El amante de las abejas que no baja los brazos

Juan Manuel Basso casi la mitad de su vida se dedicó a la carpintería y hace dos años cambió de rumbo con la apicultura. Un incendio destruyó toda su producción pero él no se desamina. A pesar de las crisis busca salir adelante.

Juan Manuel Basso no se desanima a pesar del incendio que destruyó casi toda su producción de miel en Roca. Luego de trabajar 18 años como carpintero encontró una pasión en la apicultura. Hace dos años decidió apartarse del oficio de la madera para apostar por las abejas. En 2019 hizo un curso en el Concejo Deliberante y el año pasado comenzó con una colmena que le regalaron y adquirió otras 10 más.
La primera producción fue buena y esperaba triplicar esos volúmenes esta temporada pero el fuego puso a prueba su determinación.

Al productor de 36 años le habían prestado un espacio en una chacra que no estaba en producción para tener allí sus colmenas. Sin embargo el lunes 27 del mes pasado un incendio destruyó casi todo su apiario.
El siniestro comenzó pasadas las 13 en Ruta 22 casi Ruta 6. Al menos cinco dotaciones de bomberos de Roca y Cervantes acudieron para apagar las llamas.

“Estaba charlando con el dueño de la chacra cuando escuché una explosión y pensé que era una cubierta de un vehículo que había reventado. A los cinco minutos escuchamos otra explosión”, recordó.
De repente empezaron a notar el humo y cuando fueron a ver de dónde venían las llamas ya había avanzado con las primeras filas de fruta.

Basso está seguro de continuar con la apicultura a pesar de la crisis.

Según manifestaron otros testigos una persona estaba quemando basura en un tacho cuando explotaron unos aerosoles que fueron a parar a las filas y se prendieron fuego casi tres hectáreas.
Los pastizales altos también facilitaron a que se propagaran las llamas.

“Cuando vi que el fuego estaba a 80 metros de las colmenas, fui con un balde a buscar agua, hice dos viajes y me cansé, tampoco podía correr las colmenas porque están muy pesadas y no tenía donde dejarlas”, contó.
Como última alternativa trato de controlar algunos focos del incendio con una azada.
De las 42 colmenas que tenía perdió 35 y la miel que quedó tampoco la puede comercializar porque terminó manchada con hollín.
Basso no tenía un seguro porque son muy costosos señaló.

“Este espacio lo elegí porque no estaba en producción y no hay agroquímicos. Para las abejas es lo ideal, no tenía mortandad, siempre busco este tipo de chacras agroecológicas”, explicó.
El productor contó que lo que más lo entristeció fue la cantidad de abejas que murieron por el fuego.
Todas las semanas iba a atenderlas, a ver cómo estaban.

Basso volverá a comenzar este año de nuevo con su apiario. Foto Andrés Maripe

Aunque el panorama ahora es incierto, Basso no baja los brazos. “Vamos a seguir a buscarle la vuelta, me metí en esta actividad, invertí $400.000, el año que viene calculo que me va a ir bien”, expresó.
La primera cosecha la comercializó particularmente y la próxima espera hacerlo a través de la Cooperativa de Fernández Oro porque “ellos tienen todas las habilitaciones, es una forma segura para llegar al público”, dijo.


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