El retiro del «Señor Tenis»: Roger Federer, el mejor de la historia

A los 41 años, ya sin poder competir por problemas físicos, Roger Federer anunció que no jugará más profesionalmente. Trascendió por su clase tanto dentro como afuera de la cancha.

En un mundo como el que habitamos, donde la matriz insiste en hacernos creer que todo parte del resultado, Roger Federer genera admiración en todo el planeta gracias a sus formas.

Si bien su palmarés es admirable y en varios rubros difíciles de igualar, como los ocho títulos de Wimbledon, en otros fue superado por los otros dos componentes del “Big 3” del tenis, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Uno de ellos, por ejemplo, es el número de Grand Slams ganados.

Pero el suizo logró, a partir de su clase, estética y espíritu competitivo, una trascendencia sostenida y le otorgó un lugar en la mesa donde se sientan pocos deportistas. Superó los límites del tenis y su impacto en el crecimiento de la disciplina propia es apenas comparable con lo que ocurrió con Diego Armando Maradona y Lionel Messi en el fútbol o Michael Jordan en el básquet.

Ver a Federer fue siempre un espectáculo en sí mismo. Incluso en las derrotas, entregó junto a sus competidores capítulos memorables. Rafael Nadal fue su máximo contendiente, porque jugaron 23 finales entre 2014 y 2019, en una de las rivalidades más grandes de la historia del deporte.

El español también tiene ganado su lugar en la historia y en gran parte el historial favorable (24 a 16) sobre Roger lo hace un tenista formidable. Pero incluso con esos números en contra, Federer es considerado “Su Majestad” en el deporte de la raqueta.

Más allá de sus movimientos en el juego, la calidad de sus golpes, su saque preciso e indescifrable y sus voleas fenomenales, el suizo conquistó a sus colegas, a los fans y a la industria deportiva con su carisma y respeto. Fue un señor e interpretó el impacto de sus actitudes en el gran público, algo que muy pocos deportistas están preparados para afrontar.

Pese a la catarata de elogios, los 103 títulos ganados, la fortuna que amasó en dos décadas y media de profesionalismo y las luces que suelen encandilar a las estrellas del deporte, la naturalidad con la que efectuó sus movimientos también componen gran parte de esta historia.

Uno de sus tantos rivales fue Juan Martín Del Potro, quien en sus palabras de despedida lo pintó de cuerpo entero: “Hiciste del tenis un deporte único”.

Desde un análisis frío, la decisión que ayer comunicó Federer se veía venir. No jugaba desde hace más de un año y llevaba casi tres sin competir seriamente, como a él le gusta.

Ayer anunció por sus redes que no jugará más profesionalmente. “Como muchos de ustedes saben, los últimos tres años me presentaron desafíos en forma de lesiones y cirugías. Trabajé duro para volver a estar en plena forma competitiva. Pero conozco las capacidades y los límites de mi cuerpo, y el mensaje que me dieron últimamente fue muy claro. Tengo 41 años”. Hasta para elegir las palabras justas, el tipo tuvo clase. “El tenis me trató más generosamente de lo que jamás hubiera soñado, y debo reconocer cuándo es el momento de poner fin a mi campaña”, agregó.

Las cinco lesiones que lo marginaron de las canchas durante los 24 años de carrera aparecieron en la última década, cuando los años empezaron a pesar. Fue la rodilla derecha la última parte de su cuerpo en decir “basta”, después de varias operaciones.

En Londres, 23 al 25 de septiembre, se disputará la Laver Cup, el torneo por equipos donde el Señor Tenis dejará de jugar oficialmente y será leyenda mundial por siempre. Los rótulos son arbitrarios, muy personales y a veces innecesarios. Pero hay argumentos desde lo que transmitió Federer a través del tenis para considerarlo el mejor de la historia de su deporte.

En 2010 le ganó la final de Australia a Murray. (AP Photo/Andrew Brownbill, File)

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