El dólar agro no logró aumentar las exportaciones frutícolas de Río Negro y Neuquén

Los envíos al exterior de peras y manzanas regionales no mostraron una destacada performance en mayo último, primer mes con plena vigencia del dólar agro. Sin embargo, el tipo de cambio diferencial permitió compensar parte de los incrementos de costos.

El costo social de un salto devaluatorio en Argentina en este momento sería muy significativo. Avivaría peligrosamente la ya perversa dinámica inflacionaria, acentuaría el deterioro real y en dólares de los ingresos de los argentinos, incrementaría aun más los dolorosos niveles de pobreza que nos aquejan.

Sin embargo, mantener un tipo de cambio real atrasado tampoco es gratis. Entre otros efectos, reduce la competitividad de los productos nacionales en el exterior y, en consecuencia, las posibilidades y conveniencia de exportar de Argentina. Las ventajas del comercio internacional constituyen una ley que aplica a todos los países, pero más aún en aquellos cuyo mercado interno es relativamente pequeño. Tal es el caso de Argentina.

La fruticultura de Río Negro y Neuquén fue concebida como una actividad exportadora y generadora de divisas, y al día de hoy lo sigue siendo. Por tanto, las fluctuaciones del tipo de cambio real constituyen una variable que afecta considerablemente la sostenibilidad y rentabilidad del sector.

La fruticultura de Río Negro y Neuquén fue concebida como una actividad exportadora y generadora de divisas, y al día de hoy lo sigue siendo.

La implementación de un tipo de cambio diferencial para la exportación de peras y manzanas desde Río Negro y Neuquén fue una medida largamente reclamada por los productores locales, hasta que finalmente llegó. Con el nombre de programa de incremento exportador para economías regionales, o más conocido como dólar agro, el Gobierno nacional fijó en $300 por dólar el tipo de cambio para las ventas al exterior provenientes de economías regionales. En particular, para la fruticultura del Alto Valle la medida se oficializó a mediados de abril, pero el proceso de registro de compañías exportadoras, presentación de las declaraciones juradas hasta la habilitación para liquidar demora unas semanas.

Así, mayo fue el primer mes con plena vigencia del dólar agro, y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) publicó los datos de exportaciones frutícolas correspondientes a tal período. Con ellos es posible hacer una primera evaluación de los efectos de la política. Asimismo, consultamos a referentes del sector para conocer qué hay detrás de los guarismos.

Dato

$ 300/U$S 1
Es el tipo de cambio diferencial que estableció el Gobierno nacional para las exportaciones de algunas producciones regionales.

Nulo efecto en volúmenes


Las cantidades exportadas de frutas desde el Alto Valle no exhibieron en el mes de mayo performances dignas de celebración. En particular, en el quinto mes del año la exportación regional de peras alcanzó las 36.787 toneladas. Si bien la cifra es un 10% mayor a la registrada en mayo de 2022, el incremento no es atribuible al programa de incremento exportador. Una muestra de ello es que los aumentos interanuales del volumen exportado en los dos meses previos, cuando el dólar agro no regía aún, fueron de más del doble. Como se ve más adelante, Rusia es un elemento clave detrás de estos guarismos.

El panorama en el caso de las manzanas es desalentador, cuyas exportaciones desde Río Negro y Neuquén en mayo se redujeron un 14% interanual, dando continuidad a la tendencia iniciada ya desde hace varios años. El gráfico adjunto muestra esta situación.

Un reconocido empresario del sector de la región explicó que “las cantidades exportadas son más o menos las mismas porque trabajamos con un programa de ventas que no lo modificás de un día al otro, el volumen a exportar está predeterminado”. A propósito, consideró que la medida fue extemporánea, pues “salió muy sobre la hora, los programas ya estaban muy avanzados”, y agregó que “si el dólar agro hubiera salido en enero, la historia seguramente habría sido otra, se requiere previsibilidad”.

En sintonía con esto último, el presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Lic. Nicolás Sánchez, señaló que “el pico de exportaciones es en febrero-marzo-abril, y después para mayo-junio-julio empieza a decaer”. La medida, lejos de atender las necesidades y especificidades propias de la actividad regional, es más bien un improvisado intento del Gobierno nacional y de Sergio Massa para acumular reservas internacionales en las arcas del Banco Central, ante la todavía acuciante escasez de dólares en la economía.

Dato

-14%
Es la caída interanual en el volumen exportado de manzanas regionales en mayo.

Hay otros datos que respaldan estos planteos. La proporción de la producción local que se exportó en mayo de 2023 no aumentó respecto de mayo de 2022. En el caso de las peras se mantuvo en un 58%, mientras que en el caso de las manzanas se redujo del 25% al 17%.

El empresario consultado explicó a Diario RÍO NEGRO que la producción regional de peras es muy similar a la de manzanas, pero que esta última es mucho más demandada en el mercado interno y, por tanto, el porcentaje destinado a exportación es menor en comparación. “En Argentina se produce 4 veces más peras de lo que consume el mercado interno, es una producción que está pensada para ser exportada, para generar trabajo y divisas en el país”, indicó.

Es pertinente repetir que el nombre oficial del dólar agro fue “programa de incremento exportador para economías regionales”. A la luz de los primeros datos, la fruticultura no logró con el tipo de cambio diferencial un incremento exportador.


Una compensación


Sin embargo, los referentes consultados coinciden en algo: el dólar agro fue un alivio. No hablan de una mejora sustancial de los estados de resultados, sino más bien de una “compensación”.

Sánchez profundizó y aportó que “no ha habido una rentabilidad muy grande con el dólar fruta; el impacto aún no lo terminamos de ver, pero las simulaciones que hicimos nos indican que la mejora va a ser de entre un 4% y un 6% o 7%, o quizás menos”. Finaliza su balance diciendo que “el efecto termina siendo como un reintegro, que no es menor, pero tampoco extraordinario”.

En la misma línea, el empresario frutícola consultado indica que “no es una mejora de rentabilidad, sino una compensación de costos, que aumentan por la brecha que tenemos, porque gran parte de los insumos se cotizan al blue, y por la prohibición de importaciones vigente”. Sin embargo, reconoce que “es mejor tener ese tipo de cambio que el que teníamos antes”.

El efecto del dólar agro termina siendo como un reintegro, que no es menor, pero tampoco extraordinario.

Nicolás Sánchez, presidente de la CAFI.

Con respecto a este último punto resulta oportuno aportar un dato. Debido a la aceleración en el ritmo de devaluación diaria del tipo de cambio oficial (crawling peg), el diferencial que “paga” el dólar agro se viene reduciendo muy significativamente. Para ilustrarlo, el 21 de abril, fecha en que la inclusión de las peras y manzanas al régimen fue oficializada, la diferencia entre el dólar oficial y el dólar agro era de $75 por dólar. Al cierre de esta edición, ese diferencial ya se había reducido a menos de $28.

Y recordemos: la medida tendrá vigencia hasta el 31 de agosto, y hasta entonces la gradual devaluación del dólar oficial continuará, y la brecha con los tipos de cambio parelelos puede cambiar notablemente, considerando que en el medio se celebrarán las elecciones PASO. Cabe mencionar, sin embargo, que la curva exportadora anual de la fruticultura ya transita su fase descendente, por lo que el impacto de ese desfase cambiario no sería tan relevante.

La medida, lejos de atender las necesidades y especificidades propias de la actividad regional, es más bien un improvisado intento del Gobierno nacional para acumular reservas internacionales.

Además del tipo de cambio, otro factor clave en la determinación de los márgenes de rentabilidad es el precio de exportación. Al respecto, el empresario entrevistado señaló que “la pera está con precios bajos, atraviesa un ciclo complicado en términos de precios”. En lo que a manzanas refiere, indicó que “hay una caída de oferta en el mundo que ayuda a mantener los precios”.

Por último, cabe recordar que las compañías que se hayan registrado están obligadas a adherir al programa Precios Justos, debiendo abastecer el mercado interno con una pauta de incrementos mensuales de precios no mayores al 4%. Esto, en un contexto de inflación superior al 7% mes a mes, repercute en los márgenes de rentabilidad.

“Si el dólar agro hubiera salido en enero, la historia seguramente habría sido otra, hace falta previsibilidad”.

Reconocido empresario frutícola de la región.

Rusia y la meteorología


Para entender la actualidad del sector, hay temas que son insoslayables, como por ejemplo el conflicto bélico que tiene a Rusia como protagonista, uno de los principales mercados de exportación de la fruticultura del Alto Valle.

Quizás, el mayor inconvenientes que atravesó el sector en 2022 fue la caída en las ventas externas destinadas al país euroasiático por el mencionado motivo. Este año la guerra continúa, pero el volumen exportado se recuperó parcialmente.

Entre enero y mayo de 2023 se exportaron a ese país 45.764 toneladas de peras, un valor aún por debajo de los promedios históricos pero un 55% por encima del registrado en igual período del año pasado. Esto permite explicar los mayores volúmenes exportados de esa fruta a los que referimos en el primer apartado.

Dato

45.764 toneladas
Fue el volumen exportado de peras desde el Alto Valle a Rusia entre enero y mayo de 2023.

Los envíos de manzanas a Rusia totalizaron unas 1.449 toneladas en los primeros 5 meses de este año. Esto es un 11% más que lo vendido en igual período del 2022 pero es apenas una quinta parte de lo enviado entre enero y mayo de 2021.

El impacto que tuvo sobre la campaña frutícola regional las heladas tardías del año pasado, la sequía y las altas temperaturas también deben mencionarse. Los referentes consultados coincidieron en señalar que el principal efecto de tales inclemencias climáticas se dieron más sobre la calidad de la fruta que sobre el volumen cosechado.

Hay un tema de calidad porque el calor y la sequía afectó mucho la conservación y la condición de la manzana; esos son factores que pueden haber gravitado en el volumen exportado.

Nicolás Sánchez, presidente de la CAFI.

“La cosecha de este año fue similar a la de los años anteriores, pero el rendimiento de empaque se redujo” señaló el empresario frutícola entrevistado, y agregó que “las heladas de fines de octubre y las olas de calor impactaron mucho en la calidad de la producción, y el volumen de empaque fue menor.”

“Hay un tema de calidad porque el calor y la sequía afectó mucho la conservación y la condición de la manzana; esos son factores que pueden haber gravitado en el volumen exportado”, señaló Sánchez en tal sentido.


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