Análisis: aún estamos lejos de ser “trimonetarios”

Con el 18% de la población mundial y un producto bruto de 19 billones de dólares que supera al de toda la Zona Euro en su conjunto, la economía China es desde hace tiempo la segunda más importante a nivel global. 

Las proyecciones de pospandemia y la velocidad a la que crece el gigante asiático, ha llevado a los especialistas a pronosticar que promediando la presente década, China podría convertirse en la primera potencia mundial, superando incluso a los EE.UU. 

Ante semejante panorama, imaginar que la moneda china, el yuan renminbi (RMB), pueda ocupar el lugar que hace un siglo ostenta el dólar estadounidense, no es para nada descabellado. 

Argentina acaba de dar tres señales concretas en esa dirección. 

Se extendió el swap de monedas rubricado en 2009 con el gigante asiático. Implica que nuestro país decide qué parte de sus transacciones comerciales o de cancelación de deuda, pueden operarse en yuanes. 

• Decidió que parte del pago realizado ayer al FMI se materializó utilizando parte de los yuanes del swap. 

• El  Banco Central  habilitó a los bancos argentinos a captar depósitos y ofrecer productos nominados en yuanes. 

Naturalmente dicho combo de decisiones en política cambiaria y de política exterior, encuentran sustento no solo en el nuevo rol que ocupa China en la escena global, sino también en la escasez estructural de dólares  de la economía nacional. 

La disponibilidad de yuanes permite aliviar el cuello de botella en el mientras tanto, y cuando se supone que el nuevo acuerdo con el Fondo es inminente. 

No obstante, la pregunta en el aire es si Argentina se encamina a ser una economía “trimonetaria”.

Una respuesta a largo plazo dice que tal configuración puede llegar tarde o temprano.  Si la respuesta se enfoca estrictamente en la coyuntura de la crisis presente, hay un rotundo “no”. 

La circulación que una moneda tiene hacia el interior de un sistema económico tiene directa relación con la preferencia de los agentes económicos  por dicha moneda.  

En otras palabras, para que Argentina sea una economía trimonetaria (pesos, dólares y yuanes), debe suceder necesariamente que los argentinos elijan (demanden) los yuanes para transacciones, viajes, inversiones o ahorros. 

En medio de una crisis de desconfianza en la moneda propia que ya lleva más de cinco años, con una escasez cada vez más estricta de dólares (la moneda que los argentinos demandan y no pueden comprar), con rumores devaluatorios recurrentes, y ante la inminencia de una campaña electoral que se anticipa de final inesperado, difícilmente sea éste el momento en que la demanda masiva de yuanes sobrecoja al ciudadano argento de a pie.


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