Desbordan los langostinos y anticipan buena temporada para San Antonio Oeste

La pandemia del coronavirus generó gran caída de barcos pesqueros y así habrá más oferta. Mauro Pacheco es de SAO y capitanea uno en Santa Cruz. El crustáceo migrará hacia aquí en breve y crece la expectativa.

Esperan para septiembre un gran volumen del crustáceo en SAO.
Ahora lo pescan en Santa Cruz

“En septiembre, cuando el langostino `pegue la vuelta´ y regrese al Golfo San Matías -como siempre hace la especie- habrá mucho más para pescar que en la última zafra floja que tuvo San Antonio”.

Con esta buena nueva, Mauro Pacheco, un grutense que ahora capitanea un barco de pesca en Santa Cruz, en aguas nacionales, quiso alentar a sus compañeros de la ciudad. Ellos añoran que las redes rebalsen, de la forma en que él las muestra en sus fotos.

Es que la pandemia de coronavirus -según la interpretación de Mauro- va a influir en la recuperación del crustáceo y entiende que estará altamente disponible en los próximos meses.

“Los barcos que pescan en aguas nacionales ahora son menos. De 220 bajaron a 22. La pandemia y algunos conflictos gremiales hizo que sean pocos los buques que estén zarpando. Por eso, sin tantas capturas, la especie tendrá un volumen fuera de lo común una vez que migre a nuestro Golfo, en SAO”, se esperanzó el capitán.

Valor

U$s 1,60
El valor en barco del kilo de langostino. En pescaderías trepa a 1000 pesos el kilo, ya precocido y pelado.

Pese a este dato optimista para la zona, el brote de covid-19 cambió la forma de trabajo para los pescadores que operan en grandes embarcaciones, que, ahora, deben afrontar una serie de protocolos difíciles de sobrellevar.

El valor del crustáceo se multiplica por 10 en el mostrador de las pescaderías

“Yo Trabajo para la firma Food Partners y soy el capitán del “Cristo Redentor”, que está operando en Caleta Paula, provincia de Santa Cruz. Aunque resido en Las Grutas y me tengo que ausentar algunos meses del año, mi trabajo está allí, en el Golfo San Matías, capitaneando el ‘Golfo Azul’”, “ contó el hombre de 44 años.

“Por la pandemia, mi trabajo cambió. Es que la empresa que me emplea solía salir desde Puerto Madryn, en Chubut. Y por la escasa distancia, cada vez que tocábamos tierra tras varios días pescando en altamar, podía regresar a Las Grutas y visitar a mi familia.Tengo 4 hijos (gemelos de 4, un varón de 5 y una nena de 9)” relató.

“Por la pandemia, los barcos que pescan en aguas nacionales cayeron de 220 a 22. Sin tantas capturas, habrá buen volumen de langostinos”.

Mauro Pacheco, capitán de barco pesquero

“Ahora los planes cambiaron, y la empresa opera desde Santa Cruz. Y eso no sólo provoca que no pueda visitar a los míos al menos hasta septiembre, que es lo que durará esta navegación. Por los protocolos de la pandemia la tripulación, una vez en el barco, no puede abandonar la nave. Y cuando tocamos tierra, antes de regresar al mar, nos acercan comida y reponen combustible, pero la flota no baja. O sea que, por 4 meses, estaremos así, confinados en el barco. Alternando pesca con descanso, pero sin poder descender a tierra” explicó Mauro.

Aunque los que trabajan en el mar están acostumbrados al confinamiento, siempre tienen la posibilidad de dispersarse un poco en tierra. Y, por eso, muchos, aunque necesitan el dinero, no saben si llegarán a completar los cuatro meses de navegación.

Pescarán hasta septiembre sin tocar tierra, por el protocolo de la pandemia.

“Es difícil, pero la idea es aguantar e intentarlo. Pensás en tu familia. Te apoyás en eso, en el recuerdo de los tuyos” relató el capitán. “Yo llegué acá (a Santa Cruz) los primeros días de junio- agregó- y hasta septiembre trataré de estar”.

“Entre nosotros, como trabajadores del mar, estamos acostumbrados a las exigencias, a convivir por largos períodos lejos de todo. Pero estar tanto tiempo sin contacto con otra realidad, sin bajar a tomar un café al llegar a Puerto, sin pasear o caminar al menos un poco, obvio que no es ni será fácil” detalló el hombre.

Estos momentos, sin embargo, ponen a prueba la convivencia y la capacidad de trabajo, y, aunque parezca duro, es importante poder atravesarlos” aseguró.

Mientras tanto, los buenos niveles de pesca mantienen optimista a Mauro. Y la esperanza de que, una vez de regreso en su localidad, la buena pesca se traslade, y sus amigos y colegas también puedan gozar de una buena zafra de langostino.


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