El pianista Héctor Cippitelli fue asesinado en su casa en Neuquén

Por lo menos dos personas lo atacaron a golpes y lo asfixiaron con una almohada. El crimen conmocionó; hasta anoche la policía no tenía detenidos ni sospechosos.

NEUQUEN (AN)- El pianista Héctor Samuel Cippitelli, creador y director de la mítica orquesta de tango La Típica Splendid, fue asesinado en su vivienda del barrio Villa María por al menos dos personas que le destrozaron el cráneo a golpes y lo asfixiaron con una almohada. El crimen ocurrió entre 0.30 y 1 de ayer, y fue descubierto 9.30 por una vecina. La Policía maneja varias hipótesis sobre el móvil, pero hasta anoche no tenía identificados a los responsables ni había sospechosos detenidos.

El cadáver de Cippitelli, de 65 años, fue hallado en su dormitorio. Estaba desnudo, había recibido un fuerte golpe en la nuca, varios más en el rostro y en otras partes del cuerpo. Su sangre salpicó toda la habitación hasta el techo y, se presume, también a quienes lo atacaron. En la casa había un mínimo de desorden; se cree que no le robaron nada de valor.

Aunque no hay testigos del crimen, los investigadores creen que la víctima conocía a los asesinos y es muy probable que él mismo les haya abierto la puerta para dejarlos entrar a su vivienda, en Cerros Colorados 145, donde vivía solo. Una vecina abonó esta hipótesis: «el perro del hombre ladra mucho, y anoche ni lo escuchamos», declaró.

En vez de ladridos, esta mujer oyó que Cippitelli se quejaba, poco después de la medianoche. Se cree que para esa hora ya estaba mortalmente herido

El fallecimiento del pianista conmocionó a los vecinos y al ambiente musical de la región, que apreciaba a Cippitelli. Sus compañeros en la orquesta La Nueva Splendid se enteraron del hecho durante la mañana; fue un duro golpe para ellos.

La última noche

Los investigadores están reconstruyendo las últimas actividades desplegadas por la víctima, buscando pistas para resolver el crimen.

A través de allegados al músico, de fuentes judiciales y policiales, «Río Negro» pudo saber que la última presentación de la orquesta fue el domingo en Casino Magic, y tenía previsto volver a tocar mañana en un pub de Buenos Aires 133.

Por eso el martes a la tarde, aproximadamente entre 17 y 19.30, Cippitelli estuvo ensayando con el bandoneonista Alberto Peralta. En ese horario habló por teléfono con Nora Revesz, quien toca flauta traversa, para desearle feliz cumpleaños, y con el vocalista Rodolfo Velázquez para acordar que la mañana siguiente le entregaría fotos de la orquesta para que distribuyera en los medios de prensa.

«Me dijo que tenía que levantarse temprano para hacer algunos trámites», relató Velázquez a «Río Negro».

A la noche cenó con la hija en su casa de Rincón de Emilio, y regresó a su vivienda en la calle Cerros Colorados poco antes de la medianoche.

En el garage, al costado de la casa, estacionó su Ford Falcon color crema, patente VHA172. Hasta ahora no apareció ningún testigo de esa escena, y los investigadores se preguntan si Cippitelli llegó solo o lo acompañaban más personas.

La mañana

La noche y madrugada trascurrieron con aparente calma, salvo los ruidos que escuchó la vecina del músico. Llegó la mañana, y a las 8 Velázquez le telefoneó para recordarle que pasaría por su casa.

«La primera vez el teléfono llamaba sin que atendiera», relató el vocalista de la orquesta, «por eso pensé que estaba haciendo los trámites que me había dicho. Volví a llamarlo como a las 9, esperé a que se activara el contestador automático y le dejé un mensaje. Incluso le dije «espero que escuches este mensaje», porque a veces no controlaba el contestador».

Detrás de la casa de Cippitelli hay otras dos viviendas de su propiedad que están alquiladas. A las 9.30, una de las inquilinas salió a la vereda y descubrió que la puerta principal de la casa del músico estaba entreabierta.

La mujer entró llamando al pianista sin obtener respuesta. Y cuando llegó al dormitorio lo descubrió tirado en el piso.

Llorando, se cruzó hasta la casa de otra vecina a la cual le contó lo que había visto. El marido de esta mujer entró a la casa, vio el cuerpo, la sangre, y llamó de inmediato a la policía.

A la casa de la víctima acudieron el secretario del juzgado 3, Marcelo Benavides; los fiscales de Homicidios, Mario Rodríguez Gómez y Sandra González Taboada; los jefes de la Departamental Segunda, policías de Homicidios y de Delitos, criminalistas y forenses.

Una fuente judicial explicó que «el cuerpo estaba en el piso, al lado de una cama matrimonial, en posición ginecológica, con un golpe importante en la nuca y varios más en la cabeza, el rostro y el cuerpo».

Añadió que «había salpicaduras de sangre en las paredes hasta un metro ochenta de altura, y en el techo. También en los picaportes de las puertas».

Se cree que los homicidas se ensuciaron y ellos mismos dejaron algunos de los rastros. También había sangre en el auricular del teléfono, que estaba desconectado.

La autopsia determinó que la muerte se produjo por asfixia. Al parecer le taparon la cabeza con una almohada o una manta.

«Es un crimen terrible, pocas veces se ve tanta saña», agregó la fuente. «Lo cometió más de una persona, el hombre pesaba alrededor de 130 kilos y creo que para un solo sujeto habría sido difícil manejarlo», dijo.

Los investigadores policiales están dedicados a buscar pistas. Tomaron numerosas declaraciones testimoniales y analizaron los rastros que los autores dejaron en la casa. Hasta anoche no había detenidos ni sospechosos.

«Lo escuché cuando se quejaba»

NEUQUEN (AN)- «Escuché que el hombre se quejaba y pensé que se había descompuesto. Después no volví a oír nada, y me dormí. Serían doce y media de la noche más o menos».

El relato de una vecina les permitió a los investigadores ubicar en horario el crimen de Héctor Cippitelli. Se cree que ella escuchó la agonía del músico, después de haber sido atacado.

La mujer, que habló con «Río Negro», vive al lado de la casa de Cippitelli. Los dormitorios de ambas viviendas están separados por apenas una pared, por eso pudo percibir los ruidos.

«Fue lo único que escuché», dijo. «Ni golpes, ni disparos, ni gritos. Lo que sí me extrañó es que el perro no ladró para nada».

El perro del pianista se llama Morocho, es negro, peludo y petiso, y ayer a la mañana estaba echado con tristeza bajo el Ford Falcon de su amo. Entre los vecinos tiene fama de cascarrabias y por cualquier motivo empieza a ladrar ruidosamente.

«Tiene que haber sido alguien conocido», especularon las vecinas ayer, mientras observaban el trabajo de los policías. «Si no, el perro habría ladrado».

Los investigadores tienen la misma hipótesis, y la refuerzan con el hecho de que la puerta de ingreso a la vivienda no estaba forzada. Junto al cuerpo de la víctima encontraron las llaves.

Cippitelli llegó a su casa de la calle Cerros Colorados entre 23.30 y la medianoche. Aunque siempre hay chicos jugando en la vereda hasta tarde, hasta ahora no apareció ningún testigo de ese momento y por eso no se sabe si estaba solo o acompañado.

Otro vecino que habló con la policía creyó ver a dos personas empujando un vehículo, ayer a la madrugada. No se sabe si podrían tener vinculación con el hecho.


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