El covid-19 causa una hecatombe en el cuerpo de los enfermos graves

Con un lenguaje inusualmente crudo, un artículo publicado por “Science” da cuenta de los síntomas devastadores que médicos, especialistas y patólogos advierten en los pacientes críticos.

¿Cómo mata el coronavirus? Se sabe que los pulmones son el blanco mortal preferencial del covid-19, pero otros órganos igual de vitales como el corazón, los riñones, el cerebro, los intestinos, el hígado y hasta los ojos se están revelando también en víctimas directas del ataque del virus una vez que está dentro del cuerpo.

Sin filtros para con la sensibilidad del lector, un artículo publicado hace pocos días por “Science” y firmado por Meredith Wadman, Jennifer Couzin-Frankel, Jocelyn Kaiser y Catherine Matacic resume las evaluaciones -provisorias por cierto- de médicos, especialistas y patólogos que están en la primera fila de la pandemia, es decir en las unidades de terapia intensiva tratando a pacientes críticos en hospitales, centros sanitarios de investigación y universidades de los Estados Unidos.

La nota es shockeante por la crudeza con que se describen los síntomas que afectan a aproximadamente un 5% de los enfermos, es decir los que caen en estado grave y, eventualmente, fallecen.

Pocas veces como estos meses la ciencia básica y el arte de la Medicina marchan tan hombro con hombro en algunas partes del mundo. Personal médico y de enfermería lidian con una verdadera hecatombe de síntomas igualmente devastadores en los casos más severos.


Todo indica que el motivo de esa dispersión de los daños dentro del cuerpo son los receptores de superficie celular ACE2, presentes en abundancia en el revestimiento de las células de varios tejidos diferentes, entre ellos los de los pulmones, arterias, corazón, riñón e intestinos.

En todo el organismo, la enzima ACE2 que normalmente ayuda a regular la presión arterial, marca los tejidos vulnerables a la infección, porque el virus requiere que el receptor ingrese a la célula. O sea que los receptores ACE son, por así decirlo, los responsables de franquear el ingreso del SARS-CoV-2 al órgano en cuestión. “Una vez dentro, el virus secuestra la maquinaria de la célula, haciendo innumerables copias de sí mismo e invadiendo nuevas células”.

Normalmente la invasión comienza en la nariz y garganta al inhalar la persona una cantidad indeterminada de virus. La mucosa nasal interna está tapizada de células ricas en ACE2. Si la infección no es detenida ahí por el sistema inmune, desciende rápidamente a los pulmones donde todo se puede complicar gravemente.

En amarillo, el daño extenso en los pulmones de un hombre (59) fallecido. (Modelo 3D basado en tomografías computarizadas). Gentileza “Science”

Pero también es posible -lo están refiriendo miles de ‘papers’ y documentos publicados desde que comenzó la epidemia en China- que el virus se dirija al tejido cardíaco, renal, red arterio-venosa y cerebro, entre otros blancos vitales.

Los estudios realizados en medio de una lucha que es por la vida, muestran trazos de la presencia del virus en todos esos órganos o sistemas. Biopsias, radiografías, resonancias magnéticas, modelos en 3D y escáneres dan cuenta de un daño brutal pero misterioso en sus causas.

Las preguntas que médicos e investigadores se hacen acerca de la naturaleza de la enfermedad se relacionan con varias teorías que han surgido como explicación, aunque ninguna sea concluyente. Por ejemplo:

¿Una tendencia peligrosa y recientemente observada a la coagulación de la sangre transforma algunos casos leves en emergencias potencialmente mortales?

• ¿Hay una respuesta inmunitaria demasiado celosa detrás de los peores casos, lo que sugiere que el tratamiento con medicamentos inmunosupresores podría ayudar?

• ¿Qué explica el nivel de oxígeno en la sangre sorprendentemente bajo que algunos médicos informan en pacientes que, sin embargo, no respiran con dificultad?


Por lo divergente de los interrogantes, un enfoque más sistémico podría ser beneficioso cuando se empieza a pensar en terapias, dicen varios especialistas.

Algunos médicos sospechan que el rápido agravamiento de muchos pacientes se debe a una reacción exagerada del sistema inmunitario conocida como “tormenta de citoquinas”, que se sabe que desencadenan otras infecciones virales. Las citocinas son moléculas de señalización química que guían una respuesta inmune saludable; pero en una tormenta de citoquinas, los niveles de ciertas citocinas se elevan mucho más allá de lo que se necesita, y las células inmunes comienzan a atacar tejidos sanos.


Otros científicos, en cambio, se están concentrando en un sistema de órganos completamente diferente que, según dicen, está impulsando el rápido deterioro de algunos pacientes: el corazón y los vasos sanguíneos.

Una mujer, en Italia, mostró todos los síntomas clásicos de un ataque cardíaco, incluso niveles altos de un marcador que sugiere daño muscular en el corazón. Pero cuando le inyectaron tinte en las arterias coronarias, buscando el bloqueo, no encontraron ninguno. Otra prueba reveló por qué: la mujer tenía covid-19.

La enfermedad parece extenderse a la sangre misma. La presencia de coágulos en los pulmones, condición conocida como embolia, ha matado a muchos pacientes según los informes.

La infección también puede conducir a la constricción de los vasos sanguíneos; de ahí la detección de signos de isquemia (falta de buena circulación) en los dedos de manos y pies.

El hallazgo de partículas virales identificadas en micrografías electrónicas de riñones de autopsias en un estudio sugiere un ataque viral directo. Pero la lesión renal también puede ser un daño colateral ocasionado por el uso de respiradores, el medicamento remdesivir y hasta la mencionada “tormenta de citoquinas”.

Las flechas marcan el daño tisular en el cerebro de una mujer de 58 años con covid-19 que desarrolló encefalitis. Gentileza “Science”

Otro conjunto sorprendente de síntomas en pacientes con covid-19 se centra en el cerebro y el sistema nervioso central, pues se han visto pacientes con encefalitis inflamatoria cerebral, con convulsiones y una “tormenta simpática”, es decir una hiperreacción del sistema nervioso simpático que causa síntomas similares a las convulsiones y es más común después de una lesión cerebral traumática.

Por último, los intestinos. Una creciente evidencia sugiere que el nuevo coronavirus, como su primo SARS, puede infectar el revestimiento del tracto digestivo inferior, donde abundan los receptores ACE2. Pero como los síntomas gastrointestinales como diarrea y vómitos no están en la lista de signos de covid-19 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), ello podría causar que algunos casos positivos de coronavirus no sean detectados.

Este mapa de la devastación que el covid-19 puede infligir en el cuerpo es solo un boceto, redondea el artículo de “Science” que concluye augurando “años de minuciosa investigación para agudizar la imagen de su alcance. A medida que la ciencia avanza, desde sondear tejidos bajo microscopios hasta probar medicamentos en pacientes, la esperanza es que los tratamientos sean más astutos que el virus que ha detenido al mundo en su camino”.



Recorré con el mouse cada punto para saber cómo afecta el coronavirus a los órganos del cuerpo humano.




A medida que el virus se multiplica, una persona infectada puede eliminar grandes cantidades de él, en especial en la primera semana más o menos.


Los médicos y patólogos aludidos por “Science” luchan por comprender el daño causado por el coronavirus a medida que desgarra el cuerpo

“[La enfermedad] puede atacar casi cualquier cosa en el cuerpo con consecuencias devastadoras. Su ferocidad es impresionante y humillante”. Harlan Krumholz, cardiólogo de la Universidad de Yale y el Hospital Yale-New Haven

“Tomar un enfoque de sistemas puede ser beneficioso cuando empezamos a pensar en terapias”. Nilam Mangalmurti, intensivista pulmonar en el Hospital de la Universidad de Pennsylvania.

“Necesitamos mantener una mente muy abierta a medida que este fenómeno avanza. Todavía estamos aprendiendo”. Nancy Reau, médica de trasplante de hígado que ha estado tratando a pacientes con covid-19 en el Centro Médico de la Universidad Rush.




• Hospitales, centros médicos y facultades de universidades George Washington,Yale, Ruxh, Pennsylvania, Temple, Columbia, Nueva York, Iowa, Tulane y Stanford.
• Hospital Yale-New Haven, Instituto Wellcome Sanger, Baylor College of Medicine.
• Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Centros del Riñón del Noroeste.
• Instituto Suzhou de Ingeniería Biomédica de China.

“La verdadera morbilidad y mortalidad probablemente se deba a esta respuesta inflamatoria desproporcionada al virus”.

Jamie Garfield, neumonólogo en el Hospital de la Universidad de Temple.

“Parece que ha habido un movimiento rápido para asociar covid-19 con estados hiperinflamatorios. No he visto datos convincentes de eso”.

Joseph Levitt, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.

“Cuanto más miramos, más probable es que los coágulos de sangre sean un jugador importante en la gravedad y mortalidad de la enfermedad ”.

Behnood Bikdeli, becario de medicina cardiovascular en la Universidad de Columbia



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