El árbol y su herida

El Jardín de Casa

Tal como anticipé en mi nota del domingo anterior, con referencia a la consulta sobre cómo proceder con un aromo francés con el tronco desgarrado a causa de los fuertes vientos, quiero referirme hoy a la forma correcta de cortar una rama y con mayor razón si esta es gruesa, ya que a medida que aumenta el tamaño de la herida, tarda más en “cicatrizar”… así, entre comillas. Sostengo que las diferencias entre animales y vegetales son menores de lo que a simple vista parece y que muchas veces, para actuar con sensibilidad sobre un árbol, hay que tener presente qué es lo que se haría si fuera un perro, por ejemplo. De esta forma, seguramente se le ahorrarían sufrimientos. Tanto el perro del ejemplo como el aromo de la consulta, al sentirse heridos reaccionan con el mismo objetivo, que es crear una barrera a la pérdida de sangre/savia y evitar el ingreso de aire y agentes patógenos (causantes de infecciones o enfermedades) en sus tejidos y esto creo que no amerita mayores explicaciones. Las defensas del perro mandan plaquetas a obturar la herida y glóbulos blancos para neutralizar a los agentes infecciosos (no soy erudito en veterinaria), con lo que crean la primera barrera, la que se complementa con la formación de un tejido nuevo que reemplaza al dañado y, si todo marcha bien, con el tiempo sólo queda una cicatriz y el animal sigue con vida. Además, si le duele, gruñe y muerde, por lo que andamos con precaución y en cambio el árbol “se la banca” sin chistar. Las defensas del árbol actúan con el mismo objetivo y la primera medida para evitar el ingreso de aire y agentes patógenos es crear barreras. Este concepto se debe a las investigaciones de Alex Shigo, que creó el concepto de “compartimentación”. Estas barreras se ubican detrás, por encima y por debajo de la zona dañada y se subdividen en tres subzonas. Su trabajo se conoce bajo el término CODIT y se puede hallar profusamente en Internet. El árbol no “cicatriza” una herida, sino que la aísla de los tejidos sanos, la “compartimentaliza”. Tampoco crea un tejido nuevo, sino que forma un “callo” que la recubre y encierra, para completar este aislamiento. Un árbol es como una muñeca rusa, una “mamuschka”, porque cada crecimiento anual encierra dentro los crecimientos anteriores y es por eso que un árbol que tiene su centro, el leño, dañado, puede seguir viviendo sin ser peligroso… los restantes le dan fortaleza. En la poda, el punto clave para facilitar este aislamiento es respetar la zona natural de formación de ese “callo”, que se puede observar a simple vista como un anillo o arrugas circulares en la base de cada rama, sea gruesa o fina y más o menos visible según especie y variedad de árbol. Esa zona es la que usa para expulsar naturalmente las ramas que ya no le son útiles y es la que debemos respetar en el momento de tener que eliminarla. En el aromo que motivó la consulta, se la observa claramente debajo del muñón residual, por consiguiente fue mal cortada.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios