El muelle de San Antonio Oeste, un lugar para visitar
La pesca artesanal es uno de sus tantos atractivos
Martín Brunella
SAN ANTONIO OESTE (ASA).- Pasear y recorrer los distintos sectores que forman parte de una localidad que posee tres centros urbanos bien diferenciados es una buena opción para aquellos turistas que buscan tomar contacto con la verdadera esencia de esta zona costera. Para este tipo de público, que aspira a dejarse seducir por las postales más representativas para los lugareños, no existe nada mejor que conocer un tradicional rincón de San Antonio Oeste, que a su perfil turístico le agrega el emblema de su pasado ferroviario y toda la fuerza de su naturaleza ligada desde siempre a la actividad pesquera. En ese plan, el muelle sanantoniense es uno de los puntos de recorrida obligatoria de esta ciudad ubicada a 20 kilómetros de Las Grutas, que al encanto de una serie de balnearios con un perfil diferente a los que ofrece la villa le suma la posibilidad de tomar contacto con los secretos de la pesca local. Ocurre que a diferencia del Puerto San Antonio Este, al que durante estos meses arriban los inmensos buques de bandera internacional que transportan la fruta del valle hacia los puertos del mundo, en este muelle pueden verse pequeñas embarcaciones y lanchas de pesca artesanal que durante todo el año realizan sus actividades en la zona. Estas rústicas naves, operadas en su mayoría por vecinos pertenecientes a tradicionales familias de esta localidad ligadas desde siempre al quehacer pesquero, se rigen por el ritmo caprichoso que marcan las mareas. Son ellas las qué, alternando pleamares y bajamares, signan el ingreso y egreso de los hombres al mar, armando una rutina ligada no sólo al devenir de las aguas sino a las condiciones climáticas, que posibilitan o no la jornada de pesca. Recorrer la zona también permite realizar un viaje al pasado, porque en las inmediaciones del muelle las casas amplias coronadas por techos de chapa, dónde predominan materiales nobles como la madera, dan cuenta de la impronta ferroviaria que también marcó a fuego la vida de los sanantonienses. Esas construcciones testimonian la plenitud de aquellos años en los que la ciudad puso en duda su destino pesquero para volcarse casi de lleno a la febril actividad que llegó junto con el tren, que durante décadas fue la principal fuente de ingresos de los lugareños. Por otra parte, la recorrida por el área, que está flanqueada por la inmensa figura de un pescador que esculpió una escultora local en homenaje a los trabajadores del mar, debe incluir la visita a una serie de puestos en los que se ofrecen artesanías y productos frescos.
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