Depredación ribereña
El daño ambiental sobre las riberas de los ríos Limay y Neuquén, principalmente en el Paseo de la Costa, es inconmensurable. Es enorme el uso de materiales no apropiados para el relleno y la tala indiscriminada de arboles. Esto es siempre lamentable.
Del mismo modo, la ausencia del poder de policía o control del Estado en el uso del espacio público y el abuso por parte de un sector considerable de la sociedad… ¡de la comunidad..!
A diario se ve que siempre una parte social considera que son más importantes sus derechos a sus deberes sociales. El uso y abuso de los espacios ribereños para acampar sin las condiciones sanitarias adecuadas, los asaditos familiares y de amigos lejos de las zonas de habilitadas, sin las condiciones apropiadas para el mismo, la tala y quema indiscriminada de árboles con el fin de cocinar o ahuyentar los mosquitos, los desperdicios (basura junto a heces) que se dejan por doquier, los contenedores a veces se usan para tirar escombros o desperdicios domiciliarios cuando no para prenderlos fuego por simple espíritu pirómano.
En otoño e invierno, la ribera es asolada por las motosierras de personas que van a buscar leña para calefaccionarse o cocinar, porque bajo el supuesto de la pobreza, sus derechos lo justifican….
Hay historias de países, sociedades y comunidades que no evitaron la tala depredadora, como en el caso de Haití y hoy es el país más pobre, mientras su vecino de la isla -República Dominicana- es uno de los mejores destinos turísticos. También el sobrepastoreo y tala con su consecuente desertificación asuela no solo la región, también nuestro país.
El dilema es si los órganos públicos tienen la decisión de ejercer el poder de policía y la convicción para frenar la depredación social con la permisividad gubernativa.
Mientras no haya un cambio de mentalidad con la aplicación de las leyes y su cumplimiento efectivo, el país seguirá en caída libre.
Luis María Flores Giménez
DNI 13.254.428
Neuquén
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