Nazis en Argentina: ¿quién pagó la llegada de Erich Priebke a Bariloche?

Junto a la reciente publicación de los archivos sobre actividades nazis en Argentina, se analiza la ruta del dinero que ayudó a la huida de criminales de guerra. El titular del Centro Simon Wiesenthal en América Latina explicó a Debates la pesquisa de impacto mundial.

El anuncio de la reciente desclasificación de archivos sobre actividades nazis en nuestro país durante la segunda mitad del siglo XX trajo pocas novedades de peso, aunque sin dudas historiadores e investigadores agradecerán que los documentos que antes sólo se podían consultar en la sede del Archivo General de la Nación fueran digitalizados y estén disponibles online. Allí se pueden rastrear informes periodísticos y reportes de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y de la Policía Federal, además de copias de actuaciones judiciales o prontuarios de algunos de los criminales de guerra investigados. Quizás un rastreo minucioso pudiera aportar detalles inéditos o pasados por alto en otras revisiones.

Sin embargo, un dato relevante fue que la publicación de los archivos forma parte de una investigación más amplia, podría decirse sobre la “ruta del dinero” que financió la huida de los jerarcas nazis hacia distintos puntos de América, en la que habrían intervenido varias entidades bancarias, financieras y empresas. Esa documentación no forma parte aún de los archivos digitalizados, pero ya está en poder de equipos de investigación como el del centro Simón Whiesental, que espera poder presentar una denuncia pública de alto impacto el año próximo.

Los archivos sobre operaciones nazis en nuestro país consisten en alrededor de 1.850 piezas documentales, de la década de 1940 en adelante, que fueron desclasificados en varias tandas a partir de 1992, en el gobierno de Carlos Menem, aunque también hubo desclasificaciones complementarias en las gestiones de Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Entre los criminales de guerra mencionados en los archivos figuran Martin Bormann, Adolf Eichmann (el cerebro de la “Solución Final”) o el médico Joseph Mengele, quien realizó atroces experimentos médicos en el campo de exterminio de Auschwitz. También se destacan documentos sobre Rudolf Hess, Klaus Barbie, Josef Schamberger, Eduard Roschmann, Friedrich Wegner o el croata Ante Pavelic.

A fines de los 90 se agregó a los archivos el expediente completo de la extradición del excapitán de las SS, Erich Priebke, quien vivió tranquilamente durante 46 años en Bariloche bajo su propio nombre hasta que en 1994 una investigación periodística lo descubrió. Allí se reveló que fue el organizador de la denominada masacre de las Fosas Ardeatinas en Roma, donde fueron asesinados 335 civiles, 75 de ellos judíos. Esta matanza fue una represalia a un ataque partisano en el que perdieron la vida 33 soldados alemanes. Priebke fue detenido, extraditado a Italia al año siguiente y en 1998 fue condenado a cadena perpetua por la justicia italiana. Unos años después, por su avanzada edad y estado de salud, recibió arresto domiciliario en Roma, donde permaneció hasta su muerte en 2013. Nunca pidió perdón por sus crímenes.

El origen de muchos de esos fondos tiene que ver con la famosa ‘arianización de activos’ el expolio a víctimas del nazismo que dispuso el régimen de Hitler mediante las Leyes de Nüremberg entre 1933 y 1945,

Ariel Gelblung, titular del Centro Simón Wiesenthal en América Latina.

Una de las cosas que confirmó la investigación sobre Priebke, es que muchos criminales de guerra huyeron de Alemania con documentos y certificados falsos de la Cruz Roja y ayudados por parte de la Iglesia Católica, entonces bajo el papado de Pío XII, en la denominada “Ruta de la Ratas”. Sin embargo, poco se sabe sobre cómo se financió la huida y la instalación en Argentina del autor de la masacre de las Fosas Ardeatinas, y de decenas de otros criminales de guerra.

El dinero de Priebke

“En el caso de ustedes en Río Negro, hasta ahora nadie investigó quién le pagó a Priebke el pasaje en el barco para huir de Europa, lo sostuvo durante sus primeros tiempos en Buenos Aires y lo ayudó a instalarse en Bariloche” donde logró un buen pasar económico. “Con qué dinero, cómo circuló, cómo le llegó” señala desde Buenos Aires el director para América Latina del Centro Wiesenthal, Ariel Gelblung.
El centro Wiesental lanzó en 2020 una investigación sobre este tema que en primera instancia involucra al Credit Suisse de ese país, pero podría abarcar a otras entidades y sobre todo a empresas alemanas instaladas en los países del norte y sur de América que alojaron a los jerarcas nazis prófugos. Como parte de esa investigación, se reunieron en febrero pasado con el presidente Javier Milei en Casa Rosada, donde le reclamaron acceso a documentación que consideraban útil.

“Esta investigación continúa, no podemos dar muchos detalles porque va a estar finalizada recién el año que viene. Pero en febrero le planteamos al presidente Milei el sentido de nuestra investigación, que necesitábamos una serie de documentos que no habían sido desclasificados, no por falta de voluntad sino sencillamente porque nadie imaginaba que tuvieran relación con el nazismo: son detalles de la misión comercial de algún diplomático de la Cancillería, movimientos financieros entre instituciones de crédito, archivos del Banco Central, de la Comisión de Valores, del Ministerio de Defensa, entre otros. Nos dijeron que todo lo que necesitáramos lo iban a dar, así que eso fue lo que obtuvimos y estamos procesando, que todavía no fue hecha pública por obvias razones” agrega Gelblung.

A grandes rasgos, la investigación apunta a una vasta red financiera mundial que sirvió de apoyo al nazismo. “Nosotros comenzamos a ver que gente relacionada con los nazis en Argentina hacía circular dinero hacia cuentas en Suiza. Y ya sabíamos que había dinero de gente relacionada con el régimen nazi que también estaba guardada en cuentas de ese país. El origen de muchos de esos fondos tiene que ver con la famosa ‘arianización de activos’ el expolio que dispuso el régimen de Hitler mediante las denominadas Leyes de Nüremberg” entre 1933 y 1945, explicó Gelblung.

El objetivo de estas leyes fue transferir unos 100.000 comercios y otras empresas económicas de propiedad judía a propiedad “aria”, es decir, de no judíos. Primero fue una transferencia ‘voluntaria’ a precios viles y posteriormente fue directamente compulsiva, en la fase más dura del régimen nazi.
También durante la ocupación de otros países, las razzias y traslados a campos de concentración de víctimas del nazismo (judíos, gitanos, homosexuales y opositores al régimen), hubo un robo masivos de joyas, metales preciosos y obras de arte, muchas de las cuales nunca fueron recuperadas.

De un día para el otro cientos de miles de judíos perdieron sus propiedades y alguien se benefició de eso. Esto dio origen a una investigación mayor, de escala global, sobre varias entidades financieras que tuvieron alguna participación, que cuando se publique van a ser escandalosas”, anticipó Gelblung. “Estos fondos permitieron que la huida de los jerarcas nazis, además de apoyo logístico, tuviera un respaldo financiero”, señaló el director del Centro Wiesenthal.

Nacionalizaciones en la mira


En el caso específico de Argentina, algunas investigaciones como las del periodista Uki Goñi hablan del rol de las empresas alemanas radicadas en nuestro país, muchas de las cuales dieron empleo y cobertura a los jerarcas nazis escapados.
“Hay otra documentación, sobre la cual no se ha buceado lo suficiente, que hoy no están en el Archivo General de la Nación, sino en el Archivo Intermedio, que todavía no fue digitalizado. Hay cuatro cajas con archivos sobre el proceso de nacionalización de empresas alemanas en la década de 1940, que están a la espera que alguien se decida a investigar, algunos documentos no están en las mejores condiciones, pero podrían aportar información relevante si alguien se tira de cabeza a investigarlas”, sostiene Gelblung.

Sobre el resto de la documentación difundida el martes, los 1.850 documentos sobre nazismo y 1.300 piezas sobre decretos presidenciales reservados entre 1.957 y 2005, Gelblung estimó que hay pocas novedades para quienes ya están en el tema. Pero la principal ventaja “es que antes había que ir al Archivo General a buscarlas, hoy están digitalizadas y en la web, las podés consultar vos desde General Roca si querés. En tamaña cantidad de documentación, siempre es probable que algún periodista, historiador o investigador pueda encontrar detalles o hechos que otros descartaron, o no les llamaron la atención y pasaron por alto”, explica.

Asimismo, los decretos presidenciales, secretos y reservados, producidos entre 1957 y 2005 abordan diversas temáticas que podrían ser de interés para otras investigaciones, como la compra y venta de armas, las modificaciones presupuestarias, la organización del servicio de inteligencia argentino, y la lucha contra el comunismo en las décadas del sesenta y setenta, entre otros temas relevantes de la historia nacional.


El anuncio de la reciente desclasificación de archivos sobre actividades nazis en nuestro país durante la segunda mitad del siglo XX trajo pocas novedades de peso, aunque sin dudas historiadores e investigadores agradecerán que los documentos que antes sólo se podían consultar en la sede del Archivo General de la Nación fueran digitalizados y estén disponibles online. Allí se pueden rastrear informes periodísticos y reportes de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y de la Policía Federal, además de copias de actuaciones judiciales o prontuarios de algunos de los criminales de guerra investigados. Quizás un rastreo minucioso pudiera aportar detalles inéditos o pasados por alto en otras revisiones.

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