Qué impacto tendría sobre el futuro de Vaca Muerta el fin de la guerra en Ucrania
El posible retorno de Rusia al mercado energético le exige a la Argentina invertir en tecnología, reducir costos y fortalecer la diplomacia comercial, pero principalmente mantener el rumbo económico.
La política internacional ha demostrado una y otra vez su propensión a desafiar expectativas. En este contexto, imaginar un escenario en el que Donald Trump lidere el fin de la guerra en Ucrania, parece cada vez más palpable en el corto plazo, y eso abre una serie de interrogantes para el mercado energético global. Uno de los más relevantes se centra en las posibles repercusiones económicas de un cese de hostilidades, especialmente en el sector de hidrocarburos donde Rusia es un jugador de gran peso.

Vaca Muerta: qué petroleras sumaron más pozos en 2024 y cuáles desaceleraron
Trump, conocido por su pragmatismo y su enfoque negociador, podría buscar un acuerdo que implique el levantamiento gradual de sanciones a Rusia a cambio de concesiones políticas y económicas. Este movimiento podría reconfigurar el mercado global del petróleo y el gas, cuyas dinámicas han estado profundamente influenciadas por el conflicto y las sanciones impuestas a Moscú. Además, las implicaciones de este cambio no serían homogéneas, afectando de manera dispar a los mercados occidentales y a los países emergentes, como Argentina, con ambiciosos proyectos de exportación de energía.
Si hacemos un poco de revisión de la historia reciente, la invasión de Rusia a Ucrania ha provocado alteraciones significativas en los mercados globales de energía. En primer lugar, en el mercado petrolero entre 2022 y 2024, la oferta global de petróleo ha disminuido aproximadamente en 2-3 millones de barriles diarios debido a las sanciones sobre Rusia, que antes del conflicto exportaba alrededor de siete millones de barriles diarios. Donde, aunque parte de estas exportaciones se han redirigido en gran medida hacia China, India y Turquía, que en conjunto han absorbido más de cuatro millones de barriles diarios de crudo ruso a precios descontados, es notorio tanto la cantidad de barriles fuera del mercado como también un impacto sobre los precios a la baja pagados en estos acuerdos gubernamentales.
En segundo lugar, en el caso del gas natural, la oferta global ha sufrido un desajuste significativo. Europa, que antes importaba el 40% de su gas desde Rusia, redujo drásticamente estas compras, sustituyéndolas con GNL procedente de Estados Unidos y Qatar. A esto debemos agregar la destrucción de la infraestructura del Nordstream y el cese de los gasoductos sobre suelo ucraniano. Esto ha incrementado el flujo de GNL global en más de 120 mil millones de pies cúbicos (bcm) anuales hacia Europa, cambiando significativamente el perfil del mercado. Y, por último, como consecuencia de ello, tambiénlas exportaciones rusas de GNL han caído marginalmente, pero una mayor parte de su producción se ha dirigido a mercados asiáticos. Mientras tanto, Estados Unidos ha ampliado su capacidad exportadora, contribuyendo con un aumento de más de 60 bcm al mercado global.
El embargo a los hidrocarburos rusos ha generado una volatilidad sin precedentes en los precios.
Al observar estos cambios drásticos en estos mercados, vemos cómo el embargo a los hidrocarburos rusos ha generado una volatilidad sin precedentes en los precios, donde el precio del barril Brent durante el 2022 superó los 120 dólares por barril, pero en 2023 y 2024 se estabilizaron en un rango de 75-85 dólares, impulsados por ajustes en la oferta y demanda globales. Ya en el caso del gas natural, los precios europeos del gas alcanzaron niveles históricos en 2022, con el TTF superando los 300 euros, encontrando nuevos valores de equilibrio a partir del GNL norteamericano. Desde entonces, han disminuido a medida que Europa diversificó sus fuentes y redujo su dependencia del gas ruso, pero siguen siendo más altos que los promedios anteriores a la guerra. El precio del GNL también experimentó alzas significativas, con contratos spot duplicando sus valores en poco tiempo. Esta presión ha afectado especialmente a países en desarrollo que no pueden competir con Europa y Asia por los cargamentos de GNL.
Antes del conflicto en Ucrania, Rusia desempeñaba un papel crucial en los mercados energéticos globales. Las sanciones impuestas por Occidente, junto con la guerra, redujeron drásticamente su capacidad de operación en los mercados internacionales. No obstante, un cese de las hostilidades podría abrir la puerta para que Rusia recupere su posición como proveedor clave en muchos mercados.
Vaca Muerta: ¿y si Rusia vuelve al mercado?
Un levantamiento de sanciones permitiría a las empresas rusas como Gazprom y Rosneft aumentar su producción y exportaciones. Esto tendría un efecto inmediato en la oferta global, ejerciendo presión a la baja sobre los precios del petróleo y el gas. Para los mercados occidentales, especialmente Europa, que ha estado en búsqueda de diversificar sus fuentes energéticas, esta reincorporación podría ser un alivio a corto plazo.
Sin embargo, este escenario también plantea retos estratégicos. La vuelta de Rusia podría debilitar los esfuerzos europeos para reducir su dependencia energética de Moscú, una de las prioridades tras el inicio del conflicto. Además, el impacto en los precios globales podría erosionar la rentabilidad de otros proveedores, incluidos los proyectos de GNL en Estados Unidos, Qatar o Argentina.
Los precios bajos podrían dificultar la rentabilidad de las exportaciones argentinas, especialmente si los costos de producción no logran reducirse significativamente.
Para Argentina, que ha apostado fuertemente por sus proyectos energéticos, este posible escenario presenta un desafío adicional. Por un lado, el país busca consolidarse como un actor relevante en el mercado global de energía a través del desarrollo de Vaca Muerta, una de las reservas de shale más grandes del mundo. Sin embargo, la reincorporación de Rusia a los mercados podría intensificar la competencia en el sector de GNL y petrolero. Los precios bajos podrían dificultar la rentabilidad de las exportaciones argentinas, especialmente si los costos de producción no logran reducirse significativamente.
Es por ello, que es esencial la consolidación del actual proceso macroeconómico que logre bajar el costo de capital aún más, por debajo de los 300 puntos, con un horizonte de “grado de inversión”, lo cual habilitaría con mayor velocidad el desarrollo de la infraestructura y producción necesarios para que nuestro país realmente pise fuerte en el mercado global de energía.
El posible horizonte de retorno de Rusia a los mercados globales le exige a la Argentina una estrategia más agresiva y diversificada. Invertir en tecnología, reducir costos y fortalecer la diplomacia comercial, pero principalmente mantener el rumbo económico, serán claves para competir en un mercado global energético cada vez más complejo.
(*) Director de Abeceb.
La política internacional ha demostrado una y otra vez su propensión a desafiar expectativas. En este contexto, imaginar un escenario en el que Donald Trump lidere el fin de la guerra en Ucrania, parece cada vez más palpable en el corto plazo, y eso abre una serie de interrogantes para el mercado energético global. Uno de los más relevantes se centra en las posibles repercusiones económicas de un cese de hostilidades, especialmente en el sector de hidrocarburos donde Rusia es un jugador de gran peso.
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