Diálogo con José Niemetz, ganador del premio Clarín Novela 2018

Librero en el sur mendocino, fue galardonado con uno de los premios literarios más importantes y publicará por primera vez a sus 54 años. En esta entrevista, habla de la historia detrás de “Tú eres para mí” y el modo en que fue escrita.

La novela fue editada por

editorial Alfaguara a $ 499.

José Niemetz estaba vinculado al mundo de los libros por su librería “Había una vez”, que atiende en General Alvear, Mendoza, y por su desempeño como profesor de lengua y literatura en distintas instituciones. Para el mundo literario era un desconocido hasta que sucedió algo impensado. Algo que ocurre en la ficción y, sólo a veces, en la vida real: a los 56 años su novela “Tú eres para mí” ganó el premio Clarín de novela 2018 entre más de 400 postulantes; con un jurado integrado por la española Almudena Grandes, la mexicana Guadalupe Nettel y Jorge Fernández Díaz. Y desde hace dos meses su vida como hombre de letras cambió abruptamente.

Cuando lo contacto para esta entrevista, José se anticipa a una de mis preguntas sobre su vida a partir del premio, e inmediatamente, después de los saludos de rigor, me comenta: “No paro de sorprenderme, me pasan cosas que uno sueña durante mucho tiempo y de repente se te hacen realidad, recibo llamadas, correos del exterior de gente que hace muchísimo tiempo no veía, agencias extranjeras, editores. Ahora, el 13 de febrero, voy con la delegación de Mendoza a la Feria Internacional del Libro de La Habana. Es todo una vorágine que me gusta y que sé que quizá en un tiempo se terminará; el premio en sí, en el fondo es narcisismo puro”.

P- ¿Cómo nace esta historia tan particular?

R- Yo había escrito otra novela, que hace un tiempo presenté a un concurso y no pasó nada. Quedó en el archivo de la computadora. Estaba considerando una historia hasta que se produjo una especie de iluminación, un insigh. Vi a una chica hacer la pantomima en YouTube de la canción “Tú eres para mí” y me di cuenta que en esa expresión había algo truculento, sádico, posesivo, muy alejado del amor. Además, quien lo cantaba, Estela Raval, era gordita, y yo quería trabajar con el tema de la obesidad que es un tema familiar. Y me dije ‘acá hay una historia’. Después supe cuál era el final, lo que no sabía eran los pasos para llegar a ese final.

P- ¿Cómo es tu proceso de trabajo, te llevó mucho tiempo terminarla?

R- No soy un laburador de todos los días, escribo cuando mis ocupaciones me lo permiten. Esta novela me llevó dos años de trabajo y escribo con lapicera y papel, corrijo también con lapicera y después recién la paso a la computadora. Si hay cambios reales después del premio te diría que uno es la fe en vos mismo, la sensación de que lo que hago en soledad vale para otras personas, y lo segundo es que ahora le dedico muchas más horas diarias a escribir.

Niemetz, el premio y el jurado: Guadalupe Nettel, Jorge Fernández Díaz y Almudena Grandes.

P- Hay toda una dificultad (y riesgo) en adoptar un punto de vista femenino, hacer que Estela sea verosímil para los lectores.

R- Para escribir esto me conecté con mi lado femenino por decirlo de alguna manera. Además escuché mucho a mujeres, especialmente con el tema de los cuerpos. Como anécdota, cuando me nombran como ganador y voy al escenario, Almudena Grandes me confiesa que creía que quien había escrito la novela era una mujer. Ese fue el mejor elogio. Trabajé el tema de la obesidad porque siempre he tenido preocupación por lo que sufren a nivel social las personas obesas. Pero, lejos de mí, fue querer hacer una novela panfletaria sobre la gordura.

P- Creo que la presencia obsesiva de los cuerpos y lo que se hace con ellos es un punto central de la novela.

R- Tiene que ver con el exhibicionismo de nuestra época, hay que mostrarse, es el show de uno mismo; pero no todos pueden mostrarse, hay cuerpos que sí y cuerpos que no. En este caso Estela lleva con orgullo su gordura, es más, su gordura es una barricada para hacer justicia a tantas humillaciones que la sociedad desde muy chiquita la somete por ser obesa.

P- Hay elementos claves en el marco de referencia de Estela, por un lado las canciones de “El Club del Clan” que la acompañan siempre como fondo musical, las películas de Palito Ortega y Sandro y por último el mundo de las plantas. ¿Te documentaste para la novela?

R- Quería que Estela, que vive en el vivero, fuese como una planta más, fíjate que se mueve poco, y casi no habla, salvo para escribir su historia, es silenciosa y quieta como una planta. Leí mucho sobre plantas, sobre su cultivo, también las experiencias del laboratorio con plantas alucinógenas son experiencias de gente amiga a las que consulté para hacer creíble esos pasajes de la historia. Y con respecto a la presencia constante de la música y el cine, pasé muchas horas escuchando la música que escuchaban mis viejos y viendo ese cine aburridísimo que me genera una irritación interior y que los integré en la historia por la necesidad de sacar esos fantasmas fóbicos que tengo adentro.

P- Pero esas películas y esa música le dan cierto sentido a la vida de Estela.

R- Claro, es el mundo que formateó, por decirlo de alguna manera, la ética amorosa de nuestros viejos. Ese mundo supuestamente tan inocente y sano, marcó una forma de amor que si uno lo estudia en profundidad es terrible, como la canción de Estela Raval.

P- Dijiste que ahora estabas escribiendo en forma más sistemática… ¿estás con una nueva novela?

R- Sí, quiero hacer una especie de trilogía. No son continuaciones, sino que tienen puntos de contacto; por ejemplo el comisario García es un personaje de esa primera novela inédita, y esta también se desarrolla en el mismo pueblo.

El premio

Una historia en donde están presentes el suspenso, el desamor, la obsesión por los cuerpos, el sexo como un instrumento de venganza y la muerte como orgasmo final.

Muerte al ritmo de “El Club del Clan”

Vértigo.

Esa es la primera palabra que surge para resumir la experiencia de lectura de “Tú eres para mí”, la novela con la que el mendocino José Niemetz ganó el premio Clarín 2018. Una historia en donde están presentes el suspenso, el desamor, la obsesión por los cuerpos, el sexo como un instrumento de venganza y la muerte como orgasmo final.

Ese vértigo tiene mucho que ver con la estructura y con el ritmo narrativo que el autor le imprime a la narración. Capítulos cortos (titulados con la cantidad de kilos que tenía la protagonista en el momento de su recuerdo) en los que siempre pasa algo y que van alternando diferentes tiempos, especialmente el pasado con el presente.

Una estructura que se me ocurre semejante al videoclip es el andamiaje en que descansa la historia de Estela, quien en el comienzo de la novela refiere: “Esta historia no tratará sobre las humillaciones, pero sí, definitivamente, tratará sobre la justicia”.

A lo largo de sus páginas asistimos a un relato que tratará de explicarse y explicarnos (ya que la interpelación a los lectores es constante) la propia vida de la protagonista; pero no lo hace desde la cronología, sino desde el presente, que va a diferentes momentos del pasado. Esto es un acierto ya que somos los lectores quienes vamos armando el rompecabezas de su vida, no exento de humillaciones por su gordura.

A manera de huellas son los capítulos seleccionados por Estela, ya que son marcas indelebles, que moldean el curso de su existencia: la falta de amor de su madre desde la concepción (Estela no sabe nunca quién es su padre), los cuerpos, la obesidad y su conflicto social, el sexo, las plantas. El vivero es el espacio central de la novela y en él transcurre toda su vida desde la gestación hasta los 32 años.

Un elemento importantísimo es la intertextualidad que el personaje manifiesta, no con el género literario, que casi desconoce, sino con el cine y la música de un periodo determinado, el que va desde mediados de los sesenta a fines de los setenta.

Básicamente los integrantes de “El Club del Clan”, los “Cinco latinos” y algunos otros intérpretes famosos de esa época. Las películas de Palito Ortega y de Sandro son quienes nutren de cierto imaginario a Estela que piensa para situaciones de su vida una música de fondo a modo de las películas que ve. Es claro que la lectura se enriquece cuando quienes leen participan de ese contexto musical y visual que propone la novela.

Hay un mundo que linda con lo esotérico y tiene un lugar físico concreto, el laboratorio que está en el vivero. Conocimientos ancestrales son transmitidos de generación en generación, y es la abuela de Estela quien hace de gran hechicera mientras que su madre recorre el mundo en busca de plantas.

“Se narra un viaje o se narra un crimen, qué otra cosa se puede narrar”, aseveraba Piglia. Aquí se narra el viaje de una vida desde unos fragmentos aleatorios que terminan por recomponer un puzzle y varios crímenes envueltos en una atmósfera de intriga, suspenso, misterio y erotismo. (N.T.)

Librero en el sur mendocino, fue galardonado con uno de los premios literarios más importantes y publicará por primera vez a sus 54 años. En esta entrevista, habla de la historia detrás de “Tú eres para mí” y el modo en que fue escrita.

Si hay cambios reales después del premio te diría que uno es la fe en vos mismo, la sensación de que lo que hago en soledad vale para otras personas, y lo segundo es que ahora le dedico muchas más horas diarias a escribir”.

José Niemetz, premiado, a sus 54 años, con el Clarín Alfaguara de Novela 2018

Datos

400
Los miles de pesos (unos 10.000 dólares) de premio que otorgó el concurso de novela Clarín Alfaguara en el 2018.
Una historia en donde están presentes el suspenso, el desamor, la obsesión por los cuerpos, el sexo como un instrumento de venganza y la muerte como orgasmo final.

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