El aeropuerto de Bariloche recibirá 120 vuelos en cuatro días

A pesar del incremento de viajeros estiman que no habrá saturaciones debido a una mejor distribución horaria entre las empresas que prestan el servicio.

Con el inicio del receso escolar y las vacaciones de invierno en los principales distritos del país, el aeropuerto local ingresó en su período de mayor actividad en todo el año.

Entre el viernes y el lunes llegarán a la terminal aérea un total de 120 vuelos, pertenecientes a media docena de empresas, con más de 18.000 pasajeros.

Un movimiento que pone a prueba la estructura existente y que revela una vez más la necesidad de una ampliación, que ya está en carpeta, aunque no tiene fecha ni presupuesto.

Ayer llegaron al aeropuerto Teniente Luis Candelaria, ubicado 13 kilómetros al este de la ciudad, un total de 24 vuelos. Para hoy están programados 37 servicios, el domingo 31 y el lunes otros 28. En promedio cada uno llega con 160 pasajeros.

La cifra impresiona pero no es récord, al menos en el número de vuelos, ya que antes de 2011 (el año del volcán), llegó a haber días de 43 servicios, aunque con aviones algo más chicos.

A pesar del uso intenso que registra la aeroestación no hubo saturación ni largas esperas. Una fuente de la concesionaria Aeropuertos Argentina 2000 consultada por este diario dijo que a diferencia de otros años acordaron con las empresas una mejor distribución horaria.

En temporadas anteriores el grueso de los vuelos se concentraban entre las 12 y las 15, pero ahora hay arribos que comienzan a las 7.30 (y parten de Buenos Aires antes de las 6), mientras que los últimos están programados para después de la medianoche.

Los vuelos directos de Brasil (hay entre uno y tres por día) llegan a media tarde.

Ese diagrama obliga a prever todos los servicios de pista, la limpieza y las oficinas de informes durante casi todo el día. “Tenemos un aeropuerto H24 y hay que aprovecharlo”, dijo la fuente.

El mismo plan de trabajo deben darse las empresas privadas con presencia en el aeropuerto, que van desde el restaurante, hasta las rentadoras de autos, dos empresas chocolateras que alquilan locales, una de productos gourmet, un kiosco y un drugstore.

La encargada de uno de los comercios aseguró que “el aeropuerto funciona bien y la gente en general está conforme”, pero señaló como una carencia que varios le apuntaron “la falta de una farmacia” y también servicio de carga de Sube. “La gente los reclama y hay que decirles que no hay”, aseguró.

La forma más barata de trasladarse al centro es en transporte urbano (con la línea 72), que corre aproximadamente cada 90 minutos. Un viaje en taxi cuesta en promedio 320 pesos, según el destino.

Las firmas de alquiler de autos también tienen mucha demanda, hay seis que tienen ventanillas propias en la terminal y otras cuentan con promotores que ofrecen autos directamente en los pasillos.

El chofer del taxi 189, que se identificó como Miguel, dijo que en estos días trabajan muchísimo “no sólo por las vacaciones, sino por la nieve. Desde la primera nevada esto se llenó”.

A modo de anécdota contó que el jueves un pasajero algo disperso le dio la dirección de una hostería que tenía reservada y que el taxista no conocía. Muy raro. Le pidió que averigüe bien por teléfono y resultó que el alojamiento era en Villa La Angostura, que el viajero consideraba un simple barrio de Bariloche.

“El señor no se quiso ir para allá, perdió la reserva y se puso a buscar alojamiento en Bariloche, pero le costó mucho porque está todo lleno”, aseguró.

Ayer llegaron vuelos de Aeroparque, Ezeiza, Palomar, Córdoba, Rosario, Santa Fe y San Pablo. Hoy también habrá vuelos provenientes de Jujuy y Mendoza.

Entre el personal de AA2000 y el resto de los servicios trabajan en el aeropuerto casi 300 personas.

El edificio actual fue inaugurado en 1999 y tiene 12 mil metros cuadrados, en dos plantas, con dos mangas y tres cintas. Para optimizar el espacio, cuando es posible, los vuelos de cabotaje son derivados al área internacional, para evitar esperas. Una modalidad estrenada este año.

La ampliación fue anunciada el año pasado y sería licitada este año, pero aun no hay novedades. Según la fuente consultada, el proyecto incluye una nueva sala de embarque, otra de arribos y una o dos mangas extra. Cada una cuesta un millón de dólares. La superficie nueva sería un 50% mayor que la actual.

Mayores recaudos para evitar un colapso similar al del año pasado

Además de desplegar todas sus capacidades en los salones de recepción y de partidas, el aeropuerto debe prever los servicios de pista, que fallaron el año pasado y provocaron una enorme ola de quejas, justo cuando comenzaban las vacaciones de invierno.

Una nevada de volumen inusual que comenzó el viernes 14 de julio y duró casi 24 horas obligó a suspender la operatividad del aeropuerto, debido a la imposibilidad de limpiar la plataforma y la pista.

Muchos de los pasajeros eligieron esperar en la propia terminal, donde se cortó la luz y hubo problemas con la calefacción y el servicio de agua. También se agotaron las reservas de la confitería.

Varios de los trabajadores consultados (incluso las chicas que atienden los mostradores de informes) señalaron que este año hay mayores previsiones. “El problema es que todos los servicios dependen de la electricidad y cuando se cortaba la luz se apagaba la caldera -explicó una joven-. Ahora tengo entendido que se mejoró la generación propia e instalaron cortinas de aire caliente. También bloquearon algunas puertas para que no se vaya tanto el calor”.

Otra de las medidas fue ampliar la dotación de máquinas barrenieve y la cantidad de personal encargado de esa tarea. La infraestructura, según se informó, “es un 60% mayor a la del año pasado”.

De todos modos, la fuente aclaró que una nevada muy grande igual provocaría un corte de varias horas, “acá, en Nueva York o en cualquier lado”.


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