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Del Neuquén vota al Neuquén rota


La onerosa campaña desplegada por el MPN demuestra que, más allá de la cara en el afiche, detrás está en la balanza la primera gestión post-Quiroga.


Neuquén pasará este domingo por una de sus últimas paradas electorales. Y no será una más. En un año repleto de novedades para lo que empieza a configurarse como un nuevo mapa político neuquino, los comicios de hoy representan, en la previa, mucho más que los finitos -y caros para algunos- dos años de mandato que podrían llegar a tener los concejales electos, de aprobarse la enmienda a la Carta Orgánica. Cuáles son los ríos subterráneos que subyacen al acto electoral que convoca a 218 mil capitalinos: repasemos algunos.

El intendente Mariano Gaido es el que más pone en juego. Más allá del omnipresente acompañamiento a sus candidatos, uno con apuestas a ganador y el otro con la tarea de profundizar la dispersión por izquierda, el jefe comunal está poniendo hoy su gestión a consideración de los vecinos.

La onerosa campaña desplegada por el MPN demuestra que, más allá de la cara en el afiche, detrás está en la balanza la primera gestión post-Quiroga. El intendente seguramente esté pensando que por tratarse del primer partido que juega como local, el resultado, necesariamente, deberá ser abultado para calmar los demonios del pasado y poder, esta vez si, dar vuelta la página.

Sin embargo, Gaido sigue sin conquistar a ese electorado de clase media alta que su antecesor tenía en la palma de la mano con discursos conservadores y más recostado sobre la derecha. Mariano, como optó por llamarlo el MPN justamente para desteñir un poco las siglas partidarias ante esa tribuna, ve como se le vuelan esos votantes hacia un Juntos por el Cambio en reconstrucción, que no quiso dejar dudas de su posicionamiento y cerró su campaña en el Hotel Hilton y con Patricia Bullrich.

Pablo Cervi como candidato a diputado y Juan Pelaez en la ciudad, justamente, forman parte del nuevo mapa político en Neuquén. Dos apariciones sorpresivas en un tablero en pleno movimiento que promete proyecciones , incluso, más allá de noviembre.

Después de las 18 se conocerá finalmente cómo salió la apuesta del intendente que, como si no fuese carga suficiente, anexó un referéndum que necesitó de un impulso final de campaña para ser explicado ante una fuerte apatía y desconocimiento del tema. Y además, quiera o no el jefe comunal, también parece un examen interno en su partido que busca algo desorientado al sucesor de Omar Gutiérrez.


Otra de las rotaciones de la política neuquina vino desde el mundo gremial. Guillermo Pereyra se convirtió en un exsindicalista.


En esa categoría se anota y también como otro integrante del nuevo -en este caso ya conocido- escenario político provincial, Rolando Figueroa, quien viene de protagonizar un acto casi peronista en la previa del 17 de octubre, donde ante 5.000 petroleros, la conducción del sindicato y el secretario de Energía, Darío Martínez, dio su apoyo a la ley de promoción petrolera pero marcó la cancha con un fuerte mensaje anti centralista.

El discurso terminó salpicando a Martínez, su candidata, Tanya Bertoldi, y parte de la dirigencia peronista neuquina, que no pudo explicar el offside ante los suyos.

Figueroa tampoco parece tenerla fácil porque en la interna no logró despegarse con la diferencia que las encuestas le prometían y ahora parece estar preso de la buena conducta partidaria. Además, las elecciones de noviembre parece que se nacionalizarán como no ocurrió con las PASO de septiembre.

Otra de las rotaciones de la política neuquina vino desde el sindicalismo. Guillermo Pereyra comenzará a firmar como exsindicalista. Más que dejar el sillón de Petroleros Privados, parece que se lo llevó. Marcelo Rucci conducirá el poderoso gremio, pero deberá construir relaciones que desde hace cuatro décadas son de su antecesor y lo tendrá que hacer con un resultado que, como a Figueroa, lo deja con un respaldo inicial algo tenue.

El rinconense sacó 11.934 votos sobre 14.385. Fue el 83% de los sufragios, una cifra que parece contundente. Pero también hay otras anotaciones que pueden hacerse. El nivel de participación cayó del 80%, en 2016 cuando fue lista única, al 67% en las elecciones del pasado miércoles. Y, además, por primera vez en muchos años compitieron dos listas más y una de ellas, la Verde, alcanzó el 15%. Todo un signo de época que marca los puntos de partida.


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