El fenómeno de las dos ruedas: la bicicleta toma envión en la cuarentena

Hay colas en las bicicleterías para comprar nuevas o arreglar las viejas. Y también creció el alquiler de las fijas para entrenar durante el confinamiento. Pedalear es un fenómeno.

Una de las grandes protagonistas en los últimos meses de cuarentena fue, sin duda alguna, la bicicleta. Ya sea como actividad deportiva o como medio de transporte, pasando por un elemento para recreación, el retorno de los ciclistas se convirtió en una característica común a nivel global, y la región no quedó ajena.


“Al haber estado tanto tiempo con todo restringido, o solo con caminatas, la gente se volcó a la bicicleta y hay un entusiasmo. Si bien hay ventas de bicicletas, son más las consulta de gente que por ahí la tenía abandonada en el patios y la quiere reacondicionar. No es solo por deporte, sino que también responde a una cuestión de transporte: dejar de usar el vehículo, ausencia de colectivos… entonces también sirve para ir al trabajo por ejemplo”, relata Paula, de la Bicicletería Medina en Roca, que ha tenido un gran aumento de consultas desde el inicio del aislamiento.

En la misma línea, Claudio de Bicicletería Pirincho de Neuquén asegura que debido a la pandemia, “aumentó muchísimo el uso de las bicicletas”, algo que se pudo percibir en las concurridas bicisendas de la ciudad.

A punto tal llegó este crecimiento abrupto que en muchas bicicleterías de la región, se registraron filas diarias de más de 10 personas solo esperando para ingresar a los locales, algo que antes del aislamiento era impensado, sobre todo para los negocios más pequeños.

Muchos locales tuvieron que abrir en una franja horaria más extensa y hasta con turnos previos, sobre todo al tratarse de clientes que buscaban asesoramiento para comprar una bici.

La bicicletería Medina, en Roca, tuvo un gran crecimiento de clientes durante el aislamiento. (Foto: Juan Thomes)


Claro, las primeras semanas no estaban permitidas las salidas, por lo que las consultas apuntaron a otro de los grandes protagonistas de esta época: el rodillo de entrenamiento.

¿De qué se trata? Básicamente, son unos rodillos móviles que van montados sobre distintas estructuras, que permiten pedalear una bici normal en casa como si de una bicicleta fija se tratara. Hay una amplia gama, y así como tenemos rodillos profesionales para entrenamiento, también los hay caseros, armados por gente que buscó una vuelta más a este negocio; y los precios partían desde $4.500 en adelante.

La gente se volcó a las bicicletas pero no solo por deporte, si no que también responde a una cuestión de transporte”

explicó Paula, de la Bicicletería Medina en Roca.


“Nosotros somos un rubro esencial, entonces 20 o 25 días después de que se cerró todo pudimos volver a trabajar. Ahí, las primeras ventas fueron todo bicicletas fijas y rodillos. El que entrena a diario, por ejemplo, compraba los rodillos que sirven para cualquier tipo de bici. Esa era la forma de poder hacer ejercicio en casa. El rodillo tuvo un auge tremendo, y aparte los vendió todo el mundo: las personas que tenían conocimientos metalúrgicos también”, aseguró Paula.

Algo similar ocurrió con las bicicletas fijas. Muchos gimnasios optaron por alquilárselas a sus clientes. En general, el precio del alquiler rondaba en $3.000 por mes, a cuenta de $100 por día.

Mucha gente la usa como forma de bajar gastos, y ahí se da cuenta que no solo ahorra, sino que también le hace bien a la salud”

complementa Claudio, de la Bicicletería Pirincho de Neuquén.


Si la intención era comprarlas en la web, las bicicletas fijas más básicas costaban alrededor de $18.000; y las de gimnasio estaban por encima de los $70.000.

Ahora, tras la habilitación de las salidas recreativas y la posibilidad de utilizarlas como medio de transporte, mucha gente se decidió a comprar su bici. ¿Qué rango de precios pueden encontrar los compradores?

“La gente no busca una bici totalmente económica ni demasiado cara. Buscan calidad: que tenga un buen precio pero que tenga calidad, repuestos, garantía… Muchos te preguntan cuánto tiempo de garantía tienen, o si consiguen repuestos en caso de algún problema. Entonces prefieren pagar un poco más, pero se llevan algo que saben que no va a haber problemas. Lo que buscamos todos, básicamente. Respecto al rango, podemos hablar de 24 o 25 mil pesos, a pesar de que tenés bicicletas con cambios a 9 mil o 10 mil pesos también. Pero bueno, la gente busca calidad, algo intermedio, no algo económico sin garantías”, explica Paula.

Por su parte, Claudio asevera que “es muy amplio, porque bicis nuevas en rodado 29”, que es lo que más se usa, tenés desde $25.000 en adelante; pero también hay bicis último modelo mucho más caras. También uno tiene que pensar para que la quiere, si para moverse o para ir a la barda, porque una bici barata no es muy conveniente para la barda”.


La vuelta de las bicicletas a las calles significó una retroalimentación: así como se reactivó parcialmente la economía de las bicicleterías, fue de gran utilidad para la gente. Así lo explica Claudio, al afirmar que “la verdad se trabaja mucho… y mucha gente también usa las bicicletas como forma de bajar gastos, y ahí se da cuenta que no solo ahorra sino que le hace bien a la salud; y así empieza a usarla para mantenerse en forma y para ir al trabajo”.

Sea para transporte, para recreación o para ejercicio, las bicicletas volvieron con todo. Bienvenido sea su retorno.


Aluvión de clientes en Villa Regina



Los clientes en busca de bicicletas se multiplicaron, como los que reparan las usadas. El riesgo es que la demanda supere a la oferta, porque los tiempos de reposición se alargaron con fábricas con menos empleados (un problema global que se inicia con los proveedores de Oriente) y nuevos protocolos y más demoras en la Aduana.

Ese es el panorama que brinda Julio César, de Schwallier competición, tradicional bicicletería de Villa Regina. “Son tiempos para andar con pie de plomo, pero mientras tengamos stock hay que darle para adelante”, explica. Y agrega que también son días con otra clase de contagio: el de los que descubrieron el placer de andar sobre dos ruedas para hacer deporte o para ir a trabajar, a la manera de las ciudades europeas donde se usan más bicis que autos. “Bienvenido sea”, dice Julio, que pedalea desde los siete años. Por ejemplo, el soleado sábado pasado (también se puede salir a andar los martes y los jueves, siempre por una hora) las bardas y la zona del Anfiteatro se llenaron de gente sobre ruedas, aunque él no pudo ir porque se quedó en el local sacando pedidos.

A toda máquina. En Schwallier competición, en Villa Regina, la demanda se multiplicó: un día hubo una cola de 12 clientes en la vereda. (Foto: Néstor Salas)


Junto a colegas de la ciudad a los que se sumaron otros del Alto Valle, impulsó una campaña solidaria que terminará a fin de julio por la que no cobran las parchadas y colocan una urna para los que quieran hacer un aporte voluntario que será destinado al hospital.

“Son los que nos cuidan, los que ponen el cuerpo para que nosotros estemos bien, por eso queremos dar una mano”, afirma. Las urnas de todas las bicicleterías de la ciudad serán entregadas al Hospital de Villa Regina el primero de agosto para que sean abiertas esa día y las autoridades decidan el destino del dinero recaudado.


Mendoza apostó fuerte por las bicicletas



 El departamento mendocino de Godoy Cruz, cercano a la capital provincial, incrementará un 50% el plus que cobran los empleados municipales que van a trabajar en bicicleta.

 La intención es fomentar su uso como medio de movilidad sustentable y apropiado desde el punto de vista sanitario por la pandemia del nuevo coronavirus.

 A nivel regional, durante la época en la que no se podía salir, se exceptuó a la bici como medio de transporte al trabajo, para que se pueda continuar usando a tal fin.


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