Durante el 2013, el Déficit fiscal y la inflación seguirán subiendo
Elecciones, expansión del gasto público y emisión monetaria les ponen un piso a esas variables.
Diversos analistas han trazado un panorama poco alentador desde el punto de vista macroeconómico para el próximo año, ya que se calcula que el déficit fiscal, medido en la cuenta financiera del Estado, se incrementará en más de un 20%, mientras que la inflación real oscilaría entre el 25 y el 27%.
De acuerdo con los números de distintas consultoras, el déficit financiero de las cuentas nacionales llegaría el próximo año a una cifra que se situaría entre 32.000 y 33.000 millones de pesos.
El punto central en el que los especialistas coinciden alude a que el gasto público viene creciendo, año tras año, a un ritmo superior al 35% y, teniendo en cuenta que en el 2013 hay elecciones parlamentarias, el incremento será más fuerte aún. Por eso es que se considera que el gasto público será, sin dudas, el talón de Aquiles de la macroeconomía durante el próximo año, porque si bien habrá menores niveles de vencimiento de deuda que en el 2012 el incremento desmedido en las partidas presupuestarias parece no tener fin.
Sobre este tema en particular hace pocos días el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, argumentó que el gobierno “está tomando políticas contracíclicas” y enfatizó que están “convencidos de que éste es el camino correcto”.
En diálogo con periodistas en el Palacio de Hacienda, el funcionario aseguró: “Estamos en un contexto internacional complicado y vemos cómo esto afecta a todas las economías del mundo. Pero nuestra economía se mantiene dinámica aun en este contexto”.
Lorenzino remarcó que “por las decisiones adoptadas por este gobierno el contexto internacional no tiene las repercusiones negativas que hubiera tenido en otro momento”. Afirmó que “en este contexto la decisión política es apuntalar la actividad económica y el consumo interno y esto implica la intervención del Estado a través de políticas contracíclicas”.
Claro que el tema fiscal no es el único desafío que tiene por delante el gobierno. Un tema neurálgico y estructural de la Argentina es la inflación, y para el próximo año el panorama no es nada alentador en materia de evolución de precios al consumidor.
Los especialistas consideran que la inflación real va a seguir acelerándose producto de una emisión monetaria cada vez más firme, una herramienta que se está usando para solventar el déficit fiscal. De allí que se proyecte un incremento de la inflación, cuya cifra real se ubicaría entre el 25 y el 27%, aunque algunos analistas van más allá y anticipan que podría rozar el 30%.
Para los analistas esta inflación será alta en dólares, ya que consideran que el gobierno tratará por todos los medios de que el valor de la divisa no se dispare mucho y de mantenerlo en un nivel relativamente estable.
Paralelamente, se habla de un crecimiento acotado del producto bruto interno (PBI) de alrededor del 3% real, no mucho más que eso, y un nivel de inversión con una mejora muy limitada que no superaría los cuatro o cinco puntos porcentuales.
En un primer momento, en el transcurso de octubre se pensó que el crecimiento económico del próximo año sería más vigoroso, en torno al 5,5%, pero la realidad muestra que el nivel de actividad siguió sin terminar “de arrancar” en la última parte del año.
A esto se agregan enormes niveles de incertidumbre que vienen de la mano de las próximas negociaciones paritarias, por más que el gobierno quiera fijar un techo en 20%, así como también de la probable proliferación de conflictos gremiales.
En función de todo esto, y sobre las perspectivas macro del próximo año, el economista jefe de FIEL, Juan Luis Bour, pronosticó para el 2013 dos preocupaciones fundamentales en el contexto mundial: la desaceleración de la economía asiática –sobre todo de India y China, por un menor impulso de la demanda interna– y el ajuste de cuatro o más puntos del fisco en Estados Unidos, que puede contribuir a una fuerte disminución del flujo económico. “El mundo desarrollado –expresó– está creciendo débilmente”.
En cuanto a los países de la región, destacó que Argentina, Paraguay y Ecuador sufren una caída importante en su crecimiento, especialmente causada por la sequía. En el caso de nuestro país, explicó que desde el tercer trimestre del 2011 la inversión interna sufre una caída del 16,5%; durante el segundo trimestre del 2012 la economía no creció y continuó en ese sentido el resto del año, con recesión en algunos sectores como el agro (sequía), la industria (la caída de la actividad en Brasil influye en el país) y la construcción (relación entre operaciones inmobiliarias y aumento de costos).
El economista estimó que el año finalizaría con una inflación del 24,5 ó 25%, mientras que para el 2013 se espera que alcance el 25%.
Bour indicó, por otro lado, que “la estrategia para impulsar la economía, que se ha enfriado con la disminución de la inversión, es a través de políticas fiscales expansivas, pero como los ingresos no crecen a la misma tasa que los gastos esto ha llevado a un aumento del desequilibrio, que en la actualidad es cercano al 4,5% del PBI. El problema es tratar de financiar este desequilibrio, básicamente, con emisión monetaria”.
“Según nuestras previsiones, uno debería esperar un segundo trimestre con buena actividad apoyada por el agro pero con una inversión que no se recupera, con un leve crecimiento del consumo masivo, una modesta recuperación del comercio exterior y un crecimiento débil de la economía estimado en un 2,5%”, concluyó Bour.
Por su parte, Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y director del área laboral de la Unión Industrial Argentina (UIA), remarcó que “el pronóstico a corto plazo en el mercado de trabajo es un amesetamiento del empleo formal y un aumento del desempleo joven”. En este sentido, resaltó su visión para el 2013 con las siguientes características: alta regulación, centralización laboral y un nivel de actividad que marcará la tendencia en materia de empleos. Asimismo, el sindicalismo deberá separar sus aspiraciones políticas de las sindicales.
Para concluir, Funes de Rioja afirmó que “ninguna sociedad progresa si no tiene reglas de convivencia y una visión de política económica y social hacia adelante”.
Fernando Nole
A pesar de las políticas contracíclicas
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