Diego: el dios plebeyo que incomoda a los que incomodan
Julio Monasterio*
A días de la muerte de Diego Maradona, y en el marco de un ciclo de conversatorios que se desarrolló en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNCo, se le preguntó al historiador Mario Rufer cuál era el rol de la academia y de los intelectuales al interior de la misma. Y sin dudar, él respondió: “incomodar”.
Esta breve afirmación, me llevó inevitablemente a realizarme la siguiente pregunta: ¿quién incomoda a los que incomodan? Podemos encontrar múltiples respuestas a este interrogante, pero sin dudas la figura de Maradona, desde su conformación como ícono popular, no para de incomodarnos.
No para de incomodarnos porque es el dios más humano de todos, el dios plebeyo, el que más fieles tiene por estas latitudes, por estos sures. Incluso el que fue capaz de transformar la devoción del pueblo napolitano para crear un nuevo santo: San Genarmando. Quizás estemos hablando del ídolo popular más importante de los últimos 50 años y, al mismo tiempo, de uno de los dioses más miserables, machista y abyecto como ningún otro. Del que fue capaz de generar importantes fisuras al interior de los feminismos
Sin embargo, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Quiénes somos para cuestionar el dolor y la tristeza de un pueblo?
Para finalizar, quiero destacar que hablar de Maradona es meterse en el barro. En el barro de Fiorito, condición de clase y de raza que no podemos dejar de tener en cuenta al momento de analizar su inefable vida. Es mirar a contrapelo y pensar el mundo desde las fisuras y las grietas. A quienes formamos parte de una academia que lucha por un mundo más justo y que abraza las causas populares, nos genera grandes contradicciones reconocer a nuestro dios plebeyo. Incluso yo mismo, en este momento, no dejo de estar incómodo escribiendo estas líneas.
* Docente de la carrera de Comunicación de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales – UNCO
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