El portero asumió su responsabilidad en el crimen

El hombre se quebró en el interrogatorio, dijo la fiscal, ante el peso de los indicios.

El asesinato de Ángeles rawson

BUENOS AIRES (DyN/ Télam).- El portero Jorge Mangeri quedó ayer instalado como el principal y único acusado por la muerte de Ángeles Rawson, que se produjo cuando en medio de la declaración que prestaba en la madrugada del sábado pasado le dijo a la fiscal: “Soy el responsable. Fui yo”, mientras diversos elementos lo implicaban en el escenario del crimen y en la desaparición del cuerpo.

Así se expresó ayer en un comunicado oficial de la Procuración General de la Nación, en donde se dieron detalles sobre cómo fue la confesión del portero, se ratificó que la menor no fue violada y se confirmó que su muerte se produjo dentro del contenedor cuando era trasladada al predio de la Ceamse. (Ver aparte)

A la espera de resultados de laboratorio que demorarán varios días, la familia de Ángeles Rawson desapareció de los medios, pero la fiscal María Paula Asaro dio por acreditado que el presunto autor está tras las rejas.

Todavía no precisó la razón del ataque ni la escena del crimen, pero fuentes del caso dijeron que el portero habría explicado que fue un “accidente” y que reaccionó contra la menor cuando en medio de una discusión ella le dijo “negro de mierda”. (Ver aparte)

Además, se informó que las lesiones que presentaba el portero y que reportó como supuestos apremios ilegales se debieron a una combinación de huellas por la defensa que pudo haber ejercido Ángeles al momento de ser agredida, y autolesiones para intentar disimular esos rastros.

Para la Fiscalía quedó claro que no hay ningún elemento de sospecha que permita poner dudas sobre la actuación de la familia de Ángeles.

La “ayuda” de Seguridad

E incluso se informó que el Ministerio de Seguridad aportó un testigo que intentó apuntar hacia el marido de la mamá de Ángeles, pero cuyo testimonio se desmoronó cuando Sergio Opatowski –padrastro de la víctima– se presentó en la Fiscalía en la noche del viernes para un careo.

Ángeles Rawson, de 16 años, desapareció hace una semana, el lunes 10 de junio, cuando volvía de la clase de educación física y –según muestran los videos de la cuadra– llegó al edificio de Ravignani al 2300, donde vivía.

La fiscalía acreditó que la joven se despidió de sus amigas en la esquina de Crámer y Arevalo y que luego fue a su domicilio, tal como lo revela la imagen de video de la cámara de seguridad de un edificio contiguo.

Sin embargo, la fiscal dio por probado que la menor entró al edificio aunque nunca llegó a su departamento de la planta baja, donde se encontraba trabajando la empleada doméstica y dormía en su cuarto uno de sus hermanos.

La mucama, Dominga Trinidad Torres, confirmó que la chica nunca llegó a la casa.

La fiscalía explicó que resultó “por demás extraña la actitud posterior asumida por Mangeri, en el sentido de no saludar a la familia de la víctima, a pesar de la trascendencia de la tragedia sufrida”. Después de “las inasistencias injustificadas” a las citaciones previas, la fiscal mandó a buscar a Mangeri para declarar como testigo y –según el comunicado– “incurrió en continuas contradicciones” luego de decir que no había ido antes porque no lo dejaron y porque había sufrido apremios ilegales de la policía.

En medio de las contradicciones, se suspendió la declaración para que el encargado no se autoincriminara mientras se convocó a los médicos para que lo revisaran: “Se corroboró la existencia de dos tipos de lesiones en su cuerpo –dijo el informe–. Las lesiones que dijo haber sufrido en apremios se corresponden en realidad con heridas que podrían haber sido realizadas por la víctima durante su defensa de un ataque. A la vez, se presentaban lesiones autoproducidas, posiblemente para enmascarar aquellas que habría sufrido inicialmente con motivo del ataque”.

A las 5.15 de la madrugada del sábado, tras la revisión médica, Mangeri solicitó hablar con la fiscal y el secretario. “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo –dijo–. Mi señora no tuvo nada que ver en el hecho” porque no estaba en el edificio. Apenas escuchó eso, la fiscal le dijo a Mangeri que guardara silencio y mandó llamar al juez y a un abogado, un defensor oficial que le recomendó al portero no declarar antes de conocer toda la prueba, tal como hizo el sábado.


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