que las redes son el acelerador de un descontento y un desencanto que ya estaba».

Yanina Welp, politóloga

P: Vos mencionás mecanismos de participación directa “sencillos y transparentes de activar” para superar este divorcio con la ciudadanía…

R: Yo creo que los mecanismos de participación ciudadana pueden tener efectos muy fuerte, cambiando los incentivos para mejorar las democracia, cuando permiten a la ciudadanía tener voz y voto en temas públicos, como ocurrió en Uruguay con la posibilidad de derogar una ley como se votó en marzo. No creo que el modelo uruguayo sean ningún paraíso, pero sin dudas tiene partidos más fuertes que otros países de la región, una democracia más estable y mayor confianza de la ciudadanía en estos procesos políticos. También canales institucionales para poder cambiar las dinámicas. Para Argentina debería ser inspirador poder incorporar mecanismos que incluyan a la ciudadanía en la toma de decisiones. Por ejemplo, que la negociación con el FMI fuera obligatoriamente ratificada por un referéndum: que a su vez debiera estar acompañado por un debate donde todos los sectores puedan exponer sus razones, con argumentos sólidos sobre qué implica acordar y qué no, lo que nos permitiría salir de estas dinámicas cíclicas en las que estamos enquistados desde la transición a la democracia…


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