Del repunte de Vaca Muerta al peligro de un cepo al crudo

Los índices de actividad en la formación no convencional llegaron a niveles récord en los últimos dos meses. Sin embargo, la propuesta de aplicar un tope al precio del petróleo amenaza con frenar el desarrollo.

Luego de un 2020 para el olvido, en el que hubo cientos de pozos cerrados en Vaca Muerta por la falta de demanda que generó la pandemia, los índices de actividad no solo indican que la formación se encuentra en un proceso de reactivación sino que incluso comenzó a batir los récords previos a la llegada del coronavirus. Sin embargo, negros nubarrones amenazan desde las puntas de las bardas de la meseta patagónica con generar nuevamente un freno en este impulso a partir de las iniciativas para aplicar un cepo al precio del petróleo dentro del país.

Tras el parate que imprimió la cuarentena obligatoria en una gran parte de los yacimientos de Vaca Muerta, los trabajos para conectar y realizar nuevos pozos se fueron retomando en el segundo semestre y llevaron a que diciembre cerrara con un récord de producción de 124.000 barriles de petróleo por día, la marca más alta hasta es momento en los casi 12 años de desarrollo de la formación no convencional.

Impulsada por el incremento de la demanda y el alza del precio del petróleo, la actividad siguió repuntando y así como se fueron incorporando nuevos equipos de perforación a los campos, que ya superan los 21, se superó en enero nuevamente el récord de producción.

En el primer mes del 2021 los yacimientos de Vaca Muerta tuvieron un salto considerable en sus rindes al generar en promedio una producción de 133.700 barriles por día, haciendo que el shale pase a representar más de uno de cada cuatro barriles de crudo que se extraen en el país.

Pero el viento de cola parece ser un poco mejor aún. En febrero el primer indicador en conocerse de la actividad fue el nivel de etapas de fracturas alcanzadas, que trepó a lo más alto de ranking y, con 685 etapas concretadas, se convirtió en el segundo mes más activo en la historia de Vaca Muerta.

Ya son más de 20 los equipos de perforación que están activos en las áreas de Vaca Muerta.

La semana pasada otro anuncio se sumó a la lista de buenas noticias en la formación shale, esta vez de la mano de la firma Phoenix Global Resources que recibió una concesión no convencional para explotar el área Mata Mora Norte en donde invertirán 110 millones de dólares.

El anuncio se destaca no solo por ser la primera concesión no convencional que Neuquén entrega en este año, sino por representar el paso a la liga de los jugadores de peso de Vaca Muerta de una nueva firma que logró sellar una inversión multimillonaria de parte de su socio mayoritario, Mercuria, un grupo suizo.

El contexto internacional, el mismo que forzó allá por abril al cierre de pozos productores ante la falta de demanda y la caída del precio del crudo por debajo de los 10 dólares, ahora es prometedor.

En números

133.700
barriles de petróleo por día se generaron en promedio durante enero en los yacimientos de la formación.

Impulsado por el efecto positivo del avance de la vacunación en el mundo y por un ataque en Arabia Saudita, la cotización del crudo no solo siguió una senda de crecimiento, sino que tuvo esta semana un salto marcado que llevó al Brent de referencia para el mercado argentino a superar la barrera de los 70 dólares.

Esos altos precios no se veían en las pizarras internacionales desde hace dos años y si bien entusiasman a las firmas que planeaban exportar parte de su producción, como hicieron el año pasado, podrían terminar siendo la causa de un nuevo freno en el desarrollo del shale neuquino.

Un cepo al petróleo

Desde hace un par de semanas una iniciativa impulsada por algunas de las refinadoras del país va ganando terreno.
La propuesta apunta a generar un cepo al precio del petróleo dentro del país para evitar así nuevos aumentos en el valor de los combustibles que ya acumulan media docena de subas en este año.

Desde algunas de las refinerías se impulsa que el precio del crudo que compran se congele al valor que se pagó durante febrero que fue de entre 51 y 53 dólares para el tipo Medanito. Para las refinerías implicaría evitar que sus costos sigan disparándose sin la necesidad de trasladar periódicamente las nuevas subas a las naftas, siguiendo la línea de frenar el “goteo permanente” de aumentos de las naftas que señaló el presidente Alberto Fernádez.

Pero para las empresas que tienen sus ingresos atados a la venta del petróleo que generan, representa perder el viento de cola de la mejora internacional.

Durante febrero se registró la segunda marca más alta de etapas de fractura.

Si bien de momento el gobierno parece no querer meterse en esta negociación que se maneja entre empresas, algo que sí hizo el gobierno de Mauricio Macri en agosto del 2019 cuando lanzó el congelamiento del crudo y los combustibles, las productoras netas temen que en la práctica esta iniciativa pueda además frenar las exportaciones.

Sucede que la ley marca que toda empresa que quiera exportar hidrocarburos debe primero atender a la demanda nacional, para lo cual se hace una solicitud pública del volumen que desea exportar. Este mecanismo da lugar a lo que se conoce en la industria como “cruzar barco”, que es cuando una refinadora indica que necesita ese petróleo ofrecido, haciendo que el mismo no pueda ser exportado.

“Al no intervenir el gobierno esto es una negociación entre empresas, pero si las refinadoras te cruzan una exportación en los hechos te quedás sin exportar”, indicaron desde una empresa del sector. Y advirtieron que “la iniciativa no solo va en contra de un momento que es una oportunidad para recuperar parte de los ingresos, sino que es muy complejo porque si una empresa logra exportar y otra no, por barriles iguales estarían cobrando una diferencia de 10 dólares”.

El dato

685
etapas de fractura se realizaron en febrero, muy cerca del récord absoluto.

Ese es el eje de la discusión en estos momentos, dado que con el Brent en torno a los 68 dólares las diferencias sobre los 51 a 53 dólares que se ofrecen para el crudo dentro del país generen una fuerte brecha con los casi 60 que se conseguirían en el exterior, tras las retenciones y el descuento por calidad.

Este congelamiento permitiría a las refinadoras frenar las subas de surtidores a no más de un 15% en el trimestre, mientras por el contrario, el gobierno seguiría actualizando los impuestos a los combustibles.

En agosto de 2019 cuando el anterior gobierno aplicó un congelamiento similar por medio del DNU 566, impulsado también al calor un proceso electoral, el freno en la industria fue notorio.

En solo un mes la cantidad de equipos de perforación activos en el país se desplomó un 22,5% y pasó de ser de 71 a 53 en septiembre. En los campos de Vaca Muerta el panorama fue similar, ya que en solo un mes se retiraron 5 torres de perforación y en las siguientes semanas no solo se observó la salida del país de equipos de fractura, sino que también el nivel de etapas de fractura cayó a la mitad de lo que venía siendo.

Ese freno en la actividad es el que recién en estos últimos meses comenzó a recomponerse, por lo que la nueva iniciativa de congelamiento más que representar el déjà vu de una pesadilla para muchas empresas, pareciera marcar que un sector de la industria poco se aprendió de la crisis del 2019.


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